Dígnate concedernos, Padre bueno y santo,
una inteligencia que te comprenda,
una sensibilidad que te sienta,
un alma que te saboree,
una libertad que te busque,
una sabiduría que te encuentre,
un espíritu que te conozca,
un corazón que te ame,
un pensamiento que se oriente a ti,
una actividad que te glorifique,
un oido que te escuche,
unos ojos que te contemplen,
una lengua que te proclame,
una palabra que te agrade,
una paciencia que te siga,
una perspectiva que te espere.
San Benito