Título completo: ¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la eclesiología de Vaticano II y la teología feminista latinoamericana.
Autora: Isabel Corpas de Posada.
Editorial: Corpas de Posadas Publicaciones. Bogotá 2020.
331 páginas o 6249 posiciones.
ISBN 978-958-48-9495-3
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Breve comentario:
El libro parte de un análisis histórico sobre cuál ha sido la manera de comprender el lugar de la mujer en la Iglesia. Con un lenguaje sencillo y directo nos muestra que la mujer tuvo en las primeras comunidades cristianas una presencia y autoridad importantes, mucho más desarrollada que la que culturalmente se esperaba de ella en aquella época. Luego describe cómo el contexto eclesial fue tomando una mirada sacerdotalizante y androcéntrica; cómo el sacramento del orden se configuró como sacramento del sacerdocio y se negó la ordenación a las mujeres. Podemos encontrar una buena muestra de textos sobre cómo, a través de la historia, se ha mantenido una visión antropológica de la mujer que en estos últimos tiempos ha saltado por los aires, pero que en el contexto eclesial todavía no ha evolucionado. Y, a pesar de que el Concilio Vaticano II cambia la comprensión de los ministerios, la práctica eclesial sigue anclada en una eclesiología obsoleta. Hay una buen análisis de todas las declaraciones del magisterio de la Iglesia respecto a este tema. El mismo proceso de Misión Compartida y la manera de reconocer la vocación a través de los procesos de Asociación pueden iluminar al lector lasaliano sobre el reto que también en la Iglesia se está presentando. La Iglesia necesita «invertir» en al formación de laicos, y especialmente de mujeres, acompañar vocaciones de seglares, promover una espiritualidad laical y empoderarlos para que desarrollen los ministerios que ahora la vocación sacerdotal tiene acaparados.
Índice:
Introducción.
1.- Prolegómenos del presente aporte al debate sobre la ordenación de las mujeres.
1.1.- El porqué de este aporte al debate: una confesión personal.
1.2.- ¿Quaestio de nomine?
1.3.- Roma locuta: silencios y pronunciamientos.
1.4.- Aproximación teológica a la ordenación de mujeres.
1.5.- El estado del arte.
2.- ¿Por qué las mujeres fueron excluidas? Lectura de textos.
2.1.- Participación de las mujeres en la diversidad de formas de liderazgo y servicio de las Iglesias neotestamentarias.
2.2.- Presencia y ausencia de las mujeres en la organización eclesial.
2.3.- Exclusión de las mujeres de la ordenación sacerdotal en el marco de la definición del sacramento del orden.
2.4.- Las «razones verdaderamente fundamentales» para negar la ordenación sacerdotal de las mujeres.
3.- Ecclesia semper reformanda: Argumentos para justificar la ordenación de mujeres.
3.1.- Argumentos desde la eclesiología de Vaticano II y su recepción creativa en América Latina.
3.2.- Argumentos desde las prácticas históricas kiriarcales del cristianismo.
3.3.- Argumentos desde la teología de los ministerios eclesiales para deconstruir modelos caducos de ministerialidad eclesial.
Y a manera de conclusión.
Bibliografía.
Textos que destaco:
«…es el momento de anotar que no estoy de acuerdo en la ordenación de mujeres sacerdotes o sacerdotisas ni con el sacerdocio femenino en la Iglesia católica, pero por razones diferentes a las del veto establecido en la Iglesia católica por el magisterio pontificio a la ordenación sacerdotal de mujeres. Sencillamente porque tampoco estoy de acuerdo con el sacerdocio masculino: Jesús no ordenó sacerdotes y en las primeras comunidades de creyentes – normativas para la Iglesia de todos los tiempos – sus dirigentes no recibieron el título de sacerdotes , no ejercieron funciones de culto ni se consideraban personas sagradas . Por eso prefiero referirme a la ordenación de mujeres para el presbiterado, uno de los ministerios del sacramento del orden». Página 18 · Posición 275
«Jesús , el Cristo , se rompe la mediación cultual entre lo sagrado y lo profano propia del judaísmo tardío y se establece una nueva relación entre Dios y la humanidad : una nueva relación que no se reduce al culto y que no necesita mediadores porque él es el único mediador.» Página 87 · Posición 1406
«…acudían al templo ( Lc 24,53 ; Hech 2,47 ; 3,1 ; 5,42 ) , pero no iban a participar en acciones cultuales, como tampoco fue en lugar sagrado la celebración de la eucaristía de los discípulos de Emaús ( Lc 24,30 – 32 ) ni los encuentros eucarísticos de los apóstoles con el Resucitado ( Lc 24,36ss ; Jn 21,8 – 14 ); por el contrario, las comunidades de creyentes se reunían en nombre de Jesús en el espacio doméstico para partir el pan… la Iglesia que se reúne en casa de Prisca y Aquila en Roma, en casa de Ninfa en Colosas… los dirigentes de las comunidades de creyentes no ejercieron funciones de culto, no recibieron el título de sacerdotes ni se consideraban personas sagradas, y en dicha organización había espacio para la presencia de mujeres». Página 102 · Posición 1626
Y no sobra repetir que estas funciones no suponían sacralización de las personas y que los episkopoi , presbiteroi y diakonoi que menciona la I Timoteo , junto con las característica del grupo de las viudas y el de los doctores, o los presbiteroi de la carta a Tito, eran vigilantes, ancianos y servidores encargados de organizar la comunidad». Página 105 · Posición 1676
«…. la alusión a las cualidades de las mujeres diáconos y de las viudas que hace la I Timoteo ( I Tim 3,11 ; 5,9 – 10 ) que la lectura hecha por mujeres ha resaltado , haciendo notar que no se trata de esposas de los diáconos , como las lecturas androcéntricas del texto lo han interpretado, sino de mujeres que ejercían un servicio en las comunidades, como “ nuestra hermana Febe, la διακονος en la Iglesia de Cencras ” ( Ro 16,1 – 2 ) , cuyo nombre quedó registrado.» Página 106 · Posición 1679
«Pero el proceso de sacerdotalización equiparó al episkopos con el sumo sacerdote, a los presbiteroi con los sacerdotes y a los diakonoi con los levitas , considerando los tres ministerios como “ órdenes ” o “ tagmas ” a la manera del culto antiguo. » Página 113 · Posición 1783
La fidelidad a la enseñanza de Jesús nunca ha significado repetición o continuidad porque, si lo fuera, la predicación cristiana nunca se hubiera dirigido a los paganos y la asamblea de Jerusalén no se habría resuelto conla lógica de discernimiento y compromiso, sino que habría sancionado el primer gran cisma en la historia del cristianismo… El ordenamiento en términos jerárquicos que condujo a la exclusión de las mujeres del ejercicio ministerial fue el fruto de un proceso necesario, tal vez, para el momento en que ocurrió, pero no indispensable para la fidelidad al Maestro de Nazaret. Y lo mismo podemos decir del sucesivo proceso de sacralización de los ministerios que impide todavía a las mujeres ocupar puestos de responsabilidad dentro de la Iglesia católica romana… La sacralización progresiva de los ministerios es el resultado de un significado histórico, un valor agregado que hace referencia a la confrontación entre el orden político imperial y el orden eclesiástico pero no tiene un fundamento directo en los escritos del Nuevo Testamento.» Página 192 · Posición 3143
«…los roles siguen estando asociados a la potestas sacra y consiguientemente a los juegos del poder, se sigue pensando que obispos, presbíteros y diáconos se ordenan para ejercer funciones cultuales y que ocupan grados superiores y jerárquicamente ordenados en la estructura eclesiástica …. En últimas , pienso , está en juego el poder : el imaginario del poder, el miedo a perder el poder por parte de quienes detentan el poder en la Iglesia – la potestas – recibido en el sacramento del orden y a quienes de pronto se les han olvidado las palabras y el ejemplo mismo de Jesús… no pueden entenderse – y menos aún vivirse – como dignidades ni en función de un poder o autoridad que confiere el sacramento del orden sino como servicio a la comunidad, como tampoco pueden ofrecer seguridades tanto a quienes los ejercen como a quienes se benefician de las funciones que realizan. Dicho de otra manera, el dilema entre el poder y el servicio… la referencia a las enseñanzas que Jesús dio a sus discípulos sobre la renuncia al poder en nombre de la diakonia se debería exigir como un nuevo punto de partida para una reforma que no consiste en concederles a las mujeres el diaconado, sino en repensar el ministerio en la Iglesia y el poder que eso conlleva” Página 213 · Posición 3437
«…desde el siglo pasado las mujeres salieron de su encierro y hemos venido generando cambios para superar el silenciamiento, la invisibilización, la discriminación y la exclusión en la sociedad; y que en esta Ecclesia semper reformanda es posible y necesario, replantear la ministerialidad eclesial desde las líneas eclesiológicas trazadas por Vaticano II y no en argumentos tridentinos o decimonónicos.» Página 216 · Posición 3475