Dialogar con personas que ensanchan nuestro espíritu. Buscar ayuda personal delante de situaciones difíciles. Tener alguien en quien confiar dudas. Abrirse al consejo de otros delante de decisiones importantes. Examinar las propias actitudes. El Fundador tuvo al menos a tres acompañantes en diferentes momentos de su vida: el Padre Barré, Nicolas Roland y Sor Luisa; además de los propios Hermanos. Los lasalianos estamos invitados a cuidar nuestra salud espiritual con la práctica de ser acompañados.
A ver… entre nosotros:
¿quién no necesita un Cireneo?
Yo…
cuando soy autosuficiente,
cuando pienso que solo…
podré con todo.
Mi orgullo tampoco lo necesita.
Siempre encuentra que son otros
los responsables de los errores.
El que se cree perfecto,
el inconsciente,
el narcisista,
el superficial.
El que tiene baja su autoestima,
y cree que no es digno de ser ayudado,
que del fondo del pozo nadie lo saca.
~
A ver…
¿quién no se ha sentido alguna vez atascado?
¿quién no ha sufrido experiencias de fracaso?
¿quién no se ha descubierto perdido?
¿Quién no ha vivido confundido alguna temporada?
¿Quién no necesita liberarse de rutinas que esclavizan?
¿A quién le iría bien aclarar sus sentimientos?
~
A mí,
que necesito que alguien me ayude
a poner nombre a lo que ocurre en mi vida.
A mí me iría bien…
aprender a vivir mis conflictos,
revisar mi sentido de la libertad,
aceptar qué me está haciendo sufrir.
Quiero seguir creciendo,
tirar del hilo de mis talentos,
descubrir la chispa que Dios ha puesto en mí.
Necesito vivir más fundamentado en Dios,
y desembarazarme de lo que estorba
mi seguimiento de Cristo.
~
Pero no puedo hacerlo sólo.
Necesito un Cireneo,
no para que lleve mi cruz,
sino para que permanezca a mi lado.
No alguien que me dirija,
sino que me ayude a ver.
Alguien que me escuche gratuitamente.
Yo soy juez y parte.
~
Alguien que amplíe mi horizonte,
que me ayude a levantar la vista,
y a descubrir el manantial que hay en mí.
Un Cireneo experimentado en la escucha,
que me diga:
“yo no puedo vivir por ti,
pero puedes contar conmigo
para lo que estás viviendo”.
~
¿Quién no necesita un Cireneo?
¡Si hasta el mismo Cristo fue ayudado!
¿Y si yo mismo pudiera ser
cireneo de confundidos,
atascados o perdidos?
¿Y si también esto
fuera parte de mi vocación
de ser hermano y hermana?
Hno. Paco Chiva