Señor, me cansa la vida,
tengo la garganta ronca
de gritar sobre los mares;
la voz de la mar me asorda.
Señor, me cansa la vida
y el universo me ahoga.
Señor, me dejaste solo,
solo con el mar a solas.
O tú y yo jugando estamos
al escondite, Señor,
o la voz con que te llamo
es tu voz.
Por todas partes te busco
sin encontrarte jamás,
y en todas partes de encuentro,
sólo por irte a buscar.
(Antonio Machado)