Hubo un día en el que Paco me invitó a escribir algo en este blog. Constato que desde mi primer artículo llevo una orientación que antes me era desconocida.
Y es que las ideas que se me ocurren tienen dos características:
1ª-La inspiración viene al despertarme por la noche y se relaciona con algo vivido días antes.
2ª-Lo que escribo me lo digo a mí mismo. No tengo intención de ser maestro para nadie. Es lo que vivo desde mi interior. Si algo les sirve a otros, bienvenido sea.
Mi tema de hoy es “Cómo me mira Dios”. Me está mirando desde el día en que nací. Por eso precisamente es por lo que vine a la existencia. Porque me miró. Me llamó a ser.
Si sigo vivo es porque su mirada continúa puesta en mí. Está también en ti y en todo lo que tiene vida.
Fue una mirada de amor. Su cariño llegó hasta mí, así entré en la vida. Y este mi vivir continúa sin interrupción desde aquel instante misterioso.
Esa mirada divina me sostiene en la existencia. Me sigue llamando a crecer. Hasta el día en que la maquinaria corporal haya cumplido su ciclo. Este cuerpo material es mi instrumento temporal de acción y relación por el que me hago visible ocupando un lugar en el mundo. Un día será llamado a transfigurarse definitivamente.
Te invito a verte mirado por Quien tanto te amó al posar su atención en el que tú ibas a ser. Gratis, te dijo: “Ven a la existencia”. Tú, inconsciente pero vitalmente, respondiste: “Aquí estoy”. Agradécelo por enésima vez. Mírale y mírate en ese diálogo de llamada y respuesta. Pon en marcha su amor inserto en ti. Extiéndelo en tu derredor y hazlo fructificar hasta donde llegues…