Autor: Estrada Díaz, Juan Antonio.

Editorial: San Pablo. Madrid 1992. 2ª edición. Biblioteca de teología nº 19. Páginas: 334.

Breve descripción:
Hace tiempo que había leído el libro, pero he tenido la necesidad de volver a revisar más sistemáticamente sus contenidos. Es un libro que presenta en lenguaje claro y actual la espiritualidad desde la experiencia secular. Expone cómo la espiritualidad debe definirse desde el seglar, no desde la Vida Religiosa o desde el sacerdocio. Dios no desplaza o niega al ser humano para actuar, sino que potencia lo humano, lo mundano, para crear el Reino de Dios. Es la consecuencia de la superación de la filosofía y teología que no había dialogado con la modernidad, y que no ha tenido en cuenta al Espíritu, el Dios olvidado de la teología católica.
Además, si queréis escuchar lo esencial del libro, en el siguiente vídeo hay 58 minutos de exposición y 30 minutos de preguntas y respuestas del autor, muy interesantes. También comentarios a la actualidad eclesial.


Índice del libro:

1.- La espiritualidad cristiana:
    1. El concepto de espiritualidad
    2. Del Dios cristiano al monoteísmo:
        1- La transcendencia de lo humano.
        2- De Jesús al Cristo.
    3. Los reduccionismos de un Dios sin Espíritu
        1- El antihumanismo religioso y el humanismo ateo.
    4. El Dios trinitario.
        1- El Espíritu que actualiza a Cristo.
        2- De los espíritus al Espíritu Santo.
    5. De Cristo a los cristianos
        1- Del inmovilismo a una tradición creativa.
    6. Vivir en el Espíritu.

2.- Por una espiritualidad laical.
    1.- Identidad cristiana, identidad laical.
        1- La espiritualidad prototipo: la laical.
    2.- Unn espiritualidad de debilidad y de libertad.
        1- El Dios de los pecadores.
        2- De la ley al discernimiento.
    3. Un laicado mayor de edad.
        1- De la imposición al discernimiento.
        2- El discernimiento de los laicos.
    4. Humanizar el Espíritu y espiritualizar lo humano.
        1- El Dios trascendente.
        2- La inmanencia del Espíritu.
        3- Concretizar el discernimiento.
    5- El hombre como lugar sagrado.

3.- Influjos históricos en la espiritualidad laical
    1.- La ambigüedad de las tradiciones cristianas.
        1- El cristianismo en el mundo.
        2- Persistencia en la ambigüedad.
    2.- La herencia radical de la espiritualidad cristiana.
        1- La espiritualidad monástica.
        2- Los contrastes de esta espiritualidad.
        3- La importancia de San Agustín.
        4- Las contradicciones del monacato.
    3.- La espiritualidad de las órdenes mendicantes.
        1- Una teología positiva de la creación.
        2- Las fraternidades franciscanas.
        3- Una oportunidad histórica perdida.

4.- Influjos de la espiritualidad moderna.
    1.- Los influjos de la reforma protestante.
        1- El dualismo luterano.
        2- La santificación calvinista del trabajo.
    2.- La espiritualidad de la contrarreforma.
        1- La espiritualidad ignaciana.
        2- La espiritualidad de Francisco de Sales.
        3- La mística carmelitana.
    3.- La espiritualidad moderna.
        1- La escuela francesa de espiritualidad.
        2- El quietismo.
        3- La permanente influencia del jansenismo.
    4.- La espiritualidad popular en la modernidad.
    5.- La espiritualidad contemporánea.

5.- Una espiritualidad para el mundo.
    1.- La mundanidad de los laicos.
        1- La base teológica de la espiritualidad.
        2- Mundanidad y laicidad.
    2.- El hombre como ser humano.
        1- La crisis de un modelo de espiritualidad.
    3.- El significado teológico del mundo.
        1- Una espiritualidad mundana.
        2- El valor humano de las cosas.
        3- Una espiritualidad de oblación y de sacrificio.
    4.- El signficado teológico de la historia
        1- Lo sagrado, lo profano y lo sacerdotal en la historia.
        2- Los sacrificios espirituales cristianos.
        3- Asumir la fragmentariedad de la historia.
        4- Las patologías de la entrega a Dios.

6.- De la creación al progreso humano.
    1.- Creación, espiritualidad y progreso.
        1- Las ambigüedades del progreso.
        2- Las aportaciones de la teología.
    2.- Progreso, teología de la creación y espiritualidad.
        1- La crisis de la cosmovisión.
        2- Una crisis de valores morales y espirituales.
        3- Una teología renovada de la creación.
        4- El sentido de las cosas.
    3.- La praxis humana ante el sufrimiento.
        1- Dos enfoques de la actividad humana.
        2- La experiencia histórica del sufrimiento.
        3- Las luchas contra la naturaleza.
        4- La ambigüedad de la resurrección.
    4.- De lo científicamente posible a lo humanamente responsable.

7.- Una espiritualidad del trabajo.
    1.- Espiritualidad del trabajo y actividad humana.
        1- Espiritualizar la materia.
        2- Espiritualidad del trabajo y eucaristía.
        3- Discernimiento y actividad productiva.
    2.- La actividad económica y el trabajo profesional.
    3.- Del problema social a la opción preferencial por los pobres.
        1- Espiritualidad y opción por los pobres.
        2- La actividad profesional y empresarial.

8.- Espiritualidad y política.
    1.- Del rechazo del mundo al pecado estructural.
        1- Del pecado original a las estructuras de pecado.
    2.- Discernir los condicionamientos estructurales.
        1- De la renuncia a la praxis de transformación del mundo.
    3.- El compromiso político.
        1- Discernimiento y compromiso político.
        2- La función política y la comunidad cristiana.
        3- Compartir la misión.

9.- Una experiencia secular de Dios.
    1.- Religiosidad y espiritualidad cristiana.
        1- De la religiosidad al seguimiento de Cristo.
        2- El estilo de vida más universalizable.
    2.- De la incomunicación a la experiencia de soledad.
        1- La experiencia humana de la soledad.
        2- Las condiciones modernas de vida.
        3- La transformación espiritual del hombre.
    3.- La espiritualidad en la sociedad secular.
        1- La experiencia de Dios.
        2- La humanidad del Espíritu.


Textos que destaco:

«Pretender crecer en la vida cristiana y no humanizarse en el trato con los otros es no comprender lo que significa el cristianismo. La convergencia entre Dios y el hombre no está en desplazar lo humano para dejar sitio a lo divino, sino en ser humano a la manera divina, es decir, la que Jesús nos enseña.» Pág. 21

«El Espíritu es el Dios creativo y novedoso que se hace presente en la historia. Al absolutizar el pasado, se cierran los ojos a la actividad del Espíritu en el presente, a los signos de los tiempos y a los profetas y testigo enviados por Dios para actualizar el ser cristiano.» Pág. 31

«Se olvida así la importancia del deseo para el hombre y el enorme potencial de humanización y de energía que se esconde en los deseos. Las tendencias maniqueas y negativistas han dejado una honda huella en las tradiciones espirituales.» Pág. 170

«No es lo devocional, ni las prácticas, ni lo cultual lo que denota la calidad espiritual (del Espíritu) de la persona, sino su compromiso con el reino de Dios que trae Jesús, su identificación con las manifestaciones de la divinidad que Jesús trae, y que se encarna históricamente en la misericordia con el pecador y la solidaridad con el pobre… El signo y el modelo de la trascendencia no es ya lo supramundano y lo suprahistórico (lo platónico), sino lo antihumano y lo menos divino, el hombre machacado y desposeído de su dignidad espiritual y humana.» Pág. 301

«El laico, el cristiano en el mundo, es el modelo desde el cual hay que implementar el seguimiento; y el estado religioso tiene que ser un servicio, un signo y una ayuda potencial para esa realización del seguimiento de Cristo en el mundo… Eso supone que el modelo de espiritualidad no es el del retiro de lo cotidiano y de lo mundano, sino que el santo prototípico es el cristiano que vive el seguimiento de Jesús desde unas condiciones y estilo de vida no monacal sino mundanas, y desde ellas realiza mejor la vida según el Espíritu.» Pág. 302

«La experiencia de ‘desierto’, en cuanto espacio y tiempo de soledad, ha sido siempre un referente clásico en todas las tradiciones espirituales. Por eso los ‘retiros’ siguen teniendo un valor importante, aunque la experiencia de Dios no pueda reducirse a ellos y tenga que generarse en la vida cotidiana… Si no hay soledad, no es posible concientizar una experiencia de Dios ni desarrollar una experiencia espiritual profunda.» Pág. 308

«Sin soledad no hay hondura, sino superficialidad y masificación; sin comunicación y diálogo se da el interiorismo, la fuga espiritual de los otros o la conducta asocial e individualista. La capacidad y la hondura de la propia soledad es la que determina la calidad espiritual de la vida y la autenticidad de la misma vida interior y devocional.» Pág. 316