Invocación

Señor, sal a nuestro encuentro en el silencio de nuestra existencia.
Tu presencia despierta nuestra consciencia y nos mueve a la compasión.

Silencio y Consciencia

Adopta una postura cómoda y atenta. Cierra los ojos y relaja todo tu cuerpo…

Inspira con calma y espira prolongando la exhalación.

Coloca los dedos índice y medio en el centro de la frente. Apóyalos con suavidad. Mientras respiras, tu mente permanece atenta y dispuesta a remediar los dolores de las personas.

Sitúa los dedos índice y medio debajo de la nariz. Siente la presión en esa zona. Con cada respiración, desea que la salud se extienda a todo ser humano, especialmente a los más necesitados.

Apoya los dedos índice y medio sobre la barbilla. Al respirar, date cuenta de que con tu voz puedes llegar a muchas personas y hacerles partícipes de la bondad que nos rodea.

Coloca las manos cruzadas en el pecho y permanece durante unos minutos en esta paz y consciencia, deseando que el amor fluya entre los seres humanos.

Oración (Inspirada en el Salmo 36)

La memoria de las personas buenas perdura para siempre.

Confía en Dios y haz el bien,
vive con los pies en la tierra y crece en paz.

Búscalo en el silencio
y llenará los deseos de tu corazón.

Pon tu suerte en el Dios de la vida;
si dejas que Él actúe y te inspire,
hará brillar la luz de la justicia
y encontrarás gente buena en tu camino.

Vive atento a su presencia, espera en Él,
Alégrate con los que prosperan.

No te irrites con los que se equivocan
pero no dejes de corregirlos si obran mal.

Apártate del camino equivocado y haz el bien;
así hallarás descanso y tendrás paz,
porque el Señor ama la honestidad
y está con los que actúan con bondad.

Del corazón de las personas buenas brota sabiduría.
Sus palabras son honestas y veraces.

Observa a los que actúan con integridad,
porque la fuerza de sus seguidores es la paz.

La memoria de las personas buenas perdura para siempre.

Lectura de la Palabra (Mt 8, 1-3)

Cuando Jesús bajó del monte, le seguía mucha gente. En esto se le acercó un hombre enfermo de lepra, que se puso de rodillas delante de él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad”. Jesús lo tocó con la mano, y dijo: “Quiero. ¡Queda limpio!” Al momento, el leproso quedó curado de su enfermedad.

Meditación

Respira con naturalidad.
Al inspirar, repite mentalmente: Señor.
Al espirar, repite: Tú sabes.

Gesto compasivo

Inclina la cabeza y coloca tus manos cruzadas sobre el pecho.
Los seres humanos somos limitados; todas las personas tenemos nuestro grado de discapacidad.
¿Quién no presenta algún tipo de merma de su capacidad sensorial, corporal, psíquica o mental?
¿Hay alguien cuyo carácter esté libre de carencias o de aspectos a mejorar?
¿Quién no ha experimentado las limitaciones que nos impone la más leve enfermedad?
Siente cercanía y compasión por alguna persona que conozcas que desde su aislamiento, arrogancia y orgullo se siente incapacitada para ejercer el altruismo y la generosidad hacia sus semejantes. Desea profundamente que, tanto tú, como ella encontréis caminos de amor y compasión.


Oración final

Dios de la sabiduría:
En todas las épocas has suscitado en los seres humanos
generosidad y compasión.
Son muchas las personas
que han llegado hasta la raíz de las miserias
para poner remedio a las necesidades humanas.
Hombres y mujeres que han sido iconos
de creatividad, de eficacia y servicio.
Hoy sigues inspirando a muchas personas con sabiduría y bondad
para invitarles a hacer de su vida
un canto a la compasión gratuita y amorosa.
Inspíranos, Señor, con tu palabra.
Atentos y conscientes,
queremos hacer de nuestra vida
una respuesta fiel a tu llamada.

Foto destacada (color modificado) de abolfazl salehi: https://www.pexels.com/es-es/foto/blanco-y-negro-moda-mujer-creativo-27938575/