¿Cómo que ocultas cosas a los sabios y entendidos?
O sea  ¿no sirve de nada ser aprender y dedicarle horas al estudio?
¡Pues la hemos pifiado en la escuela!
Y yo que me dedico a la educación… ¡qué chasco!

Que no, que no se refiere a que hay que ser inculto, ni simple.
Se refiere a que no vayas de listillo por la vida,
que no quieras ser tenido en cuenta por tu saber, sin0 por tu amor.
No importan a Dios tus títulos y méritos.
No hace falta que seas supermán, ni que seas perfecto.
No te esfuerces en aparecer invulnerable.
De nada sirve alardear de saberlo todo.
Así lo único que consigues es alejarte de  Dios.
Te quedas centrado en ti mismo.

La espiritualidad consiste en descubrir que existe otro centro,
y sentirte centrado cuando estás descentrado de sí mismo.

Mt 11, 25-30
Por aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos.  Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”

Repasa un poco tu vida cotidiana.
¿Dónde está tu centro?
¿Sobre qué o quién das vueltas?
¿Por quién caminas?
¿Qué te mueve?
¿Ya te has cansado de buscar?
¿Estás agobiado?
Escucha su palabra… sus condiciones,
su oferta… es ligera.