Autor: Torralba, F. Editorial PPC, Madrid, 2013, 327 pp.
Necesitamos libros que nos ayuden a pensar como el que tenemos ahora a la mano. No es que otros no nos ayuden a ello; pero algunos nos hacen bucear en lo que más de genuino tenemos las personas humanas: la capacidad de pensar y de someternos al juicio de otros cuando nuestro pensamiento se contrasta con otras formas diferentes de ver la vida y de hacer que lo “nuestro” no sea lo único verdadero.
En este libro, que propicia un diálogo de creyentes y no creyentes, el autor se ve en la necesidad de ir contrastando “pequeños” elementos del existir humano, si por tales nos referimos al diálogo, al encuentro, a las angustias y esperanzas del ser humano, a la espiritualidad, a Dios.
Si, porque en cada caso, va poniendo sobre la mesa lo que significa desde el punto de vista creyente y no creyente cada uno de los aspectos del vivir, no tanto para buscar las diferencias, que es bueno no soslayarlas, sino para ver desde dónde es posible esa capacidad de diálogo y de encuentro. Porque al final, de lo que se trata no es de que cada uno permanezca en su terreno, en sus posturas y defendiendo a capa y espada lo que cree, sino posibilitar aquellos elementos diálogo en los cuales, tanto unos como otros, coinciden.
En un libro que alude a citas de muchos pensadores, desde aquellos más creyentes a esos otros maestros de la sospecha que ante lo religiosos se sitúan en las antípodas de una fe en un Dios relacional. Pero, justamente por eso, por ser distintos, la posibilidad e diálogo es posible, cuando cada no se encasquilla en sus verdades y las defiende con uñas y dientes, temeroso de que vengan otros a quitarle sus certezas.
El libro se estructura en torno a nueve capítulos, donde no deja de lado casi ninguna dimensión de lo que constituye el ser de la persona: sus creencias y sus miedos, sus angustias y sus esperanzas, el sentido o sinsentido de la vida, la esperanza y los proyectos en el más allá o el más acá, el amor, la espiritualidad y la conversión…
Es un libro con capítulos cortos: En muchos casos, no más de 4-5 páginas que lo hacen mucho más llevadero en la lectura. Y que contribuye a ponernos en guardia también a los creyentes sobre lo que constituye la esencia de nuestra fe: dónde la apoyamos, dónde se sustenta, qué pinta Dios en todo esto, qué supone vivir creyendo con razón y cuál tiene que ser el compromiso como cristianos en un diálogo abierto con los no creyentes y, en general, con el mundo.
Al final del mismo, como una especie de resumen ponderado del libro, el propio autor afirma: “El creyente no solo aspira a vivir más, a incrementar el número de sus años, a mejorar las condiciones de vida de sus coetáneos, a ajardinar el mundo con su actividad. Aspira a la eternidad y la eternidad no puede dársela a sí mismo… porque está fuera de sí mismo… es la perfecta plenitud, la posesión del bien absoluto…” (pág. 320)