San Juan Bautista de la Salle insistia a sus hermanos que todo lo tenían que hacer con la mira puesta en Dios.

En la tradición lasaliana se impuso la costumbre de recordar cada hora, en clase, que estamos en la presencia de Dios. Un encargado  interrumpía las labores escolares diciendo:… “Acordémonos de que estamos en la santa presencia de Dios”  y todos contestaban: “Adorémosle”; siguiendo un rato de silencio. Luego proseguian sus trabajos.

Para que te ayude a recordar la presencia de Dios y a tener la mira puesta en Él.

SI ME MIRAS

Si me miras, como Tú sabes mirarme,
yo me siento protegido;
pues lo que más necesito es la caricia de tus ojos
que  invitan a confiarme.

Tus ojos pendientes de mí,
como Tú sabes usarlos,
son como un reclamo que invita a decidirme.

¡Señor envuélveme con tu mirada!

Es porque Tú me has mirado,
que no puedo resistir el imán
de colgarme de tu ternura y de tu exigencia.

Si me miras, como Tú sabes mirarme,
puedo hacer consciente lo inconsciente.

Entonces no necesito, si Tú me miras,
estar pendiente de Ti;
me transformas con tu presencia.

¡Señor transfórmame con tu mirada!

¿Puedo esquivar tu mirada?
Sabiendo que Tú estás,
todo es, para mí, un descanso.

Si me sueltas de tus ojos,
como Tú sabes soltarme,
puedo desorientar mis pasos.

Al distraerte de mí
yo puedo andar distraído de Ti;
y no quisiera, Señor, olvidarte.

¡Señor acompáñame con la fuerza de tu mirada!