Título: La Cabaña. Donde la tragedia se encuentra con la eternidad.
Editorial: Espasa. Madrid 2012.
Páginas: 271.
Año: Original de 2007.
Comentario: Una novela que habla de Dios. Una lucha entre el protagonista y Dios. Entre Mack, cuya hija muere asesinada, y un Dios sorprendente, imprevisto, de diferente género y número. Vale la pena aguantar las ochenta primeras páginas, poco atractivas, pero necesarias para entender luego el diálogo espiritual, teológico y profundamente humano que va a desplegar la historia. Hasta aquí cuento, que es una novela, y perdería la gracia.
Índice
1.- Confluencia de caminos
2.- Llega la oscuridad
3.- El punto de inclinación
4.- La GRAN TRISTEZA
5.- Adivina quién viene a cenar.
6.- Una pieza de π
7.- Dios en el muelle.
8.- Un desayuno de campeonato.
9.- Hace mucho tiempo, en un jardín muy lejano.
10.- Paseo en el agua.
11.- Ahí viene el juez.
12.- En el vientre de las bestias.
13.- Encuentro de corazones.
14.- Verbos y otras libertades.
15.- Fiesta de amigos.
16.- Una mañana de pesares.
17.- Decisiones de corazón.
18.- Ondas expansivas.
Epílogo
Agradecimientos.
La historia detrás de La Cabaña.
Textos que destaco:
«La Tierra está llena de Cielo,
y Dios arde en cada arbusto común:
Pero sólo quien lo ve
se quita los zapatos;
el resto se sienta a recoger zarzamoras» (Citando a Elizabeth Barrett Browning).
«Si yo revocara todas vuestras decisiones de independencia, el mundo dejaría de existir tal como lo conocéis y el amor no tendría ningún significado. Este mundo no es un patio de recreo donde protejo del mal a todos mis hijos. El mal es el caos de esta era, forjada por vosotros, pero nunca tendrá la última palabra. Afecta a todos a quienes amo, a quienes me siguen y a quienes no. Si yo eliminara las consecuencias de las decisiones de las personas, destruiría la posibilidad del amor. El amor obligado no es amor en absoluto. » (Pág. 201)
«¿Por qué temo a tantas cosas en la vida? (dice Mack).
Porque no crees. No sabes que te amamos (dice Dios)» (Pag. 152)
«Las relaciones nunca deben basarse en el poder, y una forma de evitar la tentación de lograr poder sobre otro es decidir limitarse para servir. Los seres humanos hacen esto cuando se ocupan de los enfermos y los desvalidos, cuando sirven a aquellos cuya mente se ha extraviado, cuando se relacionan con los pobres y aman a los ancianos y a los niños, incluso cuando se preocupan por quienes han asumido una posición de poder sobre los demás» (Pág 115)