Una de las prácticas espirituales lasalianas es la lectura diaria de la Palabra de Dios. Consiste en conectar cada día con el mensaje del Evangelio. El Fundador quiso que los primero Hermanos llevaran un pequeño ejemplar del Nuevo Testamento en el bolsillo. Los lasalianos ponemos en el centro de nuestra vida el mensaje de Jesús de Nazaret, por eso decimos “Viva Jesús en nuestros corazones: por siempre”, para seguir a Cristo cada día.

“Para adquirir este espíritu [espíritu de fe] y vivir de él: los Hermanos de esta Sociedad tendrán profundísimo respeto a la Sagrada Escritura; y, para manifestarlo, llevarán siempre consigo el Nuevo Testamento, y no pasarán ningún día sin leer algo en él, por sentimiento de fe, de respeto y de veneración a las divinas palabras que contiene, considerándolo como su primera y principal regla.”

Reglas Comunes 2, 3


Guardaré tus palabras en mi corazón,
y no pasará un día sin leer algo de ellas.
Te llevaré tatuado en mi muñeca, o en mi tobillo,
me grabaré la frase que más me inspira.

Guardaré en mi cartera,
junto a mi tarjeta de identificación,
tu parábola más iluminadora,
tu comparación más atrevida.
~
En mi camiseta estamparé
con letras amplias y claras
tus máximas,
porque quiero hacerlas mías,
que sean mi hábito y mi memoria.

Una ‘nube de palabras’ evangélicas será,
en mi ordenador, el fondo de escritorio,
para que cada vez que lo encienda,
enciendan tus palabras mi espíritu.
~
Imprimiré un cartel para mi cuarto,
una bella imagen a todo color
con la estrofa del salmo que cada mañana
me pone en tu presencia.

Silbaré y cantaré al andar por los pasillos
“tu palabra me da vida”
para recordarme que me consagro a ti,
y que mi vida no tiene sentido
si no es para recorrer tus senderos.
~
En mi teléfono inteligente
instalaré una aplicación para leerlas cada día.
Y, después, hacer silencio,
aunque solamente sean unos segundos,
para que resuenen en mí.

Llevaré tu mensaje escrito en un papel
en mi bolsillo, hasta que sea piel de mi piel,
respiración de mi respiración…
Hasta que ilumine cada decisión.
~
Las escribiré en la pizarra.
Las rumiaré durante mis viajes.
Te citaré en mis mensajes electrónicos.

Las meditaremos en comunidad.
Las estudiaremos en libros de teología.
Con ellas interpretaremos los signos de los tiempos.
~
Escucharé atento las palabras
de mis hermanos y hermanas,
porque sé que en ellas me hablas también.

Hno. Paco Chiva