Autor: Espeja, Jesús
Editorial: HOAC, Madrid, 2020.
120 páginas.
ISBN: 978-84-92787-55-5
Un libro sencillo y básico. El autor, dominico y catedrático emérito de Teología en la Pontifica Facultad de San Esteban, de Salamanca, escribe ese libro pensando en cristianos sencillos, militantes a los que les vendría bien alguna noción concreta de lo que es Jesús de Nazaret, su evangelio y su vida entera.
El libro está estructurado en tres capítulos sencillos, de los cuales el último es el más corto. El primero lleva por título: “Aproximación a la historia”.
Pretende el autor poner de relieve la figura histórica de Jesús, su existencia, las fuentes que nos acercan a la figura histórica de Jesús a partir de los escritos que nos han llegado, sobre todo los evangelios y algún documento más de historiadores de la época.
Lo hace sobre todo con el fin de mostrar una existencia real de Jesús, en un contexto concreto, con unas raíces concretas y con un pueblo e historia concreta.
El segundo, lleva por título: “La fe de los cristianos”. Damos un paso más. Ese Jesús que le vemos recorriendo los caminos de Palestina, suscita interrogantes que hacen plantearse preguntas, no sólo a los que le ven desde fuera del grupo de apóstoles, sino también desde el propio grupo apostólico que no entienden muchos de sus comportamientos.
Su persona suscita interrogantes, pero también certezas: la del servicio fundamental de su personal reino, la honestidad y coherencia con lo abrazado hasta el punto de saber que su vida corre peligro y Jesús se mantiene fiel al proyecto del Padre. Todo ello constituye un evangelio, “buena noticia” porque supone adentrarse en un universo nuevo, donde la fraternidad, el servicio, el amor por los desclasados, la confianza en el Padre… aparecen como elementos clave de un obrar que va en contra de lo que se estila en la sociedad de Palestina: dominación, esclavitud, culto casi pagano, Dios concebido como castigador de unos (que resultan los que estaban a merced de los poderosos) y beneficiador de otros (los rígidos cumplidores de la ley, los puros, los dominadores del orden cultual), aún cuando esa división Jesús no la acepte y se oponga a ella.
Este capítulo segundo es tan largo como el primero y centra teológica y bíblicamente la persona de Jesús (su decir y su obrar) y su destino. Y de todo ello, se destaca esa confianza ilimitada en el proyecto del Padre sobre él, sobre su persona humana que acepta a pesar de la contradicción su destino, incluso cuando le lleve a la muerte. Una muerte religiosa (por blasfemo, según las autoridades religiosas judías) y civil (porque agita a las masas, según las autoridades romanas).
Surge de todo ello algo inesperado que ya no es demostrable y que se asume por la fe, a través del testimonio de los testigos: el crucificado, está vivo. Dios le ha rescatado de la muerte y nos alumbra un futuro para todos los que deseemos seguir su mensaje como testigos también del resucitado.
Desde ahí, arranca la tercera parte, un capítulo mas corto, de título: “Seguimiento de Jesús y moral fundamental”, donde recalca el autor que, si hemos sentido a cercanía del Maestro y nos hemos sentido ilusionados por su vida, su palabra y su actuar nos queda como desafío aceptar en nuestra vida su mensaje. Un mensaje que pasa por las contradicciones, acaso el desprecio de los que no entienden qué significa seguir a Jesús o la soledad y el desconcierto, no porque se busquen sino por la coherencia vital con el mensaje, como le pasó a Jesús.
Pero junto a ello, en la medida en que se vive prendado de su evangelio, la vida tiene un sentido nuevo, diferente, universal: ir plantando la semilla, pequeña semilla del Reino allí donde vivimos cuando en nuestra actuar queremos plantar los mismos valores y el mismo ímpetu (con sus limitaciones) que puso Jesús en su predicación y en su vida.
Por eso, termina diciendo el autor que el seguimiento de Cristo es la moral cristiana fundamental. NO se puede actuar de otra forma cuando uno se ha sentido involucrado, convencido y no forzado a seguir a Jesús. Ser cristiano será poner en la vida el mismo ímpetu, el mismo ardor que puso Jesús en dar a conocer su evangelio por los caminos de su tierra.
El libro está escrito con la idea de que cualquiera pueda entender de modo sencillo qué se propuso Jesús con su predicación y la conexión con el Reino. Por eso, al terminar cada apartado de cada capítulo, el autor nos ofrece unas preguntas que pueden valer para una reflexión personal o para una reunión de grupo.
Libro útil para aquellos que necesitan centrar un poco las cosas en el conocimiento de Jesús y su mensaje o que se dedican a ayudar a otros en este camino de acompañamiento en la fe: catequistas, profesores de religión, animadores de comunidades, etc.