Prudencia:
Elegir bien. Saber valorar lo que conviene actuar o decir.
Obrar con sensatez y moderación (esto último no está de moda).
Es lo contrario de: hacer alocadamente, hablar cuando no toca, callar cuando debes hablar.
La vida espiritual es dejarse llevar por el espíritu, es de cajón. Pero este dejarse llevar exige atención, vigilancia, perspectiva y cierto esfuerzo (esto tampoco está de moda).
El presente evangelio nos previene de la ingenuidad espiritual que consiste en esperar que la gracia caiga del cielo. Es cierto que la vida se nos da, pero inmediatamente se convierte en tarea. O uno la cultiva o se le seca.
Esta idea aparece también en los siguientes textos:
– La parábola de los talentos (Mt 25, 14 ss) es la continuación en Mateo a este texto.
– La exigencia de dar fruto: “Por eso os digo que a vosotros se os quitará el reino, y se le dará a un pueblo que produzca los frutos debidos.» (Mt 21, 43)- Toca esforzarse para superarse: “Entrad por la puerta estrecha. Porque la puerta y el camino que conducen a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos» (Mt 7, 13)
– Tener una actitud vigilante: «Permaneced vigilantes, orando en todo tiempo» (Lc 21, 36)
“Por tanto, permaneced despiertos y vigilantes, porque no sabéis cuándo llegará el momento»(Mc 13, 33)
Mt 25, 1-13
“El reino de los cielos podrá entonces compararse a diez muchachas que, en una boda, tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no tomaron aceite de repuesto; en cambio, las previsoras llevaron frascos de aceite además de las lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les entró sueño a todas y se durmieron. Cerca de medianoche se oyó gritar: ‘¡Ya viene el novio! ¡Salid a recibirle!’ Entonces todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dadnos un poco de vuestro aceite, porque nuestras lámparas van a apagarse.’ Pero las muchachas previsoras contestaron: ‘No, porque entonces no alcanzará para nosotras ni para vosotras. Más vale que vayáis a donde lo venden y compréis para vosotras mismas.’ Pero mientras las cinco muchachas iban a comprar el aceite, llegó el novio; y las que habían sido previsoras entraron con él a la fiesta de la boda, y se cerró la puerta. Llegaron después las otras muchachas, diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’ Pero él les contestó: ‘Os aseguro que no sé quiénes sois.’ “Permaneced despiertos –añadió Jesús–, porque no sabéis el día ni la hora.
¿Cómo andas de aceite?
¿Habitualmente practicas espiritualidad?
¿Cultivas tu interioridad?
¿Le dedicas tiempo?
Sé prudente, no descuidado.