“Cuán dichoso debo considerarme, oh Dios mío, cuando pienso que soy templo vuestro…  No es necesario que vaya muy lejos a adoraros y rendiros mi acatamiento” EMO.
Entre los diversos medios que tenemos para vivir en la Presencia de Dios, La Salle eligió seis. Uno de ellos es “Dios presente en nosotros por su gracia y por su Espíritu”. Lo propone detalladamente en la EMO. Y no se queda en pura teoría. Deja por escrito un ejercicio sobre el tema a base de Reflexiones numerosas, apoyándose siempre en citas bíblicas. Bien sabía la importancia de ser sensible a la Presencia de Dios para hacer la meditación diaria y llevar vida interior.
Seguramente que, para él, ser interior no consiste sin más en cerrar los ojos y hallarse en un recinto que llamamos sacro. Los Cerros de Úbeda quedan a dos pasos. El mero hecho de abstraerse de cuanto se ve exteriormente puede favorecer un aumento de imaginaciones y fantasías que son un estorbo para el recogimiento que uno buscaba. Si durante el día tenemos Costumbre de dejarnos llevar por la multiplicidad de cosas que llaman nuestra atención, llegado el momento en que decida vivir recogido unos minutos, seguiré con lo que estoy habituado. La loca de casa no cambia de proceder por mi acto de buena voluntad.
Mira si, las 17 ó 18 horas en que estás despierto, vives casi exclusivamente de cuanto te llega de fuera. Entonces no esperes que los cinco minutos en que te propones vivir en la presencia de Dios lo obtengas enseguida. Nuestra naturaleza no hace saltos. Y La Salle sin duda que lo sabía en la práctica consigo mismo y con los suyos. Por eso se tomó el trabajo de escribir su propia Experiencia. Es tan sencillo lo que allí pone que al leerlo te puede venir la idea de decir: “esto ya lo sé, no hay mucha novedad”. Tienes razón. Pero qué buscabas. Lo que necesitas es practicar lo que ya sabes, no nuevas o grandes explicaciones para algo que es sumamente sencillo. De algún modo nos suele pasar lo mismo cuando leemos el Evangelio. Solo al ponerlo en práctica es cuando lo apreciamos y podemos comprenderlo mejor. Yo diría que, desde fuera, no es fácil entender el valor de lo que es la interioridad. Incluso habría que llegar a unificar exterior e interior, después de vivirlos por separado. En cuanto a lo exterior ya lo solemos vivir de ordinario. Falta ejercitarnos en lo interior, de un modo “ex profeso”, al menos en algunos momentos.  ato