Descubrir la presencia de Dios.
Descubrirse en contacto con el misterio que nos habita.
Asombrarse de que «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu que se nos ha dado» Rm 5, 5
Evangelio
“Dos de los discípulos se dirigían aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. Pero, aunque le veían, algo les impedía reconocerle. Jesús les preguntó:–¿De qué veníais hablando por el camino? Se detuvieron tristes, y uno de ellos llamado Cleofás contestó: Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido estos días.
Les preguntó: –¿Qué ha sucedido? …
…Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo:Quédate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche.Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús;n pero él desapareció. Se dijeron el uno al otro: ¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras? Sin esperar a más, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos. Estos les dijeron: Verdaderamente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» (Lucas 24)
Comentario:
“Lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve bien con el corazón” (El principito).
Si me hubiera dado cuenta antes de quién camina a mi lado no me hubiera equivocado de camino.
Tenemos demasiado pegados los ojos al suelo; lo que nos incapacita para ver más allá de lo que realmente ocurre.
¡Qué pena descubrir la bondad de las personas, de un amigo de un hermano cuando ya no están o están lejos!
¿Qué símbolos, qué gestos, indican la presencia de alguien a nuestro lado?
¿Qué pistas, experiencias indican que Dios camina a nuestro lado?
¿Qué indicios tienes de que Jesús ha caminado o camina a tu lado?
¿Y si trabajamos un poco?
a).- Para ti, alumno:
Sitúate en la cima de una montaña o en la arena de una inmensa playa o en un día de fiesta en tu pueblo, de tu barrio, colegio:
1.- Narra lo que ves.
2.- ¿Qué es lo que admiras?
3.- ¿Qué es lo que te entusiasma?
b).- Para ti, que te crees mayor:
Observa el cuadro que tienes aquí arriba.
Rembrant
“El regreso
del hijo pródigo”
1.- Qué te sugiere la posición de las manos del padre?
2.- Qué otro título le pondrías al cuadro?
3.-¿A quién representa el padre que acoge?
c).- Y tu, educador…
Seguramente tienes en clase algunos alumnos/as difíciles.
1.- ¿Cuáles son tus miradas, sobre ellos?
2.- Comparte esas miradas con algunos de tus compañeros.
d).- Y también para ti… Consagrado, Asociado:
Haz un momento de silencio en tu caminar. Y, aprovechando las citas que se te ofrecen,
1 Re 19, 11-13
Ex 3, 2-6
Hech 17, 24-29
Jn 1, 10-13
contesta a las preguntas siguientes:
1.- ¿En qué momentos sientes más fácilmente la presencia cercana de Dios?
2.- ¿Qué experiencias puedes compartir con tus hermanos al respecto?
e).- Y a ti, quienquiera que seas:
Contempla una manifestación contra la pobreza en el mundo o una celebración masiva del día de la paz o un concierto benéfico…
1.- ¿Qué valoras más en esas manifestaciones? Señala dos o tres.
2.- ¿Cuál es tu grado de compromiso ante esas manifestaciones?
¡Admírate un poco!
Desarrolla tu capacidad de admiración, de contemplación y y de fascinación ante el misterio.
Actividad: construye un collage sobre tu vida (fotos, dibujos, imágenes, frases…) en el que expreses lo más bonito que te ha ocurrido en ella.
Luego:
+ Haz una narración en breves líneas de tu historia.
+ Señala dos o tres valores que desearías trasmitir a cuantos vean el cuadro.
+… Y Dios, ¿tiene algo que ver en tu collage? (Justifica tu respuesta).
Amplía tu horizonte
“En el nombre de la Presencia de Dios, que YO SOY, la invoco para que descienda y purifique mi cuerpo de la identidad, de tal manera que sea re-creado para servirme como un instrumento puro para identificarme con el Dios que YO SOY”.
(Rosario del BUDA AMITABHA para ser la Pureza infinita. Parte II. Introducción).
Los textos de otras religiones sobre la presencia de Dios nos ayudan a ver que somos presencia de ese mismo Dios. Con todo, no siempre nuestra manera de comportarnos, de vivir o de manifestar lo que somos, permite revelar a ese Dios que nos habita.
A partir de esa experiencia:
¿De qué tienes que purificarte para descubrir la presencia de Dios en ti?
Experiencia de Juan Bta. de La Salle
» Acordémonos de que estamos en la Santa Presencia de Dios. ¡Adorémosle! «
“1.-No saldré de casa sin necesidad y sin haber empleado un cuarto de hora en examinar delante de Dios si la necesidad es real o imaginaria...
18.-Procuraré levantar mi corazón a Dios siempre que empiece alguna acción; y cualquier cosa que emprenda, procuraré no hacerla sino después de alguna oración”
(De las Reglas que me he impuesto)
Consultar el tiempo que estuvo en Parmenia y la vuelta a París una vez que los Hermanos reclaman su presencia en 1714.
1.- ¿Qué es lo que te sorprende de la experiencia espiritual de Juan Bta. de La Salle?
2.- ¿Encuentras alguna aplicación para tu vida?
«… Y le diré a menudo estas palabras del profeta Habacuc: DOMINE,OPUS TUUM» (Reglas que me impuesto nº 8). En nuestra vida y en nuestra misión, que forma una única realidad en nosotros, sería bueno recordar más a menudo la presencia del Señor y, así, le permitiríamos que Él fuera el centro de nuestra vida… y estaríamos «más centrados» ¿no?
Cuando las frases se convierten en elementos valiosos, traemos aquí la del Popol Vuh: «Cuando tengas que elegir entre dos caminos, elige el que tiene corazón. El que elige el camino del corazón no se equivoca nunca».
Y es bonito encontrarse lleno de sensibilidad para no olvidar que tu corazón ofrece caminos, que se encuentran con otros que nacen del corazón y no del egoísmo de una vida pensada sólo en sí mismo. La presencia de Dios hace posible que tu corazón elija bien. ¡No lo dudes!
Cuando parece que se nos nublan las presencias,porque hay muchas cosas que estorban, basta acudir sencillamente al evangelio de la fiesta del Bautismo del Señor y hacer eco en las palabras que suenen desde arriba (o acaso desde dentro?): «Este es mi Hijo muy amado. Mi preferido. Escuchadle». Y entonces descubrimos que escuchar se convierte en actitud que aclara la vista, que desentraña los misterios, porque no es solo estar con el oído atento a que Dios hable (¿pero no te das cuenta de que Dios habla a través de las personas, de los acontecimientos, de tu propia vida?), sino tener el corazón lo suficientemente espabilado para que la voz de Dios no se pierda en el murmullo de las cosas ordinarias, no porque estas sean incapaces de desvelarnos al Dios que se revela en ellas, sino porque las cosas, tiran tanto de nosotros que nos centran/descentran porque son más valiosas que la escucha atenta.
Acaso debamos volver a sentirnos también «hijos preferidos» de Dios, porque cuando Dios lo pronuncia sobre su Hijo, el Maestro, y es el espíritu el que lo certifica, lo está diciendo sobre nosotros, pues hemos sido hechos hijos en Hijo. ¡Ah! ¿pero no te habías dado cuenta? Comienza pues el día soñando y creyendo la palabra de Dios que rasga el cielo y te dice: «Tú eres mi hijo muy amado, mi predilecto». ¡Qué bien!