Título completo: Paradojas de la fe en tiempos posoptimistas.
Autor: Tomáš Halík
Herder Editorial, Barcelona 2016. 244 páginas.
La obra original es del año 2005

ISBN: 978-84-254-3456-3

Breve comentario:

He leído este libro influido por la lectura de un libro suyo posterior: “La tarde del cristianismo”, más abajo tenéis el enlace a una entrada donde lo comento. Me parece un autor muy agudo, con una manera de leer los signos de los tiempos muy interesante. En el presente libro comenta en cada uno de los capítulos una de las paradojas con las que el cristianismo debe gestionarse a sí mismo. Sin hacer este ejercicio cultural, honesto, filosófico, toda teología y toda respuesta religiosa o antirreligiosa resulta vana, sin fundamento. Es en sus días de retiro en un monasterio donde se siente inspirado a escribir, describir y narrar qué está pasando en la Iglesia, entre los creyentes, en nuestro contexto europeo. A pesar de que ya han pasado 20 años de su primera edición, y de que algunas referencias ya nos resultan lejanas, su análisis y sus propuestas siguen tan activas y presentes como entonces.


Índice:

1. La noche del confesor

2. Disminúyenos la fe

3. Ven, Reino de lo imposible

4. Intuyendo al que está presente

5. Sobre el pudor de la fe

6. El sufrimiento del científico creyente

7. La alegría de no ser Dios

8. Un viaje de ida y vuelta

9. Un conejo que toca el violín

10. Dios sabrá por qué

11. La vida en el campo de visión

12. Clamo: ¡Violencia!

13. El signo de Jonás

14. La oración de esta tarde

15. ¿Por qué se reía Sara?

16. El cristianismo del segundo aliento


Citas que resalto:
He añadido el capítulo donde se sitúan porque puede ayudar a explicarlas.
El número al final del párrafo indica la página donde se sitúa la cita.

1.- La noche del confesor

“Muchos de nosotros evocamos bajo el concepto «cruz» más bien nuestras dificultades personales, como la vejez o la enfermedad; sin embargo, la idea de que también en nosotros, en la Iglesia, en nuestra fe, en nuestras seguridades tiene que «morir» mucho, que ser crucificado, para abrirle espacio al Resucitado es para muchos de nosotros los cristianos, me temo, completamente lejana.” 22

2. Disminúyenos la fe

“La antítesis de la fe pequeña de la que estoy hablando es pues la «credulidad barata», que acumula a la ligera demasiadas «seguridades y construcciones ideológicas», hasta que finalmente por causa de los muchos árboles de semejante religión ya no es posible ver el bosque de la fe, su profundidad y misterio.” 35

“Señor, si nuestra religiosidad se ha hecho demasiado pesada con nuestras seguridades, quítanos algo de esa «fe grande»; quita de nuestra religión eso «demasiado humano» y danos «fe divina». Concédenos mejor, si es tu voluntad, una fe pequeña, pequeña como un grano de mostaza, pequeña… ¡Y llena de tu fuerza! 39

3. Ven, Reino de lo imposible.

“«El Reino de Dios no es de este mundo». El sitio de Dios es el Reino de lo imposible y el «Reino del absurdo». Allí donde rige una lógica completamente distinta de la de este mundo, la lógica de la paradoja: quien quiera ser el mayor que sea como el más pequeño y el servidor de todos; quien pierda su vida, la ganará; quien tiene recibirá, y, al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene; el jornalero de la última hora» recibirá el mismo pago que el que aguantó la fatiga y al calor todo el día; el administrador injusto será alabado por su señor, al que ha robado, por su sagacidad; el padre mostrará más sentimiento con el hijo derrochador que con el hijo fiel y obediente; el Hijo del Altísimo nace en un establo y muere en el patíbulo de la cruz entre ladrones, los muertos resucitan, los ciegos ven y aquellos que dicen «vemos» han quedado ciegos.” 45

5. Sobre el pudor de la fe

“Hasta que los pedagogos cristianos no tomen en serio que Dios mismo es la hondura de toda la realidad y no algún «objeto de conocimiento», entonces muchos sermones y tratados teológicos y cursos, en lugar de abrir el sentido para la profundidad seguirán siendo un continuo repetir «Tengo una muñeca vestida de azul…» y al final hasta esta canción sonará cada vez más falsa e inaguantable…

A quien es introducido en la fe hay que decirle claramente que se le introduce al mundo del misterio y la hondura, que Jesús no es «un camarada con el que puedo parlotear», ni Dios un papaíto, representado por los correspondientes papaítos eclesiales a los que de tan buena gana gritamos hurra, y otra vez hurra y aleluya al Señor Jesús, ¡vamos chicos, bien alto y todos a la vez!

Si no le decimos a tiempo a la gente que Dios habita en una luz inaccesible, que la oración es silencio para el Misterio y que la fe es el camino de respeto a este misterio y de familiarización con él en cuanto misterio y que cualquier grito de «ya lo tengo» es solo una prueba de que nos hemos salido del camino, entonces los engañamos a ellos y a nosotros mismos y la verdad no habita en nosotros. La verdad sobre Dios y Dios como verdad de nuestra vida son siempre paradójicos; está en nosotros solo si no nos arrogamos derechos a «sujetarla y poseerla triunfalmente.” 76

6. El sufrimiento del científico creyente.

“Por supuesto que la ciencia tampoco puede refutar a Dios, un científico que proclama que ha refutado a Dios con los medios de la ciencia es un charlatán que ha dejado de hacer ciencia y se ha convertido en un teólogo amateur. Ha traspasado las fronteras de su competencia y hace mal uso de la autoridad de la ciencia en apoyo de su fe, de su religión, es decir, del ateísmo, y esto es tan poco honesto como el hecho de que los creyentes inseguros de sí mismos intenten manipular a los científicos creyentes.” 86

“Y es que la ciencia y la religión, o más exactamente los científicos y los creyentes, especialmente los teólogos, no se mantienen casi nunca dentro de los límites de sus disciplinas, sino que se lanzan constantemente al campo de la filosofía.” 87

“Lo esencial que nos dicen la fe y la enseñanza teológica sobre la creación es que no somos Dios, sino que todos existimos, seamos o no conscientes de ello, tanto los creyentes como los ateos o los mosquitos y el planeta Saturno, en relación al misterio que llamamos Dios. Esta doctrina es inmensamente importante en cuanto que nos obliga moralmente a una cierta actitud de respeto, humildad y responsabilidad…” 93

“Rezar, decía san Agustín, significa cerrar los ojos y tomar conciencia de que Dios ahora crea el mundo.” 97

7. La alegría de no ser Dios

“¿Qué quiero decir con esto de que el yo humano está ya «previamente» en la posición de Dios, y de dónde proviene esta situación? Me refiero con ello al egocentrismo, ese estado en que nuestro yo no es corregido ni cultivado por ningún tú que le importase a nuestro yo más que él mismo. Si vence mi egocentrismo, entonces soy de verdad «mi propio Dios» (sean las que sean mis «opiniones sobre Dios»).” 103

“La realidad tampoco tiene fondo, está radicalmente abierta; y, por lo tanto, también mi mente y mi corazón tienen que permanecer abiertos. Debo mantenerme atento, en vela y en actitud de respeto ante el misterio; no puedo saltármelo, apoderarme de él, dominarlo, desecharlo, «terminar con él». Puedo solo estar silenciosamente abierto y saber que ese misterio no tiene el carácter de «ello», no es algo sin vida, ciego y sordo, no es indiferente ni mudo.

Su forma [la de Dios] de hablar desde luego no es el tableteo ocultista de las mesitas espiritistas ni el secreto y romántico «susurro en el corazón», en el que podríamos proyectar fácilmente nuestro sentimentalismo y nuestros deseos. Su forma de hablar es la propia vida, la vida, que constantemente corrige (a veces incluso dolorosamente) nuestros deseos e ilusiones.” 108

“La fe, si es viva, es una prevención permanente y una terapia espiritual para la enfermedad del autoendiosamiento, esa enfermedad, cuya malignidad solemos pasar por alto porque vive en la cultura, que no solo está infectada de cabo a rabo por esta enfermedad, sino que a menudo la proclama como virtud, cumbre y plenitud de la vida humana, como «autorrealización».” 110

“Es un alivio poder entregarme al sueño así, cuando antes en oración he vuelto a poner en las manos de Dios mi día, he encomendado a los cercanos y los lejanos, el día de mañana, sí, a todo el mundo y con él ese pedazo insignificante confiado a mi responsabilidad. También este podré un día entregárselo del todo. Qué gran alivio, pienso en el umbral del sueño, cuando «suelto el mundo de la mano», qué libertad, qué alegría…. ¡que no soy Dios!” 113

9. Un conejo que toca el violín.

“El profesor Lash juzga que la situación del cristianismo en el mundo actual no mejorará si las iglesias no se transforman de nuevo en escuelas, en escuelas de formación permanente para la sabiduría cristiana.” 136

“¿Por motivos desconocidos? Un motivo yace sin duda en el pasado reciente, en el que durante varias generaciones a la gente de este país [República Chaca] le fue implantada sistemáticamente la convicción de que la religión es un conjunto de bobadas. La consecuencia es que, cuando la gente no cree en ese conjunto de bobadas, cree que no son religiosos y que la religión no tiene que ver con ellos. Que no crean en bobadas, en caso de ser verdad, es ciertamente bueno. Pero la conclusión que se deduce de ello es un gran error.” 139

“Estoy convencido de que «la salvación de la Iglesia» no vendrá ni de la derecha, ni de la izquierda, ni del pasado, si quisiéramos huir a él, ni del futuro, si quisiéramos planearlo según nuestras ideas, ni de «arriba» como un deus ex machina; el cambio positivo puede venir solamente de lo hondo, de una profunda renovación teológica y espiritual. 148

15. ¿Por qué se reía Sara?

“Cristo es la Verdad, y ponerse a la luz de esa verdad -recordemos de nuevo que en el idioma del evangelio verdad, aletheia, significa «desocultamiento»- debe ser, al menos yo siempre lo he sentido así, la cumbre máxima de nuestras sendas: llegar a saber un día final toda la auténtica verdad sobre uno mismo, sobre su vida y sobre todo lo que le atañe; escuchar finalmente la solución de ese jeroglífico que se nos escapaba entre la maleza de preguntas sin responder, errores y enigmas enmarañados.” 218

16. Cristianismo de segundo aliento.

“Es posible que a Cristo no lo encontremos donde se suele empezar a buscarlo, en esos puestos del mercado en el que se lo ofrece como mercancía barata, sino que venga a nosotros como vino a los discípulos de Emaús: como extranjero, como compañero de viaje desconocido, que al principio parece ingenuamente desorientado en lo que nosotros -y «todos» estamos tan bien informados. Y luego tenemos que dejarnos contar por Él de nuevo todo el relato de la Biblia…

Dejémonos inspirar por el relato del camino de Emaús: no nos conformemos con mecánicas referencias «hacia atrás», a la Escritura y la tradición, sino escuchemos este relato de nuevo y más profundamente, interpretémoslo de nuevo y más profundamente en un nuevo contexto.” 228

“¿No consiste la fe fundamentalmente en la reinterpretación, en la lectura «no banal de las situaciones de la vida?.” 229

“Ya se trate de reconvertidos que vuelven a la fe en la que fueron educados o a la que antaño se convirtieron, aunque luego su fe inicial se apagó por algún motivo, o de convertidos, que prácticamente no tienen ninguna experiencia con el cristianismo, pero vuelven a él como a algo en lo que adivinan los comienzos y las raíces de la cultura espiritual de su tierra, siempre me esfuerzo por mostrarles que una auténtica «vuelta» espiritual no es una regresión, un paso atrás, sino que tiene que ser un paso hacia lo hondo.” 230

“Este fracaso de la modernidad, la pérdida de su ingenuidad y el proceso de la «dilucidación de la propia Ilustración», se cuenta ciertamente entre los frutos más valiosos de esta fase del camino histórico del intelecto occidental. Lo que desde tiempos inmemoriales sabía la «teología negativa», que brotaba de las experiencias místicas, hay que tomarlo ahora en serio, según se ve, en todas las áreas de nuestro conocimiento: la realidad es sin proporción «más grande que nuestros conceptos, palabras, categorías y suposiciones». El camino continúa avanzando solamente a través de paradojas”. 237

“Muchos cristianos de hoy -si se me permite hacer referencia a mi experiencia como confesor- sienten una «crisis de oración»: ya no pueden seguir recitando sinceramente poemitas piadosos, intercalados en un diálogo simulado con un Tiíto invisible. Es preciso que los cristianos aprendamos de nuevo el arte de la contemplación, del silencio interior, en el que Dios pueda hablarnos a través de nuestra propia vida y de sus acontecimientos singulares.” 240

Foto destacada: Copilot