Hay grupos de letras que llevan dentro el fuego purificador de nuestras cataratas. Ese fuego no siempre se ve, ni actúa con la simple lectura.
Cómo explicar lo que está más allá de las palabras. Sí, porque las palabras no siempre significan lo mismo para el que las dice y para el que las oye o las lee.
Hay verdades que no vemos su valor hasta que las experimentamos. No basta que alguien te las explique con todo detalle. Aunque las proponga y recomiende como de suma importancia en la vida.
A lo que voy. Tenemos a nuestra disposición un pequeño librito del siglo XVIII. La Salle lo escribió para quienes se ejercitaban en la meditación diaria. Se llama Explicación del Método de Oración.” Libro de oro…”, según lo calificaron en su día los expertos.
Lo de Método es lo de menos. Hay tantos. Son meros caminos para llegar a algo. Lo fundamental es dar los pasos que conducen a una experiencia. Y, a través de la práctica, saber ir más allá de cuanto parece que dicen las meras palabras. Es preciso adentrarse en lo que ellas encierran, el espíritu que está detrás.
Tal vez sean muchos los que leyeron ese pequeño escrito. Lo siguieron practicando durante un tiempo. Y poco a poco lo dejaron. Tomaron otros caminos para hacer su oración personal. Bienvenidos esos otros medios si les han ayudado en su vida. Pues el Fundador lo escribió teniendo en cuenta su tiempo y las personas que estaban a su cargo. No lo propuso como el único valedero, tampoco se entretuvo en prever si sería útil para el siglo XXI.
Claro que es actual. A condición de no tomarlo sólo como una enseñanza, sino como una práctica que se va interiorizando y haciendo propia del que la sigue. Además hace falta constancia. Aunque no de un modo que pase a ser rutina estéril, mera repetición que no avanza hacia donde el autor pretende llevarte.
Se trata, para La Salle, de ir evolucionando desde la capacidad de pensar hasta llegar a la intuición. No lo dice con estas palabras, pero sin duda es lo que él quiere expresar. Razonar, reflexionar sobre lo que Jesús nos propone en el evangelio, ya es algo, es el primer paso. Pero hay un 2º y un 3º… paso que es necesario dar para experimentar personalmente que ese camino (método) me lleva a encontrar lo que busco y me llenará de veras.
Pensar, analizar… es una gran facultad, pero no consigue hacer plena la experiencia espiritual. Para otras cosas podrá bastar. Para la oración es seguir con lo mismo, es como quedarse todavía fuera cuando yo suponía que ya estaba dentro.
El tiempo te irá diciendo que no era eso lo que buscas y necesitas en el fondo de tu ser. Tus pasos seguían avanzando, pero en el mismo terreno de lo que no puede llenarte. Lo que no pasa de horizontal podrá ser un cambio, no un avance cualitativo. Se trata de subir algunos escalones a medida que se camina. Es un cambio de nivel, un descubrir nuevos y más amplios horizontes. Algo que antes ni me lo podía imaginar. Para ello quizá haga falta ver con otros ojos. – ato