Espiritualidad Lasaliana:
– Introducción-Justificación
– 6 principios que iluminan la Espiritualidad Lasaliana
– 8 Prácticas para recargar la Espiritualidad Lasaliana.
– Talleres:
1.- Practica la conexión
2.- Meditación
3.- Escucha de la palabra de Dios
4.- El proyecto personal
5.- Estar en formación
6.- Acompañamiento espiritual
7.- Tiempo de retiro:
8.- Celebración en comunidad
Introducción-Justificación
El texto que sigue está tomado del capítulo segundo “¿Cuál es el sentido de nuestra vida? Espiritualidad Lasaliana” de la publicación: “Hablemos de la familia lasaliana”, Páginas 12 a 17. CIAMEL, Roma 2020. De manera muy resumida se explica y encuadra qué queremos decir con Espiritualidad Lasaliana:
“Todos los seres humanos buscan encontrar un significado a la vida. Este “sentido de lo profundo” no está vinculado únicamente a lo religioso o a lo divino, sino también a los valores que cada persona considera importantes y sobre los que fundamenta su estilo de vida y sus elecciones fundamentales.
Todos los que comparten la misión lasaliana, de varias tradiciones de fe y opciones de vida, se sienten llamados a profundizar y compartir el sentido de su existencia: ¿Qué es lo que sostiene a una persona desde lo más íntimo? ¿Qué le permite superar las dificultades de la vida? ¿Qué le inspira a ir más allá de sus actos?
La humanidad compartida lleva a todos a nutrir no sólo el ser encarnado y mortal hasta su máximo potencial humano, sino también su dimensión trascendente e inmortal, o lo que llamamos espíritu interior. Todos se sienten llamados a conocer mejor aquellas corrientes espirituales que los hacen aún más humanos, ya sea dentro de sus tradiciones religiosas o en otras tradiciones.
Los lasalianos reconocen que la fuente del espíritu mora en lo más hondo de todos los miembros de la Familia Lasaliana y reconocen que es esa espiritualidad la que alimenta el sentido de la misión educativa y vocacional.
Los lasalianos descubren pruebas continuas de que vivir la misión educativa de manera significativa abre caminos a la espiritualidad y a la conciencia de la presencia de Dios que encontramos en muchas tradiciones de fe. Según un autor lasaliano, esto es “conferirle a nuestra vida un realismo místico”. Pertenecer a la Familia Lasaliana significa experimentar lo Absoluto en el día a día, en el encuentro con los demás, en nuestras tareas ordinarias, especialmente cuando descubrimos tanto las necesidades y talentos de los niños y jóvenes, como los nuestros propios.
El lasaliano implicado en su trabajo, proyecto o misión, está llamado a alimentar su interior y a enriquecer su espíritu, está llamado a la Trascendencia y a la santidad, en pro de la tradición de fe y celo por la misión educativa a favor de los niños y jóvenes a la que dieron comienzo el Fundador y los primeros Hermanos. Los lasalianos están llamados a alimentar y compartir esta visión de interioridad-espiritualidad, a percibir el misterio de la presencia Divina en la misión educativa. Los centros educativos se convierten así en lugares de encuentro con lo Trascendente, con lo que muchas tradiciones de fe llaman presencia de Dios.
Para los cristianos, el significado de la vida radica en seguir las enseñanzas de Jesucristo. El significado profundo se halla en el Evangelio. La espiritualidad lasaliana surgió del encuentro de Juan Bautista de la Salle con el Evangelio de Jesucristo. Es una espiritualidad de mediación. Cada persona implicada en la vida de la escuela o del centro está llamada a ser «un instrumento en la Obra de Dios», un «ángel guardián», un «buen pastor» y «ministro y embajador» de la salvación de Dios. Cada uno está llamado a mediar el amor de Dios en el mundo, lo que lleva a los cristianos a buscar respuestas concretas y eficaces a las necesidades de los pobres, especialmente en lo que se refiere a sus necesidades educativas. Es a través de la oración que Dios puede enriquecer la comunidad con los dones necesarios para la misión.
Es la implicación con la misión lasaliana, sobre todo a través del acompañamiento educativo de los jóvenes pobres, lo que motiva a las personas de otras tradiciones de fe, revela lo mejor de ellas y las ayuda a comprender lo que significa ser verdaderamente humano, incluyendo la dimensión espiritual trascendente.
Los cristianos se sienten llamados a mirar la realidad con los ojos de la fe: es decir, a descubrir «la presencia de Dios» en todos y en todo lo que los rodea; ver con la mirada compasiva de Dios, creer en el potencial de cada uno para crecer a imagen y semejanza de Dios. Ver con los ojos de la fe es dejarse guiar por el Espíritu – leyendo los signos de los tiempos – cuidando de la Creación de manera responsable, escuchando el mensaje del Evangelio.
Para otros, la espiritualidad es observar el contexto histórico y ecológico en continua mutación, es un llamado a contribuir al desarrollo humano y, al mismo tiempo, a la autorrealización y a la autotrascendencia. Este llamado puede incluso ser percibido como una invitación a responder a la Trascendencia misma. La acción concreta y transformadora para los jóvenes, sobre todo para los más pobres, en el campo de la educación, está relacionada con el espíritu de fe que hunde sus raíces en el discipulado cristiano y en la tradición lasaliana, siendo igual de sagrada para otras confesiones.
Desde los orígenes del Instituto, este espíritu de fe está unido al espíritu de celo, es decir, al compromiso y a la entrega personal. El Fundador insistió en «no hacer distinción entre los asuntos propios de su estado y el negocio de la salvación y perfección propias«. Como el Papa Francisco recuerda a la Iglesia: «Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón». Una espiritualidad cristiana encarnada e integradora lleva siempre al compromiso con los niños y jóvenes más necesitados.
La espiritualidad lasaliana está orientada hacia la comunidad. Se vive en el espíritu de fe y celo al mismo tiempo, en comunión para la misión o, mejor dicho, en «asociación» para la misión educativa de los pobres. No se puede vivir y comprender la espiritualidad lasaliana hoy sin referencia a «juntos y por asociación».
La espiritualidad lasaliana se vive hoy en diversas vocaciones: vida religiosa o colaborador seglar. Los colaboradores lasalianos descubren una espiritualidad con originales rasgos laicos, inspirándose en tradiciones cristianas y en otras tradiciones de fe, y no la conciben como una simple adaptación de la concepción tradicional de la vida religiosa. Hay un mutuo intercambio y enriquecimiento de la espiritualidad de cada quien en la comunidad lasaliana, especialmente en lo que se refiere a interioridad y trascendencia.
Estos principios de espiritualidad lasaliana nacen del contexto actual. Es también importante compartir algunas prácticas comunes que alimenten este patrimonio espiritual.
Puesto que la Familia lasaliana ha crecido hasta comprender miembros de diferentes tradiciones de fe, las prácticas espirituales, aunque siguen siendo fieles a su origen, pueden también ser adaptadas de manera creativa para que sean fructíferas y enriquecedoras para todos.
a. Recordar la presencia de Dios… lo transcendente: Al empezar el día o una actividad, al salir de casa, al llegar a la escuela, los lasalianos pueden ejercer la práctica de recordar que están y viven en presencia de Dios o de la Transcendencia. Para el Fundador era muy importante recogerse por un momento, focalizar la atención, reconocer que en todo está la presencia de Dios, y que esa presencia se hace más clara ante los pobres.
b. Meditación personal: practicar regularmente el silencio, la quietud. La misión hace que los momentos de meditación sean algo absolutamente esencial. Cada uno puede elegir la duración o forma más adecuada. Es una práctica que los lasalianos de diferentes tradiciones pueden compartir entre sí. El Fundador redactó un método de oración interior y meditación16 hace más de 300 años. Los lasalianos de hoy adoptan la inspiración del Fundador, y la meditación y la oración siguen siendo una actividad diaria importante para alimentar la espiritualidad.
c. Lectura de textos sagrados: los textos inspirados y las reflexiones de las diferentes tradiciones de fe nutren a los fieles de manera inestimable. Los cristianos recurren a la palabra de Dios en sus meditaciones y la llevan en sus corazones a lo largo del día. El Fundador quería que todos los Hermanos llevaran en sus bolsillos un pequeño ejemplar del Nuevo Testamento. Los lasalianos cristianos ponen el mensaje de Jesús de Nazaret en el centro de sus vidas: «Viva Jesús en nuestros corazones. ¡Por siempre!» es un recordatorio de que hay que seguir a Cristo.
d. Compartir la fe en comunidad: cantando himnos y recitando plegarias, creando nuevas oraciones, compartiendo dudas y esperanzas, orando por los estudiantes y por las comunidades religiosas más amplias, como la Iglesia, se crea un sentimiento de fraternidad. El Fundador estableció para los primeros Hermanos el ejercicio de la oración en comunidad. Hoy, los lasalianos comparten una vida de fe, estableciendo momentos y tiempos en la comunidad para alimentar el significado de la vida.
e. Proyecto Personal: los lasalianos sienten la necesidad de cuidar de su propio itinerario espiritual, de tener una actitud responsable hacia la vida y mantener una opción activa para con los pobres. Cada uno está invitado a construir el sentido de su vida, a tomar conciencia de sus propios errores, a cultivar sus talentos, a abrirse a la novedad del Espíritu y a no dejarse llevar por la pereza y la rutina. El Fundador escribió su propio proyecto personal en las «Reglas que me he impuesto».
f. Acompañamiento personal: los lasalianos buscan interactuar con personas susceptibles de ampliar sus perspectivas, piden ayuda en situaciones difíciles, tienen a alguien a quien confiar sus dudas, se abren al consejo de los demás ante decisiones importantes y cuestionan sus propias actitudes. El Fundador tuvo diferentes acompañantes en su vida: el Padre Nicolás Barré, el Padre Nicolás Roland, la Hermana Luisa, así como los mismos Hermanos. Él mismo acompañaba a los Hermanos. Los lasalianos están invitados a cuidar de su salud espiritual a través de la práctica del acompañamiento. Además, los jóvenes y los adultos acudirán a ellos para recibir una palabra que dé significado a sus vidas, consejos y acompañamiento, y nadie puede dar lo que no ha experimentado, lo que no ha vivido o practicado.
g. Formación: Es necesario un mínimo de formación acerca de: las Sagradas Escrituras (como la Biblia), en los diversos campos de la teología, filosofía y antropología; y sensibilización sobre los desafíos actuales de la humanidad en una cultura del diálogo. El espíritu también se alimenta de ciencia y de historia; no se puede ser un creyente ingenuo. La continua actualización personal y profesional es fundamental. El Fundador estableció tiempos de formación y de retiro, vio la necesidad de reunir a los Hermanos para ofrecerles puntos de reflexión, para permitirles que trabajaran juntos redactando documentos que les ayudaran en sus tareas. Los lasalianos enriquecen sus conocimientos y práctica con sesiones formativas, lecturas espirituales, cursos de especialización, etc.
h. Tiempos de retiro: reservar momentos especiales para retiros, momentos de soledad y de intensificación de la espiritualidad. El Fundador adquirió la casa de Vaugirard para reunir a los Hermanos y ofrecerles momentos de retiro y formación. Se dio cuenta de que el exceso de trabajo puede llevar al agotamiento de la vocación. Los lasalianos se sirven de estos momentos espirituales especiales para descansar y reenfocar sus vidas.
Los lasalianos necesitan una espiritualidad del siglo XXI – en armonía con sus principios, pero también creativa; una espiritualidad madurada y cimentada en contextos diversos, pero también practicada. La espiritualidad alimenta el compromiso con la misión lasaliana y el sentido lasaliano del «juntos y por asociación».
¿Cuál es el significado de tu vida?
¿Cómo cuidas de tu espiritualidad?
¿Cómo apoya tu Distrito a los lasalianos en
su espiritualidad?
¿Cuáles son las necesidades en materia de
espiritualidad en tu realidad?
¿Cómo se apoya a los lasalianos de todas las
tradiciones de fe en sus caminos espirituales?
6 principios para iluminar la experiencia espiritual de los lasalianos
Los principios descritos en el anterior texto son como linternas o lámparas que iluminan la experiencia espiritual de los lasalianos. De alguna manera indican el camino para el Misterio, para la experiencia religiosa, para el encuentro con Dios.

Consigue 6 linternas o lámparas, tenlas recargadas y a punto par encender una a una según vayas explicando los 6 siguientes principios de la Espiritualidad Lasaliana.

- Realismo místico: Los lasalianos hacemos la experiencia religiosa en nuestra aula, grupo, equipo educativo. El lugar transcendente es nuestra obra educativa. A Dios lo encontramos en nuestra misión, en el aula, en la preparación de las clases, en nuestro acompañamiento educativo, en la gestión de nuestro centro. Más que en el templo-iglesia, Dios se nos aparece en la realidad, en el día a día de nuestra misión. Si en el quehacer cotidiano no lo encontramos, tampoco lo encontraremos en la capilla. El Fundador dejó escrito: “No hagáis diferencia entre los deberes propios de vuestra profesión y el negocio de vuestra salvación” (CT 16,1)
- Opción por los pobres: Especialmente cuando en nuestra misión nos acercamos, nos encontramos o somo impactados por los niños, jóvenes y adultos necesitados, vulnerables, problemáticos… lo transcendente se vuelve más diáfano, más transparente o más iluminado. Esto está bien presente en Jesús de Nazaret, y en nuestro Fundador, los hijos de los artesanos y pobres son la “zarza ardiente” (Ex 3, 1-14) donde uno se siente pisando tierra sagrada, llamado, vocacionado, iluminado.
- Espíritu de fe: “Mirar con los ojos de la fe” nos enseña el Fundador. Mirar con las gafas del Evangelio, como mira Dios. Analizar la realidad y tomar la actitud de Jesús, los valores de Jesús. Descubrir la presencia de Dios, del Espíritu, en todo lo que acontece. Esa manera de mirar nos cambia, abre otros caminos, pone luz donde a veces pensamos que sólo hay oscuridad.
- Espíritu de celo: Mirar con los ojos de la fe nos lleva a actuar, comprometernos, poner toda la carne en el asador, implicarnos, llenarnos de celo. Fe y celo van íntimamente unidos, son las dos caras de la misma moneda, del mismo espíritu. La espiritualidad nos ayuda a afrontar las dificultades, ser cuidadosos en nuestro trabajo, conseguir “que la escuela funcione bien”. Responsabilizarnos en nuestra misión, no abandonarnos, ni volvernos perezosos, esquivos, del trabajo que asumimos.
- Espiritualidad de mediación: Desarrollar nuestra espiritualidad es hacernos conscientes que para los niños, jóvenes y compañeros somos mediadores del amor de Dios. El Fundador quiso que os consideráramos “buenos pastores”, ángeles custodios”, “embajadores” de la Buena Noticia. Cada lasaliano es un puente, un nexo entre el Absoluto y cada persona, es un cauce por donde la esperanza, el bien, la justicia, llega a los demás. Cada lasaliano que se siente conectado con lo espiritual e iluminado, conecta e ilumina a su vez a los demás.
- Espiritualidad de comunidad: La espiritualidad lasaliana no es de devociones individuales, implica un discernir y compartir en comunidad. Las escuelas de Fundador funcionaron y perduraron porque había una comunidad que la sustentaba. No solamente un equipo de trabajo, sino un grupo de personas que compartían preocupaciones, esperanzas, fe, vida… En aquella época con aquel formato de comunidad, hoy con nuevas formas de construir comunidad. Crear espacios y tiempos de comunidad ilumina nuestra existencia y nos permite crecer de manera integral.
8 prácticas para alimentar la experiencia religiosa
Si los principios son las luminarias, nos descubren el camino de la experiencia espiritual, las prácticas son el combustible o la batería que alimenta dichas luminarias. Para poder realmente vivir la experiencia espiritual la persona necesita servirse de diferentes prácticas. No se trata solamente de saber sobre espiritualidad, sino de realmente practicar aquellas acciones que a lo largo de la tradición cristiana y, especialmente, lasaliana han sido herramientas que han dado forma a nuestra espiritualidad.
Cargar cualquier dispositivo requiere tiempo. Del mismo modo, siguiendo la comparación, todas estas prácticas espirituales requieren tiempo y repetición para convertirse en un hábito. ¿Por qué?
Porque hacer la experiencia espiritual es en primer lugar un ejercicio de tomar conciencia. Algo ocurre en la interioridad de uno mismo. En algunas tradiciones se describe como un despertar, como iluminación. Algo que estaba oculto, velado o dormido en uno mismo empieza a agitarse, a moverse.
Porque, en segundo lugar, la experiencia espiritual sólo puede hacerse desde la humildad. El yo, el ego, no es el protagonista. Eso que ocurre dentro de mí no es fruto de mi esfuerzo, no es mi mérito, ni es fruto de mis capacidades. Ocurre como un regalo, mejor dicho, se descubre como un regalo.
Porque, en tercer lugar la experiencia espiritual implica dejarse guiar. Uno renuncia a vivir desde uno mismo, con los propios criterios y empieza a abrirse al Espíritu que lo habita. De la autosuficiencia: guío mi vida desde mi propia perspectiva, valores y libertad… a, poco a poco, mirar más allá, sentirse habitado y llamado a, sin perder la libertad, volar más alto.
Para todo ello es esencial el pararse, el silencio, la apertura.
Para descubrir la mística en la educación se necesita tiempo y silencio.
Para estar con los necesitados y pobres hace falta silencio.
Para mirar desde la fe hace falta silencio.
Para comprometerse (celo) con la realidad hace falta silencio.
Para descubrir la presencia divina en las relaciones hace falta silencio.
Para sentir al espíritu en la comunidad hace falta silencio.
Entendemos el silencio como el ejercicio repetido de tomar conciencia, ser humildes y dejarse guiar.
A modo de taller o de iniciación a cada una de las prácticas lasalianas de espiritualidad

Hemos colocado las prácticas de Espiritualidad Lasaliana con un orden predeterminado. Aconsejamos realizar los talleres con el orden consecutivo que ofrezcemos en este documento. Porque facilita su comprensión, porque el desarrollo de alguno de ellos lleva naturalmente a entender otro.
1.- Practica la conexión: “Acordémonos de que estamos en la Santa Presencia de Dios”.
Es una práctica sencilla, fácil de iniciarse, pero más difícil de convertirse en un hábito.
Se trata de tomar conciencia por unos instantes de que siempre estamos conectados con la dimensión espiritual de nuestras vidas. El Fundador dejó la frase: “Acordémonos de que estamos en la santa presencia de Dios” y se contestaba: “Adorémosle”. Esta frase se repetía al inicio de la clases, en los cambios de actividad, al iniciar un encuentro…
Se trata de alimentar el espíritu de fe, para mirar lo que nos toca vivir con los ojos de la fe. Conecta con el principio del realismo místico, todo de convierte en lugar teológico. Descubro así que, como hijo de Dios, soy encarnación de Dios, instrumento de su amor.
Para practicarlo basta con respirar hondo y/o cerrar un momento los ojos, y hacer un acto de consciencia.
Muchas veces vivimos con el piloto automático, haciendo múltiples cosas, tomando decisiones, reaccionando ante los demás… y lo hacemos desde nuestros esquemas, con nuestros criterios, con los aciertos y manías que cada uno de nosotros tenemos, y que muchas veces están bien lejos del Evangelio. Al hacer conexión, al habituarnos a hacer conexión, facilitamos que el Espíritu habite nuestro corazón y nuestra mente, y que vivamos de manera más espiritual.
Esta práctica solamente dura unos instantes, unos segundos. Digamos que es un manera de recargar espiritualidad de manera instantànea, con resultados inmediatos.
Os invitamos a hacer un listado de 10 momentos del día donde a cada uno le resultaría interesante practicar este ejercicio de hacer conexión. Una vez realizado el listado podemos compartir por qué hemos elegido esos momentos. Antes de cada intervención practicaremos el respirar hondo y cerrar por unos instantes los ojos para recordar la presencia de Dios: “Acordémonos de que estamos en la santa presencia de Dios”.
2.- Meditación:
Si en la anterior práctica decíamos que dura unos instantes, unos segundos, esta práctica se alarga hasta los 20 o 25 minutos.
Busca practicar meditación -y también el taller- en un lugar adecuado, que no tenga interrupciones (gente entrando, exceso de ruidos…). Hara falta una silla con el respaldo lo más recto posible, o que no tenga respaldo. No son buenos los sillones, hamacas.
Aquí es muy importante ejercitar la correcta respiración y la postura (espalda vertical), pues se trata de mantenerse en quietud, en silencio, durante ese tiempo. Esta práctica es difícil en los inicios, pero más fácil de mantener como hábito.
1. Meditar es muy simple.
2. Tan solo es permanecer sentado, sin moverse, con los ojos cerrados y respirando profundamente (respiración abdominal).
3. Se trata de descentrarse, de abandonar pensamientos, planes, ideas, sentimientos y permanecer atentos a la presencia de Dios. Dejar de estar fascinados por uno mismo y peregrinar al misterio de Dios.

4. Para ello se aconseja repetir un mantra, p.e. Maranatha, en cada inspiración-espiración, desde el inicio hasta el final.
5. Es un camino de humildad, renuncias al poder y la fuerza, dejas de pensar en ti mismo… Es un camino de autotranscendencia a través del silencio.
6. Meditar implica abandonar ideas preconcebidas de quién y cómo es Dios. Abandona también creencias sobre ritos, credos, observancias…
7. Repite desde el inicio al fin el mantra… Si la mente empieza a divagar, vuelve a repetir sencillamente el mantra, sin prisas, sin expectativas. No estés preocupado por si avanzas o no, por si tienes o no buenas vibraciones, simplemente, permanece atento, respira, sé constante. Abandona tu impulso de controlar, poseer, tener éxito.
8. En esta simplicidad se trata de estar en y con Dios. Es hacer un hueco en tu vida para que Jesús viva en tu corazón. Si bajas al centro de tu vida bajas a Dios, al Reino de Dios que ya está dentro de ti (Lc 17, 21).
9. Practica meditación una o dos veces al día, entre 15 y 25 minutos. Mejor al iniciar el día; mejor si por la tarde te vuelves a sentar a meditar.
10. La meditación es al espiritu lo que la respiración es al cuerpo.
Meditar es muy simple… lo difícil es querer meditar. Te hará falta tiempo, paciencia y amor.
Te invitamos a hacer un rato de meditación. No es necesario empezar con 20 mintuos, se puede empezar con 10 mintuos e ir aumentando prograsivamente el tiempo. Tomamos una silla adecuada, nos sentamos con la postura adecuada, practicamos la respiración abdominal y comenzamos el tiempo de silencio.
Es una práctica donde recargamos espiritualidad de manera consistente, aunque lo normal es que no veamos resultados hasta que no haya pasado mucho tiempo.
3.- Escucha de la Palabra de Dios:
Una manera de alimentar la espiritualidad cristiana y lasaliana es empaparse, reflexionar, meditar la Palabra de Dios. Bien es cierto que hay palabras de sabiduría también en otras tradiciones religiosas, espirituales y humanistas, y pueden ser también escuchadas con el corazón.
El Fundador quiso que todos los Hermanos llevaran un Nuevo Testamento en su bolsillo, para que no pasese un día sin leer y hacer consciencia de las “máximas del Evangelio”. Para muchos, hoy resulta mucho más práctico leer los textos en el teléfono móvil o en internet.
La práctica consiste entonces en tomar el hábito de leer, hacer conexión, meditar y orar con la Palabra de Dios de manera asidua, cada día. Es una manera de interiorizar el Evangelio y los textos bíblicos. Es una manera de alimentar la mirada de fe, el celo, el compromiso con los pobres y, si compartirmos esta práctica y lo que la Palabra despierta en nosotros, también alimentamos la dimensión comunitaria de nuestra espiritualidad. Es otra manera de hacer silencio y escuchar el susurro de Dios en la propia vida.
En el taller vamos a proponer una dinámica concreta para leer y compartir lo que la Palabra nos dice. Aquí encontrarás un fichero adjunto donde hay una selección de citas o textos bíblicos. Se trata que imprimas el archivo, recortes cada texto en una tira, lo enrolles y lo sujetes con una goma o similar. Colocas todos los rollitos en un cesto y lo dejas preparado en el centro de la sala donde vayas a desarrollar el taller. Puedes, además, preparar el lugar con una Biblia abierta, una vela encendida, una tela debajo de la Biblia…
1.- Haz una pequeña introducción a los participantes con algunas ideas expuestas más arriba.
2.- Pides que cada uno tome un rollito al azar.
3.- Antes de abrirlo que se haga consciente de la transcendencia de este momento. Invitas a hacer un momento de silencio, siempre hacer silencio.
4.- Les pides que abran el rollito y lean personalmente en silencio el texto.
5.- Luego que dediquen un tiempo a imaginar la escena, el contexto, el momento en que son pronunciadas esas palabras.
6.- A continuación seguirá un momento donde cada participante reflexiona lo que la Palabra le dice a él en este momento de su vida. Qué despierta en su propia interioridad. Qué aspecto de su propia vida está tocando la Palabra recibida.
7.- Otra vez un momento de silencio.
8.- Ahora invitas a quien lo desee a compartir lo que sienta, el eco en su vida de la palabra. No se trata aquí de hacer teología o investigación exegética, es cierto que saber sobre la Biblia ayuda a la interpretación, pero no es este un momento de formación espiritual sino de compartir la experiencia personal. Se puede utilizar alguna antífona para cantar después de cada intervención.


U otra similar.
9.- Cuando ya hayan participado todos, o sea la hora de terminar, haz una reflexión sobre cómo la Palabra de Dios toca nuestras vidas, cómo compartir con otros alimenta también la propia experiencia, cómo el compartir espiritual favorece la “carga y recarga” de la propia espiritualidad. Resalta aquí el principio de “Espíritu de Comunidad”.
10.- Se puede terminar con algún otro canto, o con el rezo de un Padrenuestro o, simplemente con el “Viva Jesús en nuestros corazones”.
4.- El Proyecto Personal:
Entre los escritos del Fundador aparece un breve texto con 20 “Reglas que me he impuesto”. Es curisoso que San Juan Bautista De La Salle haya escrito tantas reflexiones y meditaciones para ayudar a aquellos primeros maestros y, a la vez, haya sido tan pragmático y directo a la hora de hacer operativa la espiritualidad. De eso se trata, de bajar a lo práctico para que todo esto de la espiritualidad no se quede en palabrería y reflexiones pero que no cambian en nada la vida o las propias rutinas.
Otra vez se trata de hacer silencio, parar, tener un momento de quietud para dejarse tocar por el Espíritu en aquello de nuestra vida que nos aprieta, nos limita, o aquello que no acabamos de desplegar.
Hay un refrán en castellano que dice: “A Dios rezando pero con el mazo dando”. En esta práctica invitamos a las personas a tomar consciencia de la propia vida y ser capaces de programar, planificar, proyectar metas u horizontes. Es un ejercicio de autonomía. Auto (uno mismo), nomos (norma), ponerse uno mismo normas, poner manos a la obra y ver qué compromisos me pide la vida, los otros, Dios. Es una manera de personalizar y aterrizar lo que el Espíritu susurra dentro de nosotros mismos. La práctica nos lleva a tener activo un Proyecto o Programa personal.
Lo contrario de la autonomía es la heteronomía, son otros los que ponen las normas, las reglas… puede ser la influencia familiar, la publicidad, la sociedad, las costumbres, la presion social la que estén guiando de manera tácita tu vida.
Para el taller:
1.- Iniciamos con unas palabras sacadas de los párrafos anteriores, animando a tomar la riendas de la propia vida, salir del piloto automático que a veces está guiándonos.
2.- Deja un momento largo de silencio.
3.- Reparte uno de los guiones que a continuación te presentamos. Según los participantes en el taller puedes elegir uno de ellos o adaptarlos.
Plantilla 1
Dedica unos minutos, en presencia de Dios, a estas preguntas. Y deja que el Espíritu mueva tu corazón.
1.- ¿Te satisface cómo estás gestionando tu tiempo?
2.- ¿Hay algo en tu vida que te crea desazón, inquietud? ¿Puedes ponerle nombre?
3.- ¿Encuentras tiempo para dedicar a Dios? ¿Oración personal, lectura espiritual…?
4.- ¿Actualmente, qué te está pidiendo Dios en el ámbito de la misión?
5.- ¿Cómo podrías amar más a tus hermanos/as, a tu familia?
6.- ¿Sientes alguna llamada desde las periferias o desde los descartados?
7.- ¿En qué necesitas poner más creatividad?
8.- ¿Compartes tus luces y sombras con alguien para ayudarte a crecer?
Plantilla 2
Es un archivo word (137 KB) con más items para completar. Requerirá más tiempo para pensarlo y completarlo. Si lo repartes puedes invitar a completar en el taller solamente la primera fila de la tabla y dejar el resto para trabajo personal.
4.- Tiempo personal para escribir. Es bueno poner alguna música suave para facilitar la interiorización. Por ejemplo: https://espiritualidad.lasalle.es/musica-para-el-silencio/
5.- Tiempo para compartir: Puedes invitar aquí a compartir brevemente cómo se ha sentido uno al realizar el taller. O si alguien quiere compartir alguna de las ideas o respuestas que le han surgido. Conectamos con la dimensión comunitaria de la espiritualidad… la autonomía de los otros puede reforzar y animar mi autonomía. Algunas ideas del Proyeto Personal de un hermano/a puede cargar, recargar, mi propio proyeto y ayudarme a crecer espiritualmente.
Esta práctica espiritual nos conduce fácilmente a la práctica del “Acompañamiento”, sea a nivel humano, de misión o también espiritual. Es decir, contamos nuestro Proyeto Personal a una persona experimentada en el acompañamiento para que pueda darnos retroalimentación y ayudarnos a enfocar mejor nuestra autonomía. Pero esto ya llevaría a otra práctica espiritual que por tiempo no podemos desarrollar.
6.- Cierras el taller con alguna reflexión, oración o simplemente con el “Viva Jesús en nuestros corazones”.
5.- Estar en Formación:
Sobre espiritualidad se ha escrito mucho a lo largo de la historia del cristianismo. Diversos autores, escuelas, grupos y comunidades religiosas han puesto por escrito sus experiencias, sus procesos. Si bien saber cosas sobre espiritualidad no es el fin último de la espiritualidad, tener un conocimiento informado, contrastado, de los caminos que en nuestra tradición cristiana, pero también en otras tradiciones religiosas y no religiosas, han recorrido muchas personas nos puede ayudar enormemente a orientarnos y no perdernos en senderos que no llevan a ninguna parte.
Hoy en día los autores más recientes hablan de una espiritualidad natural, presente ya en el niño desde edades muy tempranas. El programa Godly Play hace patente esta realidad. Pero de todos modos, como personas que estamos en la escuela, tenemos la obligación de indagar, explorar, conocer las diversas escuelas. Eso significa leer, participar en algún curso, aprender alguna práctica nueva, explorar otras sensibilidades, contrastar los caminos heredados.
El Fundador escribió cientos de páginas para preparar a aquellos primeros maestros en un Método de Oración Mental, abrirles a la reflexión con las Meditaciones, escritos sobre la piedad… Incluso la Guía de la Escuelas contiene orientaciones para desarrollar la espiritualidad en la escuela.
Quizás en el itinerario personal de formación uno no tenga costumbre de incluir la espiritualidad como un contenido específico de formación. Pero podemos asegurar que hoy en día se escribe mucho sobre el tema. Como lasalianos encarnados en nuestro mundo no podemos ser ajenos a lo que se cuece.
Para el taller te vamos a invitar a visitar y navegar por una página web sobre Espiritualidad Lasaliana. Si el taller es en grupo conviene ir a un lugar donde tengamos acceso con pantallas de ordenador, si no es posible, también se puede hacer el taller con el teléfono móvil.
Necesitarás también un papel, o tener abierto un archivo de texto con tu ordenador o teléfono.
1.- Entra en http://espiritualidad.lasalle.es/
2.- Observa las imágenes que van pasando, cambiando, en la cabecera de la página. ¿Qué te sugieren? ¿Con qué imagen y titular te quedas de todos ellos? Ten paciencia en verlos, están en bucle. No cliques aún en ninguno de ellos. Solamente déjate tocar por los títulos e imágenes. Toma nota del que has elegido. (Si el taller es en grupo, se puede hacer aquí una primer compartir, o dejar para luego).
3.- En la parte inferior de las imágenes que cambian hay diversos módulos o categorías. No entres aún en ninguna de ellas. Desciende por la página web para ver qué categorías hay. ¿Cuál te llama la atención? ¿Cuál te gustaría explorar?
4.- Clica en el cuadro que tiene el título que te interesa. De esta manera entras a ver todas las entradas que están en esa categoría. Una vez dentro desciende por la página. Ve fijándote en el título de cada entrada. Al llegar a la parte inferior aún puedes desplegar más entradas. Elije una de las entradas para leerla con detenimiento.
5.- Toma nota de algo que hayas aprendido, que alguna frase o idea que te haya hecho pensar. Anótala. Vas a compartirlo más adelante.
6.- Si tuvieras que elegir un libro para tu formación espiritual, ¿cuál elegirías? En la página de inicio de espiritualidad.lasalle.es ve con el ratón a teclear en la lupa que está en la esquina superior derecha. Teclea la palabra “libro”. Aquí tendrás la lista de todos los libros que hay presentados en la página. Cada libro tiene su pequeño comentario, el índice y algunas citas que han resultados interesantes para el que ha hecho la recensión. Según tu sensibilidad, según tus necesidades… ¿por qué no elegir uno de estos libros y leerlos? ¿Cuál de ellos? ¿Te animas a leerlo?
6.- Acompañamiento Espiritual
En la práctica del Proyecto Personal hemos aludido a que una vez pensado y confeccionado alguna de las propuestas de dicho proyecto, ayudaría mucho en el crecimiento espiritual poderlo compartir con alguna persona experta en acompañamiento.
Alguien puede pensar que esto del acompañamiento es algo para la élite religiosa o que es algo raro. Si usted es educador seguro que algún alumno se le ha acercado a perdir consejo. Ciertamente esta relación de ayuda que usted establece con un alumno, o un compañero de trabajo, podría calificarse de acompañamiento esporádico o informal. Pero es cierto que las personas necesitamos ser escuchadas, necesitamos ser aconsejadas.
Por supuesto, aquí hablamos de acompañamiento formal, aunque vamos a introducirlo con un taller de acompañamiento no-formal. Hacemos primero la práctica y luego nos meteremos con el acompañamiento formal y espiritual.
Una de las virtudes que el acompañante necesita es la capacidad de escucha. Precisamente porque la persona que busca ayuda ha de ser entendida en su contexto, en sus características. Cada uno de los participantes en el grupo va a escuchar a otra persona. Después, se intercambian los papeles y el que antes escuchaba ahora será el que comunique.
Opción 01: TALENTOS Y SOMBRAS
1.- Repartimos a cada persona del grupo 10 etiquetas alargadas. 15mm x 100mm por ejmplo. Que sean autoadhesivas. Y dos rotuladores, uno de cada color.
2.- Indicamos que en 5 de ellas han de escribir un talento o cualidad que uno tenga. Basta con escribir una palabra. Utilizar un color de rotulador.
3.- En las otras 5 etiquetas invitamos a escribir una sombra o un defecto, manía, limitación que uno tenga. Utilizar el otro color de rotulador.
4.- Cada uno adhiere las 5 etiquetas de talentos en los dedos de una de sus manos (derecha o izquierda, no importa). Y adhiere las 5 etiquetas de sus sombras en la otra mano. Es un buen momento para que sel les haga una foto.
5.- Hacemos parejas entre los participantes. Les damos 5 minutos para que un miembro de la pareja explique sus talentos a la otra persona. La persona que escucha puede preguntar o pedir aclaraciones, pero no debe hacer juicios ni dar consejos.
6.- En los siguientes 5 minutos se invierten los papeles. El que escuchaba es ahora el que se expresa.
7. Se repite el proceso con las 5 sombras o defectos. Uno escucha, puede preguntar, pero no emitir juicios o dar consejos. Luego se intercambian los papeles.
8.- Todas las parejas vuelven al gran grupo. Les pedimos que reflexionen cómo se han sentido a la hora de expresar sus talentos y sombras. Si se han sentido escuchadas (por ejemplo en una escala de 0 a 10).
9.- Les pedimos ahora cómo se han sentido al escuchar a su pareja. Si les ha resultado fácil o no permanecer a la escucha, no dar consejos, no hacer juicios. Les preguntamos si ahora creen que conocen mejor a la otra persona. Les preguntamos porqué en las instrucciones hemos dicho de no hacer juicios, ni dar consejos.
10.- Terminamos aquí la parte prática del taller. Pero continuamos explicando que el acompañamiento espiritual es más que lo que acabamos de practicar, pero incluye lo que hemos vivido.
Opción 02: Compartir el PROYECTO PERSONAL.
1.- Dividimos a los participantes en parejas. Cada miembro dedica un máximo de 10 minutos a compartir las preguntas de la plantilla 1 o los items de la plantilla 2. Procedemos como en la opción 01, no se deben emitir juicios ni dar consejos, lo más importante es expresarse, sentirse escuchado y escuchar.
2.- Retomamos en este opción los pasos 8 a 10 de la opción 01.
————— Para cerrar este taller.
El acompañamiento, por supuesto, es más que escuchar, pero para poder acompañar hace falta experiencia y una formación adecuada. El Fundador buscó y recibió acompañamiento espiritual (dirección espiritual se decía entonces). El Fundador acompañó a otras personas, Hermanos, religiosas y laicos durante su vida. Para acompañar, es necesario haber recibido acompañamiento. En el Distrito varias personas se han preparado para acompañar. En la Guía del Distrito titulada: “Acogida, seguimiento y acompañamiento” puedes descubrir más sobre esta práctica religiosa (Ver https://espiritualidad.lasalle.es/acogida-seguimiento-y-acompanamiento-guia-distrital/)
En la página web sobre espiritualidad ya habrás descubierto que hay una categoría llamada “Acompañamiento” allí podrás profundizar y completar lo que hemos iniciado en este taller.
A continuación, describimos con cnco verbos lo que es el acompañamiento desde el punto de vista de la persona que acompaña.
1.- Escuchar:
Dar tiempo gratuito al acompañado. Acompañar siempre es escuchar.
Existe el peligro de proyectar los propios esquemas y poner precipitadamente nombre a lo que está viviendo otra persona. Por eso hace falta primero escucha y experiencia.
La experiencia es como tener “ojo clínico” para detectar lo que esta persona está viviendo, sufriendo o sintiendo. La escucha te lleva a poner nombre a lo que le sucede a la persona, es como el diagnóstico.
2.- Liberar:
Quizá es la primera urgencia, la necesidad primera del que acude pidiendo ayuda. Posiblemente la persona viene porque se sabe atascada, hundida o perdida. Reconocer la necesidad hace posible la “escalera” para salir del bache, del problema. Si la persona que busca ayuda no se siente ayudada dejará el acompañamiento.
El saberse escuchado libera.
3.- Empoderar:
Antes de que la persona ayudada descubra su camino necesita sentirse capaz. Antes de ponerse a caminar en alguna dirección necesita sentir la fuerza interior, animada desde sus propias fuerzas. Es como descubrir un manantial en uno mismo, descubrir los dones de Dios.
El acompañante detecta esos dones y los convierte en fuerza espiritual.
4.- Caminar con…
Aunque no se avance, aunque no se haga nada, hay que estar al lado del acompañado. Suele uno hacerse consciente de esta realidad a posteriori, pero es una actitud que debe darse desde el inicio. La persona acompañada debe notar que estás a su lado. Implica encuentros, invertir tiempo y oración.
5.- Dar horizonte:
“Ayudar” a dar horizonte, claro. Porque es la misma persona acompañada la que tiene que descubrir o ponerse el horizonte. Y el acompañante está para ayudar a ponerle nombre a ese horizonte, o para ayudar a levantar la vista y mirar más allá.
6.- Amar, “estar por”:
La persona acompañada se convierte en destino de la “energía” del acompañante. Dedicarle tiempo, volver a escuchar pasivamente, pero con el Espíritu ya conectado ya. La sola presencia del acompañante es ya ayuda. Quizás es la “magia”, el poder del acompañamiento.
Vivimos en una cultura individualista, el “hágaselo usted mismo”, cultura del shelfie y de la autorreferencialidad. El acompañamiento espiritual nos salva de convertirnos en jueces y parte de nosotros mismos, nos abre una ventana para crecer como personas. De nuevo se trata de hacer silencio, es una variante de callarse y dejarse ayudar por otra persona. Silenciarnos para recibir consejos, para dejarnos interpelar y cuestionar por nuestro acompañante.
7.- Tiempo de Retiro:
Las prácticas que hemos presentado anteriormente han estado más o menos presentes en la historia de nuestra religión, y también de otras tradiciones religiosas y espirituales. Insistimos en que de alguna manera en toda experiencia espiritual buscamos hacer silencio, indagar en nuestra interioridad, dejar que desde nuestro interior, corazón, alma, como prefiramos nombrarlo, escuchemos la voz del Espíritu. El tiempo de retiro consiste en provocar un espacio más prolongado, sistemático, de silencio en un periodo concreto de nuestra vida. Nos decidimos a desconectarnos de la rutina diaria o semanal, para entrar en otro tiempo, para conectarnos.
El tiempo de retiro puede durar una mañana, un día, un fin de semana, una semana e, incluso en la tradición ignaciana, un mes. Durante ese tiempo practicamos de manera intensiva los momentos de recordar la presencia de Dios, la meditación, la lectura orante de la Palabra de Dios, revisando la propia vida (el Proyecto Personal) y, se aconseja, estar acompañado al menos durante ese tiempo intenso de desconexión-conexión.
Si hay que desconectarse, ayuda el salir de nuestro entorno habitual. Muchas personas buscan en monasterios, casas de retiro, otras casas religiosas, estos tiempos y la ayuda de acompañantes. Algunas personas inician una perigrinación en solitario buscando desconectarse de la cotidianidad y conectarse con lo espiritual. El tiempo de retiro implica soledad, tiempo para estar a solas con uno mismo, para contemplar. Otra vez el silencio.
El Fundador escribió las Meditaciones para el tiempo de Retiro. En su época era muy común que las personas religiosas tuvieran “ejercicios espirituales”. Juan de La Salle dedica sus mejores y más originales meditaciones para ese tiempo.
Es bueno practicar al inicio con una mañana de retiro, para luego programar momentos más largos a lo largo del año. Es bueno iniciarse en grupo, pero teniendo presente que no se trata de consumir experiencias, ni de sumarse a una terapia de grupo, ni es una convivencia.
Propón a los participantes una mañana de retiro. Elige un lugar propicio, mejor en contacto con la naturaleza. Introduce las anteriores prácticas espirituales lasalianas en esa mañana. Motiva el inicio con una oración en grupo. Organiza un tiempo de silencio, propón la Palabra de Dios para meditarla. Invita a los participantes a escribir o repensar su proyecto personal. Termina el retiro con una celebración comunitaria como la que le proponemos en la siguiente y última práctica de espiritualidad lasaliana. De esta manera hemos introducido y practicado lo más esencial de nuestra espiritualidad.
8.- Celebración en Comunidad:
La oración en común, el compartir aquello que hemos meditado, contarnos qué ha suscitado en nosotros la palabra de Dios, utilizar gestos y símbolos para expresar lo que hemos experimentado en el silencio… son excelentes caminos para desarrollar la espiritualidad.
Todas las tradiciones religiosas ha creado ritos y liturgias para facilitar este compartir, para aprender unos de otros, para enseñarse unos a otros. Las grandes religiones han establecido y regulado sus modos, pero a lo largo de la historia han evolucionado las formas en que las personas han comunicado y compartido sus experiencias religiosas.
Encontrase para cantar, recitar textos, proclamar los textos sagrados, meditar juntos, poner a los pies de Jesús las preocupaciones, pedir perdón a los otros y a Dios, comulgar… son ejemplos de esta práctica religiosa.
En el siguiente enlace encontrarás un esquema básico y sencillo para preparar una celebració comunitaria:
Y si es una eucaristía y el sacerdote nos lo permite, podría utilizarse el siguiente esquema:
En el contexto católico las personas están acostumbradas a repetir ciertas fórmulas, para muchos es lo que saben hacer en una celebración comunitaria, pero hoy en día necesitamos más creatividad para favorecer una auténtica experiencia religiosa a través de la celebración. A continuación tienes unos posibles gestos que pueden facilitar la participación en la celebración:
Y si prefieres que esos gestos o símbolos sean más cercanos a lo lasaliano:
Para nuestro taller de celebración comunitaria vamos a seguir el esquema de una celebración de la palabra.
A.- Preparar el espacio previamente: vela encendida, biblia abierta, disposición de las sillas para favorecer el compartir, ambiente recogido (controlar distractores y ruidos), 6 lámparas apagadas (linternas o similar). Tener impresos los carteles con los 6 Principios de Espiritualidad Lasaliana, pero no mostrarlo aún.
B.- MOTIVACIÓN O ACOGIDA
A lo largo de este curso hemos ido realizando una serie de talleres sobre la Espiritualidad Lasaliana. Para nosotros, los lasalianos existen como 6 lámparas o linternas que nos ofrecen luz, nos facilitan la misión, nos alumbran el camino espiritual.
(Podemos colocar aquí con los carteles cada uno de los PRINCIPIOS de Espiritualidad Lasaliana)
C.- RECORDAR LA PRESENCIA DE DIOS
Tiempo para sentirse en conexión con el misterio de la vida.
“Nos acordamos de que estamos en la Santa Presencia de Dios: ¡adorémosle!”
Más tiempo cuanto más dispersos lleguemos. Vivimos en una sociedad en la que le cuesta centrarse, relajarse y hacer silencio.
La gran parte del tiempo ha de ser de silencio…
Ejercicios de respiración guiada.
Recordamos la Presencia de Dios:
1.- en el día a día del centro educativo: “Realismo Místico”.
2.- en los niños y jóvenes necesitados, de nuestro entorno y del mundo.
3.- cuando miramos con los ojos de la fe.
4.- en las buenas obras y acciones de tanta gente que se preocupa por hacer un mundo mejor.
5.- en cada persona que es imagen de Dios, encarnación del amor de Dios.
6.- en la comunidad de personas que nos hemos reunido aquí.
Se puede terminar este momento con una canción o audición que hable de la luz


D.- PALABRAS DE VIDA. Puedes elegir uno de estos dos textos para rezar juntos o para que cada uno diga una de las estrofas.
Al inicio, en medio y al final se puede cantar una antífona:

SEGÚN LAS HORAS, LA VIDRIERA
Según las horas, la vidriera tiene distintas apariencias.
A oscuras y de noche, invisible y ausente,
agazapada, ignorada y escondida.
Cuando hay luz en el templo, nos parece
amortajada y muerta, ensimismada,
ciega, sorda, muda, tapiada.
Conforme crece el día, comienza a iluminarse lentamente
de brillantes colores, como un pavo real.
Y cuando el sol la embiste con sus rayos,
la vidriera deslumbra como un bello fanal.
Toda la creación, en especial el ser humano,
es la inmensa vidriera que transluce la belleza de Dios.
Llega en Jesús al máximo, desde la Encarnación,
transparentada en la Transfiguración,
quebrada en mil pedazos en la Crucifixión,
mostrándose sin velos en la Resurrección.
Nosotros éramos cristales renegridos, rotos, dispersos y sin luz.
Estábamos en el inmenso basurero,
entre ratas y latas, entre moscas y escombros,
y nos fue recogiendo uno a uno, con mimo,
con cuidado, con ternura, como si fuéramos diamantes,
para limpiarnos y pulirnos, ensamblarnos
en su hermosa vidriera.
Detrás está su rostro.
Detrás está su luz, creciente desde el amanecer,
conforme avanza el día de la fe,
como un inmenso rosetón que abarca el horizonte,
el nuevo arco iris de Dios entre los hombres: Emmanuel.
«El Dios que dijo ‘brille la luz en las tinieblas’,
ha brillado en nuestros corazones para que iluminemos,
dando a conocer la gloria de Dios que Cristo ha reflejado».
Alberto Iniesta
HA PUESTO SU MIRADA EN NOSOTROS
El Señor ha puesto su mirada sobre nosotros;
ha puesto su confianza y su esperanza;
el Señor Dios ha hablado y cuenta con nosotros.
Jesús cuenta con nosotros
para devolver la luz donde hay oscuridad;
cuenta con nosotros
para construir entre todos la civilización del amor
allí donde hay egoísmo, tristeza y angustia.
Cuenta con nosotros para luchar por la paz,
en medio de un mundo donde muchas veces
la solución se encuentra recurriendo al uso de la fuerza.
Jesús cuenta con nosotros
para que su palabra y liberación llegue al último rincón de la tierra;
cuenta con nosotros
para sembrar la semilla de su Evangelio;
semilla que produce frutos de fraternidad, liberación y amor.
Jesús ha puesto su mirada en nosotros
y nos dice que seamos sal de la tierra.
Sal para dar sentido a la vida;
para hacer ver que merece la pena ser vivida
desde el proyecto de Jesús.
Sal, porque al igual que sin ella la comida no es agradable,
sin Jesús, sin su presencia viva entre nosotros,
nuestra vida se vuelve insípida.
Nosotros queremos ser sal de la tierra y luz del mundo
porque la Buena Noticia no ha perdido su vigencia;
porque nunca como hoy su papel es importante,
porque siempre tendrá algo que decir.
Nosotros queremos ser sal que dé sentido y felicidad al mundo.
Cuenta con nosotros, Señor, queremos ser luz que ilumine
y muestre el verdadero rostro de Dios, el Dios Amor,
cuenta con nosotros, Señor.
E.- PALABRA DE DIOS
Lectura del Evangelio según San Mateo: Mt 5, 13-16
“Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea.
“Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo.”
F.- COMO EL AGUA EMPAPA LA TIERRA…
…así tenemos un tiempo de meditación personal (Entre 10 y 20 minutos). Es muy importante este tiempo. Sin la oración personal no puede haber oración comunitaria o compartida.
Seguido de un tiempo de compartir ecos o peticiones.
Aquí hay libertad de expresión.
Nunca se discute o se cuestiona lo que otro diga, nunca.
Lo que dicen mis hermanos/as me ayuda a dar fruto, a ser luz.
Es interesante utilizar un símbolo o una acción para dinamizar la expresión. Vamos a utilizar bombillas pequeñas para conectarlas a una ristra de cable y que cada uno pueda ir enroscando su bombilla y haciendo que la ristra ilumine la estancia.
Podemos encontrar esto en alguna tienda física o en línea: Por ejemplo, clicar aquí.
Cada uno puede recibir la bombilla en la mano, con los ojos cerrados antes de escuchar el Evangelio. Escuchar el Evangelio con los ojos cerrados. Pedir, después del tiempo de silencio que el que lo desee pueda expresar qué ha significado para él la Palabra de Dios, hacer eco de algo de los textos anteriores, compartir dónde cree que uno mismo podría ser luz en su entorno, etc… La sala podría estar oscurecida, y a medida que haya intervenciones, la sala se irá iluminando con la luz que cada uno activa.
También aquí se puede repetir alguna antífona cada intervención.
G.- ENVÍO
La celebración es un momento de recarga de energía. Recargamos para tener vida en lo cotidiano. Invitamos al compromiso de seguir a Jesús. Palabras breves.

Podríamos hacer un círculo con las bombillas, poniéndonos de pie.
El rezo del padrenuestro funciona para cerrar este momento.
H.- CANTO Y/O GESTO FINAL.
Conviene acabar en modo festivo: un canto, danza, abrazo, aplauso, oración conclusiva.
“Viva Jesús en nuestros corazones” “San Juan Bautista de La Salle, ruega por nosotros”.