Quiero empezar diciendo que no hago un juicio de valor sobre algunos acontecimientos recientes. Dicho esto expongo mi idea.
Ser progre parece como decir: “Somos la punta de los que abrimos camino para los que vienen detrás”
Sí y no. Veo progresos que, ciertamente es un avanzar. Pero no siempre lo es en la dirección óptima. Pueden ser señuelos, grandes pasos “fuera de la vía”… extra-viados.
La Salle vivía en una sociedad que no era perfecta, vista desde lo que la persona es y necesita. Descubrió que son los niños los que en su novedad……traen el progreso esencial para el hombre futuro. Esos niños no podían quedar abandonados a su suerte en un mundo injusto. Era preciso hacer algo para sacarlos de la ignorancia que les convertía en víctimas del sistema vigente. Y se puso manos a la obra convirtiéndose en su protector y dinamizador.
Hoy estamos viendo que, a pesar de tantos adelantos materiales y técnicos, la humanidad no es lo humana que desearíamos. Cuantos nos siguen en edad es posible que no lleven dentro tanto individualismo y otros “ismos” en los que hemos hecho grandes adelantos. Quizá, de un modo aún inconsciente, vean la vida, y al ser humano, según un estilo más conforme a lo que estamos llamados a ser. Tal vez, en muchos aspectos, se les proporciona todo lo que pueda “adormilarlos, amansarlos” para que no sean problema a los que mandan, y así vayan dejando de lado sus nuevas ideas.
Tampoco digo que la juventud no ha de ser orientada, en su propio bien y el bien de todos. Para eso estamos los mayores. Pero deberíamos saber dejar muchas miopías en las que vamos cayendo al acostumbrarnos a lo que, con el paso del tiempo, nos ha llegado a parecer normal.
Me refiero a la evolución que la juventud lleva dentro como fruto de su propia novedad. Ésta no siempre tiene posibilidad de abrirse camino para ser creadora de algo mejor, para ellos, e incluso para los de más edad, que siempre tenemos mucho que aprender de los que van llegando al escenario de la vida. También es posible que esos mismos jóvenes, cuando avancen en edad sean los que frenen a quienes les sigan.
Creo que vivir en permanente revolución tampoco es constructivo. La evolución pide que las cosas bien hechas se hagan algo más despacio, que tengan un tiempo mínimo en el que puedan ir madurando. Si ese cambio, lento y permanente no puede darse, quizá habrá que sufrir la fuerza destructora de una revolución para conseguir lo que claramente era necesario y no posible a las buenas.
Ya está bien que salgan de su silencio y se manifiesten de modo pacífico (aunque no todos)… pidiendo algo que ellos vislumbran como mucho mejor y urgente hoy día. Pues la ciencia y la economía no bastan para ayudarnos a ser personas. Seguro que en todo este movimiento hay mucha utopía necesitada de discernimiento, pero obliga a todos a pensar si otro estilo de convivencia es mejor e incluso posible en el siglo XXI –ato