“Adoradlo en ellos, amad la pobreza y honrad a los pobres, a ejemplo de los Magos…
que os mueva la fe a hacerlo con amor y celo”
(MF 96.3)
Se acerca la Navidad una vez más, pero no por eso pierde su fuerza este tiempo que es tan especial. Y nos preparamos para ello, como uno se prepara para una gran fiesta. En otra entrada os invitaba en a releer esta frase de la Meditación que La Salle escribió para la fiesta de los “Magos de Oriente”: “Reconoced a Jesús bajo los pobres harapos de los niños que tenéis que instruir”. Y os proponíamos distinguir dos tipos de harapos: los exteriores (los aparentes) y los interiores (los que no se ven tan fácilmente).
Un amigo lasaliano, al que quiero mucho, me hacía caer en la cuenta de que la frase sigue de manera muy incisiva y bella. Invita no sólo a reconocer a Jesús, sino a honrarlo, a amarlo y a acercarse a él en la pobreza, así como, en los niños y niñas pobres, con amor y celo. Y en esta ocasión quería compartir algunas ideas sobre esta segunda parte. Y esta es la razón de este escrito.
1.- “A ejemplo de los Magos…”
Estas frases son la conclusión de esta bella meditación donde La Salle relata la visita de los Magos al recién nacido. Y nos viene a decir que:
- Fue la fe la que movió y guio a los Magos en una sociedad muy compleja, como la suya y como la nuestra, hasta llegar a Jesús y su propuesta de vida. Y una estrella especial fue su guía.
- Fue la fe la que les ayuda a estar muy atentos en el camino, a no dejarse engañar y a anunciar la buena noticia allí por donde pasaban.
- Fue la fe la que les impulsó a superar los obstáculos que encontraron y a actuar desde sus convicciones. El encuentro con Herodes no debió de ser nada fácil y tuvieron que poner sus valores profundos por delante de los valores y de las dudosas intenciones del monarca.
Esta conclusión de la meditación está anclada en las ideas previas, es decir, en la relectura que La Salle hace del relato evangélico.
2.- “Adoradlo en ellos…”
Adorar a Dios, desde una perspectiva bíblica, significaría amarle y servirle. Y es curioso que La Salle nos pida “adorarlo en ellos”. Lejos de aconsejarnos que le adoremos en el templo o en el lugar clásicamente sagrado, lo que nos muestra es que las personas, sobre todo las personas que hay debajo de los harapos, son terreno sagrado y amable (dignas de amor). Y, por lo tanto, adorarle a Él es amar y servir a aquellas personas que acuden a la escuela. No somos nosotros el centro, sino los niños más vulnerables.
3.- “Amad la pobreza y…
¿Amor a la pobreza? Por una parte, La Salle que proviene de un contexto acomodado y que valora cuánto le ha ayudado en su vida disponer de tantos recursos, no está hablando de que la situación de pobreza estructural de tanta gente sea positiva. De hecho, se compromete vitalmente para “sacar” a los niños y niñas de su situación de pobreza, a través de la educación.
Por otra parte, él mismo conoce, porque lo va viviendo día a día con los Hermanos, que una vida sencilla, incluso pobre, les ayuda a estar más atentos a lo que les rodea y a actuar más empática y solidariamente.
Es una pobreza elegida, no una pobreza impuesta por nacimiento. Se trata de relativizar los bienes materiales para atender mejor a las personas, ser capaces de amar a aquellos que viven en pobreza, descubrir sus necesidades y comprometerse con ellos.
4.- …honrad/amad a los pobres”.
Y honrar significa respetar, distinguir, ensalzar e incluso favorecer. ¿Por qué eligió La Salle este verbo? Quizá porque descubrió la dignidad de cada persona desde su visión creyente de la vida. Y quiso subrayar que para Jesús esas personas, que el mundo incluso desprecia, son las que más necesitan ser honradas, es decir, respetadas, ensalzadas y favorecidas. Es lo que dice el grito de Jesús recogido en los evangelios: “los primeros serán los últimos y los últimos los primeros”. Esos niños y niñas, dicho en palabras actuales, son nuestros preferidos.
Esto significa que la escuela, tal y como él la concibió, era gratuita para que pudiera venir todo el que quisiera, rico o pobre, sin formar guetos, pero siempre dando preferencia, con claridad, a los “hijos de los artesanos y de los pobres”. La gratuidad, junto con la comunidad, fueron dos grandes pilares en la primeras décadas de la sociedad nueva que nacía.
Esto nos invita a nosotros y a nosotras a preguntarnos si esos niños son nuestros preferidos y a repensar cómo nos acercamos a ellos y si realmente son nuestra prioridad o una molestia. Si realmente nos preocupa lo que les sucede. Si nos asomamos a los orígenes y disfrutamos de este texto, nos encontramos ante un criterio lasaliano indiscutible. Yo soy lasaliano si “honro” y “amo” a estos niños y niñas con predilección.
5.- “Sabéis que la pobreza os ha de ser amable (vuestra amiga), puesto que habéis sido llamados a educar a los niños pobres…”
Parece ser que La Salle une indisolublemente la sencillez de vida y los valores profundos del educador con una adecuada atención a los niños y jóvenes. Lo mismo les pasó a los Magos de Oriente: que, pudiendo dejarse llevar por los valores de Herodes y “sacar tajada”, eligieron lo que su conciencia y el niño recién nacido les proponía (amor, sencillez de vida y predilección por los pequeños y sus harapos).
Anímate y súmate a esta corriente lasaliana que descubre a la persona del alumno y alumna vulnerable en el centro de la educación. ¿Ellos son tus preferidos?
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