Se ha acabado un mes. Escribo este comentario el día 31 de julio. Hemos “cumplido” ya más de la mitad del año 2016. En esta fecha, que no es más ni menos significativa que otras, a no ser que muchos comienzan (bueno, lo han hecho el viernes pasado, día 29) sus vacaciones de verano, pueda ser bueno preguntarse por algunas cosas… Sí, ya sé que puede sonar a muy “intempestivo” hacerse este tipo de preguntas en estas fechas, donde la neuronas se resquebrajan por el calor, donde los “cilindro-ejes” se rompen por las elevadas temperaturas y donde nos queda (en plan de chiste) esa neurona útil para seguir cavilando, reflexionando, dando respuesta a preguntas como las que siguen:
- ¿Qué has hecho (en concreto) este tiempo de 2016 por los demás y que te deja un “regusto” positivo en tu vida? ¿Lo has compartido con alguien, para saborearlo juntos?
- ¿Qué libro último has leído, dando tiempo a la reflexión y al sosiego, que te ha dejado con un poso un tanto inquieto en tu vida personal, comunitaria, espiritual… ¡vamos!, en tu vida, sin más?
- ¿En qué notas que has crecido como persona, como Hermano, como lasaliano a lo largo de lo que llevamos de año, que se pueda mostrar como algo valioso y de lo cual puedes enorgullecerte (sin pasarte, ¿eh?) pero que queda ahí como algo que ha merecido la pena?
- Como educador, ¿tus alumnos, tus compañeros de trabajo se han visto enriquecidos por tu presencia,por tu persona, por tus manera de afrontar la vida, por tu talante abierto y esperanzado? ¿Lo habrán notado… ellos?
- ¿Has crecido en ritmo espiritual a lo largo de este año? Fíjate que han pasado ya siete meses de 2016 y se supone que ha habido un esfuerzo (acaso no muy concienzudo, pero esfuerzo) por el progreso en la vida espiritual… ¡Eh! ¿Se ha notado?
Quedan otras muchas preguntas pero para esa “neurona suelta” que tenemos danzando en este tiempo de calorina y de achicharramiento, acaso no convenga darle muchos quebraderos de cabeza y desear que el tiempo que viene sea mejor que el pasado. ¡Seguro!
Y, en medio de todo, ¡feliz verano! ¡Feliz tiempo de vacaciones! (que no de pérdida de tiempo, ¡vale!)