Mejor que tres modos prefiero llamarlo “aproximaciones a la oración”. No se excluyen entre sí. Ni son los únicos modos posibles.
1º Hablo con otros sobre cosas de Dios. Digo cosas espirituales. Hago moniciones que ayuden a otros a orar. Cantamos algo de tema religioso. Escucho música espiritual. Leo en público un texto bíblico o tema religioso…
2º Hago oración en momentos determinados del día: voy a Misa, recito salmos y oraciones. Me centro un momento y pienso en Dios. Solo, o con otros, vivo un tiempo de recogimiento. Dedico un rato a la lectura espiritual. Hago meditación de Reflexiones Numerosas. Permanezco en silencio a modo de interiorización. Practico la lectio divina. Escucho lo que Dios quiere de mí en este momento…
3º En mi vida, en mi interior, en mi corazón, en mis pensamientos, en mis deseos, en mis palabras, en mi actividad, en mis descansos… tiendo a ser oración. Todo cuanto hago, sin necesidad de gran esfuerzo (pues ya es algo natural en mí), puede ser de algún modo oración. Sin que ello me impida hacer las cosas exteriores. Incluso me ayuda a realizarlas de forma más auténtica…
La Salle tiene varios textos a lo largo de sus escritos espirituales en los que podemos ver como fondo eso que digo, sobre todo para el punto tercero. Aunque aún son mayores las ocasiones en las cuales su doctrina se relaciona con los otros dos puntos. Me limito a citar tres textos suyos:
En la Carta al H Anastasio: “Procure hacerlo todo en espíritu de oración”.
En la Colección insinúa de “Hacer siempre la oración bajo la guía del Espíritu Santo”. Y en las primeras páginas de la EMO: “Una persona que se ha aplicado a la oración durante largo tiempo, hallará más gusto y facilidad para ponerse en la presencia de Dios” que otra sin haber adquirido ese hábito.
En los tres grados o estilos estarían involucrados más o menos: mi persona, los demás, mi quehacer, Dios y su Reino…
Algunos puntos que señalo se podrían pasar a otro apartado, o ponerse en los dos, o redactarse en plural en vez del singular.
De todas formas mi parecer es que el primer punto, y en algo también el segundo, no bastan si no están orientados hacia el tercero. Aunque nunca se llegue del todo a ese tercero.
Otro aspecto que señalo es que toda oración, salmo, canto, explicación, texto de apoyo que te den al orar… son para despertar en ti tu propia oración a partir de ese material, si es que lo necesitas. De otro modo continuará siendo algo externo a ti. Se borrará como lo escrito en arena, aunque te haya gustado mucho. Es decir que, para tu oración, eres tú la fuente, es Dios desde ti.
Y para acabar te digo que has de dejarte atrapar por Dios. Uno caminaba buscando a Dios donde él creía que estaba. Como lo deseaba de veras, iba cada vez más deprisa, y corría… Hasta que se cansó… y tuvo que sentarse para descansar. Entonces Dios pudo alcanzarle.