GESTOS DE AMOR LASALIANO

¡Testigo soy!   – En el Año de san José,  H. Rafa Matas, FSC

El niño y la estrella de mar

“Como cada mañana, el hombre despertó y bajó a pasear por la playa. A diferencia de otros días, la orilla estaba repleta de miles de estrellas de mar que se extendían a lo largo de toda la costa. Pensó que ese curioso fenómeno sería consecuencia del mal tiempo y el viento de los últimos días. Se sintió triste por todas aquellas pequeñas criaturas. Sabía que las estrellas de mar tan solo viven cinco minutos fuera del agua.

El hombre continuó caminando absorto en sus pensamientos. De repente se encontró con un niño pequeño que corría de un lado para otro en la arena. Tenía la cara sudorosa y los pantalones remangados.

¿Qué estás haciendo? –le preguntó el hombre.

Estoy devolviendo las estrellas al mar –contestó el niño–. Junto todas las que puedo y las lanzó más allá de la rompiente para que no vuelvan de nuevo a la arena.

Ya veo –contestó el hombre–, pero tu esfuerzo no tiene sentido. Vengo caminando desde muy lejos y hay miles de estrellas ancladas en la arena. Quizá millones. Podrás salvar a unas pocas, pero la inmensa mayoría morirá y todo tu esfuerzo no habrá servido para nada. No tiene sentido lo que haces.

El niño, sorprendido, le mostró una pequeña estrella que escondía en la palma de su mano y antes de lanzarla al océano le dijo al hombre: Para esta ¡sí que tiene sentido!”.


ÍNDICE (puedes clicar sobre cada línea para ir directamente)

Motivación

“Patris corde” lasaliano

  1. Padre amado: José Ramón Batiste, Asociado.

2. Padre / Madre en la ternura: Inmaculada Serrano, Asociada.

3. Padre en la obediencia: Vicente Clemente, FSC

4. Padre en la acogida: Miquel Cubeles, FSM

5. Padre en la valentía creativa: Paco Chiva, FSC

6. Padre trabajador / Madre trabajadora: Sabrina Van Steen, educadora.

7. Padre en la sombra: Fidel Pérez, FSC

Algunos “gestos de amor” comunitarios.

8. Residencia La Salle de Pont d’Inca: “Un gesto de puertas abiertas”

9. Comunidad La Salle ENEA: “Con ellos y por ellos”

10. Presencia lasaliana en Paterna: “De compromiso en compromiso

11. Compromiso “intercongregacional”

12. Hogar La Salle de Jerez: “Un gesto de acogida comunitaria”

13. “Visitar”, como gesto de amor.

Agradecimiento a su “gesto de amor Signum Fidei”

14. Fr. Gian Piero Salvai, FSC

In memoriam

15. Juan Sitges, FSC: padre en el espíritu.

16. Francisco Martínez, Asociado: padre en la vida.

Reflexión final

Oración: ¡Y seréis mis testigos!


Motivación

En el año de san José, recordamos cómo amó José a Jesús: con corazón de padre. Así nos lo recuerda el papa Francisco en su carta apostólica “Patris corde”. Un corazón que mira, a los más pequeños y a los más necesitados, con mirada de padre: una mirada de amor y de ternura[1].

Un amor y una ternura que se expresan en gestos “pequeños y cotidianos”, en gestos concretos de acogida, valentía, riesgo, creatividad… acompañados del trabajo necesario para el sustento y del silencio activo de quien permite crecer en libertad.

Como el protagonista infantil de la parábola “El niño y la estrella de mar”, tiene sentido para mí compartir contigo algunos “gestos de amor lasaliano”. Personas y comunidades que, en línea con “Patris corde”, conozco, valoro, y de las que reconozco su influencia en mi itinerario lasaliano. ¡Soy testigo de ello!

Una mirada a nuestro entorno personal y comunitario, nos permite descubrir cómo muchos lasalianos y lasalianas expresan, en su día a día, infinidad de gestos de amor. Profetas en los pequeños detalles. La mayoría, con gestos anónimos. ¡Cuántos gestos de generosidad, hechos desde el silencio, debemos agradecer a los lasalianos y lasalianas! hermanas y hermanos nuestros que, como san José, pasan desapercibidos, en la “sombra” de la cotidianidad de sus vidas. Mujeres y hombres que viven con pasión su vocación lasaliana y, en consecuencia, escuchan, acogen y, sobre todo, aman. Son “estrellas de mar” que no han sucumbido al desaliento, y a las que, sin duda, un “ángel” se les ha aparecido, en su noche, para lanzarlos a tocar nuestros corazones e iluminar nuestra vida.

Me pregunto cómo, a nivel de nuestras comunidades de Hermanos, comunidades lasalianas, comunidades educativas…, contribuimos a la felicidad de los demás no desde la lógica del “auto-sacrificio” sino del “don de uno mismo”, como José[2], sabiendo que todo ha sido creado para que seamos felices todos, sin exclusión. Así lo explicita san Juan Bautista de La Salle:

«Debemos siempre y en todo lugar
vivir para este único Señor,
que hizo la tierra y los cielos
para hacernos felices»[3].

A lo largo de este Año lasaliano de san José, he ido orando, haciendo memoria de personas y experiencias en quienes descubro una “Patris corde” viva. Podrían ser más e incluso otras, pero, en todo caso, para mí tiene sentido compartirlas (sin su permiso).

Espero que disfrutes con su lectura.


PATRIS CORDE LASALIANO

  1. Padre amado

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San Pablo VI destacaba sobre la paternidad de san José el «haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida… para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo»[4].

José Ramón Batiste, Asociado

«Tomad, pues, como modelo vuestro a san José, ya que lo tenéis como patrono: y para haceros dignos de vuestro ministerio, procurad sobresalir en virtud, a ejemplo de este gran santo»[5].

Nuestro primer gesto compartido es de un hombre de fe, con sus dudas e interrogan­tes, pero siempre en búsqueda, y profundamente lasaliano. Vive su vida con sentido de servicio y entrega. Esto lo ha configurado como una de las personas más dinámicas en la RELEM tanto a nivel de la Familia Lasaliana como de la Iglesia local.

Se trata de José Ramón Batiste Peñaranda, el que fuera presidente de la UMAEL y gran impulsor de los antiguos alumnos lasalianos, pero ¡no sólo! Porque, efectiva­mente, quien se pregunta a nivel personal aquello de “¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”[6] o, lo que es lo mismo, quien busca la manera de vivir las Bienaventuranzas del Señor Jesús desde la coherencia personal de vida, lo acompaña siempre en la cotidianidad de su vida con multitud de gestos de amor que se expresan a través de las obras de misericordia. ¡Y muchos somos testigos de ello!

No, no se trata de un santo. En todo caso “sí, pero todavía no”. Tampoco podemos esperar a llegar a ser santos para tener gestos de amor hacia los demás. Sí se trata de una lasaliano normal, que vive una vida normal y que intenta, como buen antiguo alumno, vivir aquello de “entramos para aprender y salimos para servir”.

José Ramón nació en Benicarló (España), ciudad en la que sigue viviendo. Tiene en la actualidad 64 años. Estudió en el colegio “La Salle” de dicha ciudad. Ha trabajado en un banco con diversas responsabilidades, y su trabajo no le ha impedido recorrer su itinerario lasaliano de forma activa y comprometida. Siempre ha buscado el equilibrio entre lo laboral y lo lasaliano. Es fácil imaginar las dificultades que ha tenido que superar para conseguir ese equilibrio, especialmente en sus años de presidente de la Unión Mundial de Antiguos Alumnos Lasalianos (UMAEL). Con una mirada de Iglesia, ha seguido implicado en el mundo de los antiguos alumnos por sus cargos de responsabilidad en la OMAEC (Organización Mundial de Antiguos Alumnos de la Educación Católica), de la que fue Secretario General durante nueve años y actualmente es vicepresidente ejecutivo. Este gesto le permite tener un conocimiento muy amplio sobre la realidad de los antiguos alumnos de las diferentes familias carismáticas.

Y si ese equilibrio fue importante a nivel laboral, no lo es menos a nivel familiar. José Ramón está casado con Lidón. Tiene dos hijas y dos nietos. Comparte con su esposa la pertenencia al movimiento de “Equipos de Nuestra Señora” a lo largo de 35 años. Esta pertenencia, lejos de ser incompatible con nuestra espiritualidad les ha enriquecido, convirtiéndose, para ellos, en un regalo de mediación humana y espiritual. Y no será el único.

Su itinerario vocacional lasaliano le llevó en 2003 a realizar el proceso de discernimiento y formación como Asociado Lasaliano. De esta manera, en 2005 realizó su primer compromiso público y, desde entonces, forma parte de la comunidad lasaliana de Benicarló.

Entre otros, destaco en su cotidianidad lasaliana, dos gestos de amor: su compromiso como voluntario tanto en Cáritas Interparroquial como en la ONG lasaliana “Proyde”.

Por influencia familiar, siempre ha celebrado la fiesta de san José. Además, dicha celebración, goza de gran tradición en su ciudad y, por si faltara algo, es la fiesta de su onomástica que allí se celebra significativamente.

No es de extrañar, pues, que manifieste lo siguiente: “Considero a san José como un santo extraordinario y a la vez oculto; los textos evangélicos lo nombran pocas veces; aun así, podemos comprender la grandeza de su fe y la importancia de su misión en la Historia de la Salvación. Se le contempla como un hombre justo, como un buen padre de familia que cuidaba a su esposa e hijo, piadoso, observante de la Ley, carpintero honrado que vivía de su trabajo”. San José, excelente modelo de vida.

José Ramón reconoce “otro regalo de mediación” en su camino de crecimiento humano y espiritual: se trata del testimonio de vida de algunos Hermanos de las Escuelas Cristianas que, tanto en su etapa como estudiante como en la de adulto, le han marcado profundamente. Sin duda, su pertenencia a una comunidad lasaliana le sigue ayudando a crecer en la fe y en la espiritualidad lasaliana.

Quisiera resaltar uno de sus “gestos de amor” que, para mí, es muy significativo. Desde hace unos seis años, vive con mucha intensidad una nueva experiencia de voluntariado junto al Hno. Raimundo, miembro de la misma comunidad lasaliana.

Se trata de su participación en la pastoral penitenciaria de la diócesis de Tortosa, donde semanalmente visitan a los presos, para intentar ser, según sus propias palabras, “mediadores del bálsamo de Jesús” y mostrarles el amor misericordioso que Dios les ofrece.

La dureza de los relatos, las realidades de la vida, el agradecimiento de los presos por la dedicación que les ofrecen y, especialmente, el hecho de ser un campo fructífero de evangelización y conversión, le anima a seguir en esta labor, posiblemente cuestionada por gran parte de la sociedad.

Ahora quizás podamos entender mejor la pregunta de Mateo: de “¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Un precioso y comprometido “gesto de amor” que se une a los otros muchos gestos que encontramos en su camino lasaliano y que me permite decir y acabar con un ¡GRACIAS!

Gracias, José Ramón, por ser lasaliano de corazón.

¡Ánimo y a seguir caminando!

¡En familia!

2. Padre en la TERNURA / Madre en la TERNURA

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A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más amplia. «Jesús vio la ternura de Dios en José: “Como un padre (madre) siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo aman”»[7].

Inmaculada Serrano, Asociada

«Vosotros tenéis obligación de instruir a los hijos de los pobres. En consecuencia, debéis sentir particularísima ternura por ellos, y procurar su bien espiritual cuanto os fuere posible, considerándolos como los miembros de Jesucristo y sus predilectos»[8].

A lo largo de mi vida de Hermano, he tenido la suerte de conocer, con cierta profundidad, a personas de nuestro entorno lasaliano que viven en, con y para La Salle.

Al leer Patris corde, especialmente en su referencia a la ternura, me vino a la mente una entrañable lasaliana con la que tuve la suerte de compartir muchos momentos intensos de su vida personal, familiar y, también, lasaliana.

Sin rubor puedo afirmar que Inmaculada es una “mujer lasaliana” llena de ternura; su corazón está habitado por la ternura. Tan mimosa ella, se suele despedir diariamente de sus cinco hijos e hijas diciendo: “abrazos apretaditos y sostenidos; os quiere mamá”.

Sabemos que la ternura es fruto de la serenidad, la belleza espiritual y la firmeza del amor. La ternura no es blanda, más bien fuerte, firme y audaz y se expresa sin barreras y sin miedos. Inmaculada es fuerte, firme, audaz y ¡soñadora! Y con algunos defectos ¡gracias a Dios!, pero estos no empañan la grandeza que habita en ella. Además, parafraseando al Papa Francisco, ¿quién soy yo para juzgarla?

Inmaculada nació en un ya lejano 1939. La mayor de cinco hermanos. Su pueblo de Carboneras, dista unos 63 kilómetros de Almería (España). Precisamente su casa de nacimiento es el actual ayuntamiento del pueblo, lo que me hace presentir que su familia tenía cierto poderío. Bueno también por el hecho de estudiar en la “Compañía de María”. No me la imagino con el uniforme plisado con gorrito y capa en azul y blanco. Quizás por eso era una defensora del uniforme escolar en nuestro colegio de Maó.

Con 19 años termina su carrera de maestra y deja su Andalucía querida para adentrarse en el Valle de Arán. Allá pudo experimentar la ternura hacia sus primeros discípulos. No podía ser de otra manera cuando ya en aquella época era capaz de acudir a su imaginación creativa y llevarse a los alumnos a la montaña para que aprendieran a escuchar el silencio (todavía no existía Hara) y amar la naturaleza. Avanzada a la época, sin duda.

Después de vivir unos años con su querido y recordado Marcos en Madrid, donde engendraron a sus dos primeros hijos, recalan en lo que sería su definitiva tierra de adopción: ¡Menorca! El Mediterráneo unía su pueblo natal con su nueva tierra de acogida. Aquí completaron la familia con tres hijos más.

Sigue con su andadura como maestra y, en la isla, su primer trabajo fue en Binicalsitx (Ferrerías) a donde acudía en carreta tirada por un burro (¡menuda experiencia!). Y donde decidió pernoctar, aunque imagino que no le haría mucha gracia a Marcos. Correos experimentó un aumento significativo de trabajo.

En esta escuela unitaria se sintió acogida y valorada. De hecho, a día de hoy se sigue reuniendo con sus antiguos alumnos. Una prueba más a favor de su persona y de su ternura de madre. Posteriormente trabajó en la escuela pública Virgen de Gracia, en Maó y, desde ahí, recaló en La Salle. Ahí la conocí.

Sé que La Salle ha sido, y sigue siendo, su casa. Un antes y un después. Escucharla es rememorar gran parte de la historia de “su” querido colegio. Muestra un aprecio incondicional hacia los Hermanos y hacia sus compañeros y, por supuesto, sus antiguos alumnos.

Su carácter afectuoso y cordial en el trato se veía enriquecido con el curtido que deja la experiencia de tantos años de educación lasaliana. Su sentido común, su puntualidad y toda su persona le habían hecho merecedora del respeto y cariño que todos sentíamos y sentimos hacia ella. Aún hoy, después de años de jubilación, sigue habiendo personas que preguntan y se interesan por ella.

Recuerdo cuando le pedí que asumiera la Dirección de Infantil y Primaria. Una mezcla de alegre responsabilidad y de incredulidad al mismo tiempo. Pero, su amor a La Salle, no le hizo dudar: “si crees que soy la persona adecuada, lo acepto”. Con la misma serenidad aceptó muchos años después, ser relevada de dicha responsabilidad. Sabía contagiar entusiasmo y amor a La Salle desde el ejemplo personal.

Su vida, y especialmente su vida lasaliana, que ocupa la mayor parte de su historia, es una clara imitación de la experiencia del Fundador: “de compromiso en compromiso”. Y, de esta manera, dio el paso al compromiso de la Asociación.

Hoy es Asociada en la comunidad lasaliana de Menorca y sigue siendo un referente para muchas personas. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que siga acordándose de todos sus alumnos por sus nombres, a los que acompaña de significativas anécdotas.

Me gusta la idea del famoso escritor irlandés al afirmar que “en el arte como en el amor, lo que da la verdadera fuerza es la ternura”[9]. Precisamente este es el motor que reconozco en Inmaculada y que le mueve a amar a los demás. Una ternura de madre, que ha sabido equilibrar con la firmeza de “padre” como educadora lasaliana. Inmaculada “padre/madre en la ternura”. Su ternura de madre y su firmeza “de padre” han hecho que tuviera una gran influencia en su entorno por la honda huella dejada en quienes hemos tenido la suerte de conocerla.

Este es mi testimonio sobre esta “ciudadana del mundo” que no tiene otro deseo que el de que todos seamos felices, buenas personas, capaces de disfrutar de la vida; que vivamos cada minuto intensamente, que nos formemos siempre y que nos cuidemos con amor.

Admiro a Inmaculada por haber sido capaz de construir dos familias: la primera, su propia familia junto a Marcos (con qué ternura le cuidaba especialmente en sus últimos tiempos de alzhéimer, con qué amor). La segunda, la nuestra, la Familia Lasaliana. Siempre disponible, siempre generosamente entregada.

Gracias Inmaculada, señorita Inmaculada, por lo mucho y bueno que has compartido con los Hermanos y lasalianos y conmigo. Agradecido por tu testimonio de vida.

Para ti, “abrazos apretaditos y sostenidos”.

¡Y a seguir caminando!

3. Padre en la OBEDIENCIA

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«En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su fiat»[10].

Vicente Clemente, FSC

«Tomad por modelo de vuestra obediencia la de Jesucristo»[11].

La obediencia como “gesto de amor” de un Hermano de las Escuelas Cristianas. De los muchos Hermanos que conozco, y son unos cuantos, me permito compartir el de uno de los Hermanos que más me ha llamado la atención por su sinceridad en sus planteamientos de vida, su disponibilidad, su carácter armoniosamente explosivo y su sentido del humor.

Sí, se trata del H. Vicente Clemente. Su itinerario de vida lo inició, en un lejano 1948, en su Peralejos querido, a unos 19 kilómetros de Teruel capital y, lasalianamente, con su primera profesión, en 1966, en Pont d’Inca (Mallorca).

Quienes hemos tenido la suerte de ser Hermano Visitador conocemos muy bien la importancia que tiene la disponibilidad y la obediencia. Sabemos la dificultad que entrañan para toda comunidad distrital los momentos en los que perfilamos los cambios en las comunidades, tanto lasalianas como educativas. Y no digamos, el encontrar Hermanos y lasalianos dispuestos a asumir, con sencillez y deseos de servir, las tareas de animación y gobierno al nivel que sea. Máxime en estos tiempos en que tanto nos cuesta cambiar y en que tantas resistencias encontramos, incluso para ese cambio constante como es el de la misma vida.

Estoy convencido de que Vicente ha experimentado muchas “noches”, también algún amanecer, dentro de su itinerario del “adoro en todo”. Sin duda, “guarda” muchas cosas en su corazón, como María y como José. Pero, precisamente como José, ante sus dilemas de vida, Vicente sabe poner el mejor antídoto: el amor y, desde él, responder a la voluntad de Dios.

Sí, el amor. A pesar de que muchas veces sus “músculos risorios” se le paralicen; a pesar de que daría una patada en cierto sitio a alguien; a pesar de que se le haya escapado algún que otro grito (y os aseguro que tiene buena voz); a pesar de que haya tenido que sudar el doble, por la desafección o el escaqueo de otros ante las propias responsa­bilidades; a pesar de los pesares, Vicente es un hombre, un Hermano, que ama y, por eso, es capaz de diluir sus dilemas y sus dificultades por el bien común.

Lo sé, lo sé: no siempre se permite mostrar su afecto, pero es más por su carácter que por lo que anida en su corazón. ¡Os lo aseguro! En todo caso, me encanta su apabullante creatividad expresiva, especialmente cuando se siente contrariado.

Lo cierto es que, por encima de todo, el “torpedo” Vicente (aunque ya cada vez en menor escala) es una persona del “fiat”, del “hágase en mí”, del “lo que tú consideres más necesario”. Y eso siempre ha tenido, y tiene, el valor de posibilitar vida, de facilitar camino, de abrir puertas, de cerrar círculos, de construir comunidad. Nunca ha huido de la noche, nunca ha dejado de afrontar una dificultad, independientemente del éxito o fracaso en su respuesta.

Vicente o la fecundidad hecha obediencia. ¡Menudo gesto de amor! De lo contrario, dudo que hubiera podido recorrer un itinerario tan variado y rico de lugares y compromisos. Ante cada “sí”, seguro que le vino la imagen de María y, como ella, guardar en su corazón y obedecer. Sin analizar más allá de lo humanamente previsible, sin objeciones inamovibles, sin extraer conclusiones previas y paralizantes. Simplemente y guardar en su corazón: ¡Profunda experiencia espiritual!

Yo no sé si hay muchos Hermanos que hayan cambiado tanto de comunidad, y nunca por petición propia ni por exigencias de ningún director. Siempre ha sido por su sentido de fidelidad a la “institución” a la que prometió obediencia, porque ¡eso sí! Vicente tiene un gran sentido del deber y respeto a la autoridad.

Basta repasar su currículo lasaliano: En sus 52 años de misión lasaliana, Vicente la ha compartido en 10 comunidades y obras educativas: Teruel, Palma, Pont d’Inca, Escuela Profesional de Paterna, Residencia Provincial de Paterna, colegio de Paterna, Manacor, Inca, Llíria, Centro Arlep en Madrid. Ha repetido en algunas de ellas y asumido todos los servicios que se le ha solicitado: profesor, director (en 5 ocasiones), responsable distrital de educación, secretario de nuestra ONG Proyde, secretario de Cónfer…

¡Todo un currículum vitae lasaliano de respuesta obediente!

El Fundador escribía al H. Dionisio: “para tener verdadera obediencia, carísimo Hermano, hay que estar dispuesto a obedecer a todos los superiores. La dificultad que usted encuentra es porque no ve en ellos a Dios”[12]. No sé si Vicente ve o no a Dios en los superiores; tampoco sé si se siente “bendecido por Dios”[13], como le insinuaba san Juan Bautista de La Salle al H. Matías. Lo que sí sé es que ha sabido y sabe caminar abierto a lo que se le pide. Y, en los tiempos que corremos, no es poco.

Bueno, a decir verdad, sí sé que Dios le ha bendecido al regalarle esa disponibilidad, esa vitalidad, ese no ir “arrastrando las zapatillas” desgastadas en patios y pasillos, ese no sentirse “limón exprimido”, ese vivir con pasión su misión en el aula, ese transmitir energía a los alumnos, a los profesores, a los padres y ese impulsar a la comunidad y a los Asociados.

Sí, ahora al releer lo que acabo de escribir, me percato de las bendiciones compartidas con nosotros que Dios le sigue regalando.

Dicho de otra manera y haciendo referencia a Patris corde, en cada circunstancia de su vida, Vicente, nuestro querido Vicente, ha sabido pronunciar su fiat y lo ha hecho con generosidad.

El papa Francisco ha insistido repetidamente sobre cómo el camino a recorrer en la vida consagrada es el de la obediencia. Lo contrario nos conduce a una vida religiosa “light”, reducida a una “caricatura”. Y dice más: “a través del camino de la obediencia, se madura la sabiduría personal y comunitaria”[14]. El H. Vicente ha sabido incorporar en su itinerario de vida la obediencia como eje transversal. Ha sabido adaptarse, por su sabiduría, a un recorrido lasaliano siempre nuevo, siempre abierto a la voluntad de Dios. Ha sabido escribir su propia novela, de las que tanto le gusta leer, teniendo a Jesús de Nazaret y a san Juan Bautista de La Salle como referentes constantes en su toma de decisiones.

Gracias, Vicente, por ser nuestro hermano, también en la obediencia.

4. Padre en la ACOGIDA

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«Entonces, lejos de nosotros el pensar que creer significa encontrar soluciones fáciles que consuelan. La fe que Cristo nos enseñó es, en cambio, la que vemos en san José, que no buscó atajos, sino que afrontó “con los ojos abiertos” lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona»[15].

H. Miquel Cubeles, FMS

«No lo olvidemos: con Jesús lo tenemos todo, y sin Jesús no tenemos nada»[16]

Siempre me he sentido cautivado por la intercongregacionalidad. Compartir experien­cias de vida y misión con otras congregaciones, sean masculinas o femeninas u otros movimientos eclesiales, me ha enriquecido. Desde mi experiencia, lo intercongre­gacional complementa visión, posibilita novedad comunitaria y ¡qué duda cabe! permite un compromiso más vivo hacia los más vulnerables, en lugares de frontera.

Podría hablar de cualquiera de los Hermanos y/o voluntarios/as que han participado en la vida de la comunidad Fratelli en el Líbano, pero mi corazón me pide que me centre en el Hermano Marista Miquel Cubeles.

Nacido en Fabara (Zaragoza), es Hermano Marista desde 1977. La mayor parte de su vida la ha desarrollado en Cataluña. Dinámico, creativo, sin miedo a impulsar y con gran visión de futuro. A lo largo de su vida ha estado metido en mil situaciones. Por citar algunas:

Animador del noviciado marista, director del juniorado, director de la escuela profesional Juan XXIII del arzobispado de Tarragona; ocupó diferentes responsa­bilidades de animación en su Provincia marista de l’Hermitage; miembro fundador del grupo de música religiosa “Kairoi” y autor de algunos de sus más conocidos temas.

Como “padre de acogida” destaco cómo desde el año 1997 trabajó como educador social, con adolescentes tutelados, en dos de sus obras maristas: Llar de Igualada y Llar Champagnat de Rubí, ambos en Cataluña. Ahí fortaleció la experiencia de acogida que le acompaña e identifica en su itinerario de vida marista.

Personalmente he conocido a Miquel en el Líbano. En un país como el Líbano, donde el 50 % de sus habitantes viven bajo el umbral de la pobreza, con una fuerte presencia de refugiados de Siria, Palestina o Irak y en una continua crisis social, económica y política a la que debemos añadir la sanitaria que todos sufrimos en la actualidad, es fácil imaginar que la presencia de un proyecto como “Fratelli” es “de gran necesidad”, tal como lo dirían nuestros fundadores.

El Proyecto Fratelli Líbano tiene dos sedes: Bour Hammoud (Beirut) y Rmeileh (al lado del Sidón bíblico), ambas sedes con programas diferentes y equipo de educadores también diferentes. Todos los proyectos tienden al objetivo de garantizar, a través de programas socioeducativos, la promoción, protección y defensa de los derechos de los niños y jóvenes, principalmente el derecho a una vida digna y a la educación preescolar y primaria. Y también, a proporcionar a los jóvenes y a las mujeres acceso a una formación profesional breve y humana, para desarrollar la capacidad de superación, el trabajo y la autoestima.

Todo ello es posible gracias al compromiso de toda la comunidad, que vive en Rmeileh, y de los equipos educativos, ¡qué duda cabe!, pero también al empuje creativo del H. Miquel, en cuyo corazón son acogidos los desplazados por la guerra y/o cualquier colectivo vulnerable. No busca “soluciones fáciles” sino que, “con ojos abiertos”, busca las respuestas más adecuadas a los diferentes retos del camino.

El H. Miquel inició la experiencia junto al H. Andrés (Lasallista de México Norte que ya regresó a su Distrito). Ambos, in situ, vieron, olieron, miraron, buscaron y encontraron dónde mejor vivir para servir, dónde mejor plantar su tienda para acoger al colectivo más desamparado, menos apoyado y más sufriente.

No, no ha sido fácil. Nunca lo es empezar una obra de esta envergadura. Un país desconocido, una lengua desconocida, una cultura diferente. Sin embargo, Miquel nunca ha sido hombre de frenada fácil y, en todo caso, los frenos se los hemos puesto nosotros desde el Consejo Fratelli.

Lejos de desistir por los miedos que pudieran presentarse, se ha lanzado de cabeza hacia ellos con tal de acoger. Me viene a la memoria el dicho de Nelson Mandela que afirmaba algo así como que “el hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”. Pues de valentía y conquistas entiende mucho el corazón de Miquel. Como también sabe de “nuevos comienzos”, que fue lo que le llevó a volar al Líbano.

He tenido la oportunidad de hablar personalmente con Miquel en bastantes ocasiones. Siempre me ha admirado su espíritu de apertura, su preocupación por los demás, su no quedarse parado viendo pasar los problemas.

He compartido con él algunos sueños, esperanzas y también, por qué no decirlo, alguna lágrima. Todo corazón que acoge derrama más de una lágrima; en público o en privado, pero las derrama.

Alguna de sus lágrimas me ha cuestionado a mí mismo. En alguna ocasión le preguntaba: Pero ¿cómo vamos a encontrar dinero para todos estos programas? (pregunta típica de quien va sólo de visita temporal). Y yo me decía: ¿de dónde saca Miquel tanta fuerza? Sin duda, como buen marista, de su profunda fe y su amor a María. Le entendí un poco más cuando, husmeando en la vida de san Marcelino Champagnat encontré una frase suya muy apropiada: “Dios nos envía a esos niños y nos concede la gracia de acogerlos; ya nos enviará con qué alimentarlos”. ¡Aquí está la clave! Entendí de donde le venía a Miquel su compromiso en la acogida.

Miquel es, como san José, “un gesto de acogida permanente”. Seis años acogiendo en Fratelli, seis años de desvelos, de intentar aportar lo mejor de sí mismo para los vulnerables; porque, en el contexto actual, las necesidades se acrecientan y exigen nuevos programas. ¡Ahí está Miquel!

Ahora a Miquel le ha llegado el momento de su regreso. El H. Andrés lo hizo unos meses antes. Es bueno que la comunidad Fratelli se renueve, aunque para ello nunca se vea el momento adecuado.

Me atrevo a utilizar sus propias palabras: “Dios sabrá lo que quiere de cada uno de nosotros, pero nunca acabaremos de entender por qué pasan estas cosas. Tengo claro que Dios me quiere en medio de los hermanos más vulnerables”. Y un músico creador como él, sabe que la “música no tiene fronteras”.

No sé lo que te deparará el futuro, pero de mi corazón nace un GRACIAS así de grande. Gracias por estar abierto a Dios, instrumento de su amor en la acogida, comprometido con la justicia.

Gràcies estimat Miquel per tot el que m’has ensenyat, per permetre compartir un trosset del teu cor i obrir-me a el món dels refugiats. Gràcies de tot cor i fins aviat perquè, segur, ens retrobarem.

5. Padre en la VALENTÍA CREATIVA

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«Si la primera etapa de toda verdadera curación interior es acoger la propia historia, es decir, hacer espacio dentro de nosotros mismos incluso para lo que no hemos elegido en nuestra vida, necesitamos añadir otra característica importante: la valentía creativa. Esta surge especialmente cuando encontramos dificultades. De hecho, cuando nos enfrentamos a un problema podemos detenernos y bajar los brazos, o podemos ingeniárnoslas de alguna manera. A veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener»[17].

Paco Chiva, FSC

«Haz que, en tu corazón, reviva la alegría».[18]

Con sus 56 años, sigue siendo un Hermano de mirada amplia; y, bajo su aparente seguridad, se esconde el corazón de un lasaliano a tiempo completo que es capaz de convertir las dificultades en oportunidades. El H. Paco nació en el pueblo lasaliano llamado L’Alcora en Castellón (España) y, sin duda, es una persona muy activa, cercana, creativa y espiritual.

He compartido comunidad con él y, sobre todo, visión y proyectos. Y no, de ninguna manera, es un clon mío. Algunas personas me lo han dicho, pero hay diferencias significativas como para que pudiera serlo ¡ya le gustaría a él! (es broma, claro). Lo cierto es que sí coincidimos en muchos aspectos de visión, inquietudes y deseos, pero dista de que podamos convertimos en un “par de gemelos”. En temas como, entre otros, la comunidad, la asociación, las vocaciones lasalianas, la respuesta a los más vulnerables… solemos coincidir en su sentido y diferir, quizás, en sus procesos y/o momentos. No todo son coincidencias, aunque sí en lo fundamental.

Es verdad: Paco es un Hermano creativo, con visión. Con cierta frecuencia, este tipo de Hermano suele ser también proactivo y con el peligro de parecer un tanto “avasallador”. En su caso, su proactividad no le quita dedicar tiempo a su propia retroalimentación desde la lectura personal, la formación permanente, su tiempo de contacto con la naturaleza. A su experiencia de vida en Arlep, se le ha unido la enorme experiencia de visión de Instituto, especialmente desde su incorporación al Secretariado de Asociación.

Entre nosotros suele ser frecuente que nos movamos con ideas e imágenes preconcebidas e inamovibles. El H. Paco es un artista, sea con la guitarra o en su capacidad de “mover los corazones”, de contagiar entusiasmo… Y, a veces, eso no es querido o bien comprendido en ciertos entornos. Tampoco le preocupa demasiado. Paco es fuerte, firme, audaz y ¡soñador! Y con algunos defectos ¡como todos!, pero que no empañan su grandeza y la riqueza que habita en él.

Ama su vocación lasaliana. Se ha empeñado en crear nuevos estilos de comunidad, nuevas formas de ser y vivir como lasaliano, nuevas iniciativas en compromisos de misión. Lo hace con razonamientos lógicos y desde el corazón. ¿Acierta en todos? ¡No! Claro que no. ¿Y quién sí? Sin embargo, y a pesar de las dificultades, en él el orgullo, los celos, la envidia u otros condicionantes no llegan ni a rozarle ni a frenarle.

Eso dice mucho como ser humano que es. En nosotros nada se hace por cuenta propia sino junto a los demás (“juntos y por asociación”), y eso paraliza y condiciona cuando no somos capaces de ver más allá de nosotros mismos. Paco supera las dificultades del camino porque deja que Dios tome “el timón de su barca”. Es creativo hasta en eso.

Como de san José, salvando las distancias, resalto dos “gestos de amor” que siempre me han cautivado en Paco por su “valentía creativa”:

El primero es el “gesto del sentido fraterno creativo”. Lo sabemos, más en la cabeza que en el corazón, pero lo sabemos: no hay fraternidad posible sin amor y, por tanto, sin ternura. No hay fraternidad sin entrega generosa por parte de todos, porque la fraternidad depende de todos, y los ritmos y visiones tienen sus condicionantes, no siempre coincidentes. Sin embargo, Paco siempre intenta, en todas las comunidades en las que vive, ser generador de clima fraterno, creativamente fraterno. Se preocupa por las relaciones personales y busca nuevos dinamismos de interrelación.

Que sí, ya lo sé: no siempre lo ha conseguido; pero es una constante en él. Quienes le conocemos sabemos que sí. Tiempo al tiempo. La construcción de la fraternidad se aprende y, también, se desaprende para seguir aprendiendo ¿o no? Es la base de toda valentía creativa: estar dispuesto a desaprender para aprender.

Paco posee un corazón centrado en Dios y en los demás.

En Dios desde su fina espiritualidad, sin “ñoñerías” y con profundidad. Un corazón sediento de Él, en búsqueda constante y sin quedárselo solo para él mismo sino compartiendo. Sirva de ejemplo la web de espiritualidad lasaliana que impulsa contra viento y marea.

En los demás: los Hermanos, los Asociados/as, los laicos lasalianos, los jóvenes, los necesitados de su entorno… todos tienen cabida en el corazón de Paco. Un corazón que se va agrandando en la medida en que experimenta actualmente esa dimensión internacional y, por tanto, aumenta el número de lasalianos que debe incorporar en él.

Por último, destaco su manifestación dominante de alegría. La alegría de Paco es manifiesta, dolores de cabeza aparte, y le permite vivir sin que sus sombras ocultas se apoderen de él, le amarguen, le desmotiven o le hundan.

El segundo gesto de valentía creativa lo realizó en su compromiso con el proyecto de “Nou Horitzó” (Nuevo Horizonte) para jóvenes provenientes de centros de acogida de menores que, llegados a la mayoría de edad, deben abandonarlos. Un proyecto, fruto de una opción institucional en la Comunidad Valenciana y en Mallorca, con el que él se ha identificado y lo ha animado e impulsado. Soy testigo de ello.

Como lo soy en su capacidad de generar sinergias: es su estilo de animación. No todos pueden seguir su ritmo, también es verdad. Tengo muchos testimonios de los jóvenes que le acompañaron en sus años de implicación en “Nou Horitzó”, que así lo testimonian y así le recuerdan.

Finalmente, todo lo anterior va acompañado de sencillez, fidelidad y escucha. Al mismo tiempo, domina técnicas, comunica y motiva a quien le escucha. ¿Acaso todo eso es posible sin valentía creativa? ¡Pues no!

Gracias H. Paco y sigue cuidando tu proceso de mejora continuada.

6. Padre TRABAJADOR / Madre TRABAJADORA

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«La obra de san José nos recuerda que el mismo Dios hecho hombre no desdeñó el trabajo. La pérdida de trabajo que afecta a tantos hermanos y hermanas, y que ha aumentado en los últimos tiempos debido a la pandemia de Covid-19, debe ser una llamada a revisar nuestras prioridades. Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!»[19].

Sabrina Van Steen, educadora lasaliana

«¡Oh, cuán dichosos debéis consideraros por trabajar en el campo del Señor!»[20].

Mi memoria me lleva a muchos años atrás. Recuerdo a Sabrina, más que por sus éxitos deportivos, por su amplia sonrisa y su simpatía natural. Con su peculiar estilo de caminar iba derrochando, por la pérgola del colegio de Palma, una natural felicidad contagiosa.

Sabrina nació en 1965 en Lieja (Bélgica). Como tantos turistas europeos, sus padres frecuentaban la isla de Mallorca y, hasta tal punto les debió de gustar, que decidieron establecerse definitivamente en nuestra tierra. “¡Caramba!” Fue la discoteca de moda en Santa Ponsa, que algunos aún recordamos, creada por ellos.

Sabrina ya es mallorquina desde 1970 cuando, con sus 11 años, inicia su itinerario lasaliano sin sospechar lo que le depararía el futuro. Un futuro que, sin duda, no puede separar del colegio. Son más de 28 años recorriendo sus aulas, sus pasillos, sus patios y, por supuesto, braceando sin parar en su piscina.

Después de intentar otros deportes, Sabrina encuentra en la natación su medio natural. Quienes me conocéis, sabéis de mi ignorancia en temas deportivos, pero también mi capacidad de reconocer el valor del esfuerzo y del trabajo. Y en la natación, de una manera más especial.

A partir de ahí, quizás podréis entender por qué me vino a la mente la persona de Sabrina al plantearme el tema de “Padre trabajador”, bueno, más bien “Madre trabajadora”, y no creo que san José se moleste por ello.

No concibo a nadie que haya sido un mito histórico en el deporte, en este caso, de Baleares, por casualidad. No basta la influencia familiar porque, efectivamente, crece en una familia de deportistas. Tampoco, aunque siempre es necesario, el factor suerte puede ser el predominante. Detrás de todo ello hay un trabajo minucioso, un esfuerzo cotidiano incuestionable.

Nuestro Club Natación La Salle de Palma se fundó en el año 1977. Desde entonces ha venido desarrollando todo su potencial educativo y competitivo desde los valores que le caracterizan como club lasaliano. Ciertamente, con tanta historia, no exento de dificultades, pero también de éxitos.

Sabrina ha estado ligada al club de muchas maneras: como nadadora, como monitora y como directora técnica. Todo ello, y siempre, mostrando esta característica josefina del trabajo que, en su caso, encontró entre las aguas de la piscina uno de sus principales talleres, aunque no el único.

Un ejemplo de su trabajo lo revela el hecho de que entre 1983 y 1987 estuviera becada en la Residencia Joaquín Blume, adscrita al Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Y, para más prueba, sus resultados más significativos: Campeona de España en 50 metros libres en 1983 y 1984, y con nuevo récord nacional. Con toda justicia, en 1983 fue elegida mejor deportista femenina de las Islas Baleares. En 1985 y 1986, campeona de España en 100 metros mariposa. ¿Sin trabajar? ¡Pues no, imposible!

Puedo añadir que participó en campeonatos de Europa, en los Juegos del Mediterráneo, en el Torneo de la Copa Latina y en el de Ocho Naciones (y por varias veces). Formó parte de la selección española de natación e, incluso, del equipo nacional de Waterpolo porque en este deporte también hizo sus pinitos. Por si faltara aún algo a su currículo, en 1992 fue Directora de la Copa del Mundo de Natación celebrada en Palma. Repito: ¿Sin trabajar? ¡Pues no, imposible!

El valor del esfuerzo y del trabajo ha sido una constante en Sabrina. Y es así, como aquella joven risueña y simpática que saludaba a todo el mundo por la pérgola del colegio fue vivenciando unos valores, creciendo y superando las lógicas dificultades de la vida como –imagino, y es solo imaginación– lo que le debió de costar entender por qué su club del alma le cesaba, sin motivo aparente, como Directora Técnica. Creo que por el año 2011. Y no dejó de trabajar y no dejó de sonreír.

Otro momento significativo que le será difícil borrar de su mente y de su corazón había tenido lugar en 1988 cuando, recién termina su licenciatura de Educación Física, fue llamada a trabajar como profesora en “su” colegio. Una llamada del “guardián de los deportistas” o de su “ángel” –para recordar el sueño de san José– personificado en el H. Fidel, le daba la buena noticia. ¡Y desde entonces!

Efectivamente, desde entonces sigue regalándonos simpatía; desde entonces sigue aportando la mejor calidad en su trabajo incondicional, prueba del aprecio que tiene a La Salle y a los Hermanos. ¡Y no me lo invento!

Todo ello, integrando familia y distancia. Una familia a la que adora y una distancia que a muchos mallorquines nos hace temblar, pues Sabrina no vive en Palma sino en el municipio de Capdepera que dista unos 79 kilómetros. Nada de ello le ha impedido ser fiel a su responsabilidad como educadora lasaliana. Ni la distancia, ni la fatiga natural pueden con ella. Hasta el punto es así que no sólo asumió su responsabilidad como profesora, sino que también lo hizo como Jefe de estudios y como Directora de Secundaria. Y vuelvo a repetir: ¿Sin trabajar? ¡Pues no, imposible!

Para mí, Sabrina es un ejemplo de trabajadora innata. No incansable, porque es de carne y hueso, pero sin sucumbir al cansancio. No “Superwoman”, sino de una gran fidelidad a su responsabilidad. Quizás por ello, y por su carácter, es apreciada y valorada por todos: alumnos, compañeros, Hermanos, padres, antiguos alumnos… Quizás, y no por casualidad, porque ha sabido cuidarse por fuera y por dentro.

Valoro en ella:

· Su respeto hacia los demás y su capacidad para aceptar sus errores y rectificar si hace falta.

· Por supuesto, lo he dicho antes y motiva este compartir, su capacidad de trabajo y esfuerzo, su compromiso y su autoexigencia y constancia.

· Su autocontrol y disciplina.

· Su pasión y creatividad.

· Su solidaridad y sentido de búsqueda. Quizás ello influyera en que, a sus 29 años, adoptara a su hija Svet, su tesoro (aunque no único).

· Su sentido de pertenencia a La Salle y su agradecimiento por todo lo recibido.

· Su sentido de lealtad y amistad.

Por todo ello y por mucho más, he querido compartir este testimonio personal que, como todos los demás, ignora y que conforman las perlas más bonitas de “gestos de amor lasaliano”.

Mi deseo: que el Señor le siga dando esa vitalidad de mujer trabajadora y entrega a su familia y a nuestra obra educativa.

Gracias, Sabrina, a ti, a tu marido y a tus hijos.

7. Padre en la SOMBRA

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«Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él».[21]

Fidel Pérez, FSC

«Aprended de María a no pretender distinguiros de los otros en nada».[22]

Un “gesto de amor” en la sencillez como Hermano de las Escuelas Cristianas. Fidel siempre ha tocado mi corazón. Quede constancia de que él lo ignora y, posiblemente, si lo supiera, con el rostro sonrojado me diría que soy un exagerado. Se trata del H. Fidel Pérez de la comunidad de Palma de Mallorca. Un turolense adoptado en Mallorca pues prácticamente toda su vida de Hermano la ha vivido en esta lasaliana isla.

A lo largo de mi vida he compartido con él muchísimos momentos. Sigo haciéndolo aún, en la distancia. Me ha enseñado cómo, desde la sencillez, se puede contribuir a crear fraternidad. Para mí, el H. Fidel es un ejemplo de generosa entrega al servicio de los demás, especialmente de los Hermanos.

Las circunstancias personales no le encaminaron a ser un Hermano ni de grandes títulos académicos ni de grandes responsabilidades. Lo suyo siempre ha sido la discreción y el servicio callado. Sin duda que lo de “padre en la sombra” le viene como anillo al dedo.

Pocas veces le recuerdo triste o cariacontecido. Más bien, su rostro refleja felicidad, dicha, alegría de vivir. Es verdad, es fácilmente sonrojable. Unas veces por inseguridad personal y otras, las más, por su timidez natural. Dicho lo cual, no significa que ello le imposibilite ser proactivo. A veces, demasiado activo y nervioso. Su mundo más bien ha sido el entorno deportivo, especialmente el fútbol. Tuvo un buen maestro en el H. Tarsicio, con el que convivió muchos años y del que aprendió “casi todo”.

Entre las muchas experiencias vitales de Fidel, destaco un “gesto de amor” concreto que refleja a una persona que ha aceptado en su vida la voluntad de Dios y asume los cambios que la vida y el Instituto de los Hermanos va proponiendo como respuesta a los retos que han aparecido en cada momento histórico de su vida.

El gesto de “servir a los Hermanos”

Siendo yo Visitador, le solicité un encuentro personal. Manos a la obra. Nos reunimos. Él con cierto miedo a que le planteara un cambio de comunidad. Ni por asomo podía imaginar mi propuesta. Percibiendo su nerviosismo, le dije: “Fidel, vengo a ponerte más nervioso”. Su reacción, por supuesto con rostro enrojecido, fue exclamar: “¡Qué me dices! ¡Puff!”. A lo que siguió mi propuesta: que asumiera la dirección de la comunidad.

Después de un diálogo en el que abundaron los lógicos “yo no sirvo”, “fulanito lo haría mejor”, “nunca lo he hecho”, “nuestra comunidad es compleja”, “no sé…”, “¿por qué a mí?” y un largo etcétera, todo quedo resumido en un “¡Vale! Si tú me ves como director, lo acepto”. Y ya está. Bueno, nunca del todo. Esa noche no durmió, bien lo sé. Siguió con sus quimeras y elucubraciones mentales: “¿Qué pensarán los demás?”. “¿Hasta qué punto seré aceptado?”. “¿Contaré con la ayuda de los Hermanos?”… Por otra parte, esos pensamientos los tenemos todos ante la tesitura de una opción nueva y desconocida por parte de uno.

Confieso que, al conocerse la noticia, no faltaron interrogantes e incluso críticas, algunos correos incluidos. Una mezcla de incredulidad, alguna no tan sana envidia, y sorpresa. Inclusive se hicieron simbólicas apuestas acerca de cuánto duraría. ¡Cuánto nos cuesta resetear la imagen del otro!

En todo caso, mi intuición se ha visto premiada y largamente compensada. Hoy, muchos años después, el H. Fidel sigue de director de la comunidad. Sigue realizando “gestos” que me hacen decir –es un atrevimiento– que está siendo uno de los mejores animadores de comunidad que conozco.

Algunos de esos gestos que considero básicos en la animación cotidiana de toda comunidad y que he visto encarnados en Fidel son cosas tan sencillas como:

  • Que el otro no pase desapercibido: un Buenos días, un ¡Hola! ¿qué tal estas?, un lo siento… son una constante en Fidel.
  • Un dedicar tiempo a escuchar ¡no solo a querer ser escuchado! A dialogar, sin imponer, a recabar opiniones… Incluso sabiendo que, al final, los mantras recurrentes de “no se consulta”, “no se informa”… se harán presentes, a pesar de que no es así en Fidel. Algún despiste sí, pero jamás de mala voluntad.
  • Un compartir tareas sin “escaquearse”. Si hay que arrimar el hombro, es el primero. Se dice que el Hermano es aquel que “siempre tiene cosas que…” ¡Es que tengo que…! Y, a decir verdad, Fidel siempre está en activo, pero ello no le ha impedido servir a la comunidad como el primero.
  • Un descubrir las necesidades sin esperar a que se las manifiesten: ¡Haberlo dicho! Pues no. Él siempre ha procurado adelantarse. Eso sí, con sumo cuidado y mucho respeto.
  • Se preocupa de todos. Es ley humana que unos nos caigan mejor que otros. Sin embargo, no me consta que Fidel haya hecho acepción de personas. Y reconozco que esto no es fácil. Tampoco para él.
  • Genera sinergias, busca puntos de encuentro. No justifica inapropiados comportamientos y, si necesita desahogarse, espera al Visitador para no crear un clima de tensión en su entorno.
  • Abre la comunidad a los colaboradores lasalianos con creativas propuestas con los profesores nuevos, como compartir la oración comunitaria, invitar a que el o la director/a del colegio comente en una reunión comunitaria la situación del colegio…

Fidel sigue siendo un buen animador de comunidad, sigue acompañando, se hace siempre presente con sencillez, consciente de aquello de “que vuestra humildad y vuestra dulzura aparezcan en vuestros discursos”[23], tal como escribe nuestro Fundador.

¿Te parece poco? Aún podría seguir. Pero creo que es suficiente.

En todo caso, es mi lectura de Patris Corde 7 hecha vida en él. Eso sí, según lo que siento, pienso y he vivido junto a él. Finalmente, entre nosotros, se trata de encarnar aquello de “y todos vosotros sois hermanos”[24].

Gracias Fidel.

ALGUNOS GESTOS DE AMOR COMUNITARIOS

Cuando las necesidades de los demás entran en nuestra vida y forman parte de nuestra comunidad, nos convertimos en espacios de solidaridad compartida. Cuando nos dejamos afectar por rostros que sufren y desean amar, cuando la clave que cose nuestras relaciones fraternas es la de amor… entonces podemos realizar “gestos comunitarios de amor” en el nombre del Señor Jesús y transmitirlos a los demás desde nuestra espiritualidad lasaliana.

Comparto algunos “gestos de amor” de comunidades y/o grupos de Hermanos que, en nombre de la comunidad, son capaces de regalar tiempo, tocar con ternura las cicatrices de tantas personas heridas en nuestro entorno y enjugar las lágrimas que se deslizan por las mejillas.

8. Residencia La Salle de Pont d’Inca: “Un gesto de puertas abiertas”

«Nadie puede poner en duda que una comunidad sea lugar santo. Y puede decirse de la comunidad en que se sirve bien a Dios»[25].

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Me preguntaba, a raíz de unos meses en que he compartido mi vida con los Hermanos y Asociados, de la Residencia La Salle de Pont d’Inca (Mallorca), cómo entenderán expresiones como “creación de entornos seguros”, “promoción de igualdad de oportunidades” o “integración social”. La media de edad de nuestra comunidad de Pont d’Inca está, mientras escribo este “gesto”, en los 83 años. Se trata de una comunidad de dieciocho Hermanos y dos Asociados, que comparte la vida junto a diez personas que, desde la enfermería, la cocina o el servicio de limpieza están consiguiendo, seguramente sin pretenderlo y sin ser consciente de ello, crear una verdadera y peculiar comunidad lasaliana.

Y como no puede existir comunidad sin gestos de amor, comparto contigo mi experiencia y mi testimonio.

Crecer. De eso se trata. Toda nuestra vida, personal y comunitaria, es un continuo proceso de crecimiento. No solemos crecer por casualidad. Más bien, crecemos cuando coinciden una serie de fuerzas y experiencias que se dan a la vez. Como Visitador, acompañé en su momento a esta comunidad. Eran otros tiempos, otras situaciones y otras personas. Lo cierto es que durante los dos meses que he compartido vida en ella, he comprobado su crecimiento personal y comunitario.

En muchos momentos y, lo confieso con cierto asombro, me ha venido a la mente aquella expresión de san Francisco de Asís: “Empieza haciendo lo necesario, después lo posible y, de repente, te encontrarás haciendo lo imposible”.

Lo necesario siempre lo han hecho: atender a los Hermanos, especialmente a los más frágiles de salud. Lo posible, también, procurando dar un tono de dinamis­mo a su vida, con resultados desiguales.

Sin embargo, estas semanas he visto gestos que se asoman, desde mi punto de vista, al ámbito de lo “imposible”: abrir la histórica capilla dedicada al Sagrado Corazón a la gente del entorno para orar, contemplar, compartir fe con personas tanto del entorno lasaliano como parroquial; participar activamente en los encuentros pastorales del Sector llamados “3T” (Tres Tiendas), que se convocan para compartir reflexión, oración y experiencia de vida entre los lasalianos y lasalianas de nuestras cuatro comunidades educativas de Mallorca; el clima de relación fraterna entre la comunidad y el personal de enfermería y servicios, con evidentes pruebas de cariño sincero y de servicio generoso en el comedor, en el café diario y en la misma atención profesional; hacerse presente, en la medida de las posibilidades, en la vida de la parroquia, con sentido de pertenencia y deseo de no vivir al margen. Podría seguir añadiendo signos de vida, pero me conformo que lo que acabo de escribir.

Ahora bien, he podido comprobar, y doy fe de ello, un gesto de amor que la diferencia con respecto a otras comunidades, residencias o enfermerías lasalianas que conozco, y que bautizo como “gesto CIS”.

Es posible que la mayoría lo sepamos; pero también puede que alguno no conozca su significado. Con las siglas CIS nos referimos, para no confundirlo con el famoso “Centro de Investigaciones Sociológicas”, a los Centros de Inserción Social.

Dicho de otra manera, es un organismo público, un centro penitenciario de régimen abierto, cuya misión es facilitar la incorporación al medio social, reducir los efectos del internamiento convencional y reforzar el vínculo con la comunidad social. ¡No es poco!

¡Quién pudiera imaginar que día tras día, semana tras semana, se hicieran presentes entre la comunidad de Pont d’Inca personas que cumplen sus penas en régimen abierto, mediante jornadas de Trabajo en Beneficio Comunitario (TBC)!

Es cierto que la comunidad de Pont d’Inca no ha sido extraña a las realidades vulnerables del entorno. En su historia ha habido muchos “gestos de puertas abiertas”. Me atrevo a señalar algunos, entre otros, porque pienso que ellos han posibilitado, de alguna manera, este “Gesto CIS”:

· De una u otra manera, el Proyecto “Nou Horitzó” (Nuevo Horizonte) de los pisos de emancipación, una opción lasaliana de muchos años en nuestro Sector, han estado en contacto con los Hermanos de la comunidad. Sirvan como ejemplo algunas celebraciones conjuntas en Navidad y en otras fiestas. Siempre con respeto y afecto mutuo.

· El hecho de que un Hermano de la comunidad, a veces implicando a otros, es voluntario y forma parte del grupo de pastoral, del Centro Penitenciario de Palma de Mallorca.

· La insistencia por parte del Instituto de abrirnos a la colaboración con los más necesitados del lugar.

· El contar con un director y equipo comunitario sensibles con todo ello y, por tanto, facilitadores.

· La experiencia que supuso para algunos Hermanos su presencia en la comunidad Monserrat, hoy ya cerrada, cuyo espacio de acogida a las personas del entorno penitenciario es bien conocido en el mundo pastoral de la Diócesis y, en general, de la sociedad de Mallorca y cuyo párroco, D. Jaume Alemany, es el Delegado de Pastoral Penitenciaria…

Y llegados aquí ¿en qué consiste este “gesto CIS”, tal como yo lo llamo?

Es simple, pero tiene su “cosa”. Se trata de abrir las puertas a la posibilidad de que personas del CIS vengan diariamente a la comunidad para que, sin realizar trabajos de sustitución (por tanto, no se trata de “mano de obra barata o gratuita”), realicen acciones, por las cuales redimen su condena, en favor de sí mismo y de la propia comunidad civil.

No me interesa aquí narrar lo que cada uno hace, depende mucho de las posibilidades y capacidades de cada persona, ni de las horas o el tiempo que dedican, mucho menos de la calidad de su tarea. Lo que realmente me ha impactado es la calidad de la acogida, la normalidad en la manera de relacionarse y la profundidad de las miradas.

Cada uno de los que han pasado durante mi estancia (Carlos, José…) y, por supuesto, todos los anteriores a mi llegada, tienen su propia historia que ni se investiga ni se pregunta. Cada uno viene desde su vulnerabilidad y fragilidad personal y/o familiar, de sus oportunidades perdidas o no oportunidades encontradas. Cada uno llega con una historia personal, familiar y social diferente.

No importan los motivos que les llevaron a delinquir, no importan las penas que la justicia ha considerado oportuno poner. No importa, siquiera, lo que les deparará el futuro. Lo que, desde mi punto de vista, verdaderamente importa es:

· Encontrarse con un grupo humano de personas mayores que sonríen y acogen. Unos en silencio, otros con palabras, otros con acciones concretas, pero ¡acogen! Y lo hacen sin cuestionar, sin en palabras del Papa Francisco“chismorrear”. Lo hacen con madurez humana y cristiana.

· Encontrarse con un grupo humano que, siendo “curas” –para utilizar su argot inicial–, ni son proselitistas ni pretenden “convertirlos” ni llevarlos a su “molino”. Sin embargo, no por ello dejan de interrogar.

· Encontrarse con un grupo humano comprensivo, incluso con sus despistes y sus fallos. Santos no son, ni unos ni otros. Sí, ¡pero todavía no!

· Encontrarse con un grupo humano que no se mete con sus tareas (para ello están los responsables) pero sí se interesan por ellas, se preocupan por su marcha y con un simple “¿qué tal estás?” interaccionan con afecto.

· Encontrarse con un grupo humano que les acepta sin cuestionamiento y les prepara diariamente un cafetito.

He participado en varios momentos de despedida, una vez finalizada su presencia en la comunidad, y ha tocado mi corazón el ver cómo miraban. Uno de ellos, llegó a decir: “¡Qué bien estáis y que felices os veo juntos!”. Y todos con un sincero y afectuoso agradecimiento, con alguna lágrima inclusive. Se han encontrado comprendidos, acogidos, respetados y queridos. Y eso ¡tampoco es poco!

Me gustó el gesto de que, al finalizar su tiempo en la comunidad, el director les convoca para agradecerles su aportación y les obsequia con dos detalles interesantes: una fotografía enmarcada tomada en algún momento imprevisto de su trabajo y una breve biografía de san Juan Bautista de La Salle. Otro “gesto de amor” que no desmerece para nada a los otros gestos mencionados.

Termino recordando una frase del papa Francisco que he tenido muy presente en este tiempo. En su visita a la cárcel de mujeres de San Joaquín, en Chile, afirmó: “Estar privado de la libertad no es estar privado de la dignidad”. Así es.

Gracias, Hermanos y Asociados; gracias a todo el personal; gracias a todas las personas que forman esta comunidad.

9. Comunidad La Salle ENEA: “Con ellos y por ellos”

«Puesto que Dios os ha concedido la gracia de llamaros a vivir en comunidad, nada debéis pedirle con mayor insistencia que esta unión de espíritu y de corazón con vuestros Hermanos; pues solo a través de esta unión alcanzaréis la paz que debe constituir toda la dicha de vuestra vida»[26].

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En este mi compartir “gestos de amor” lasaliano acudo, de nuevo, a una comunidad de Hermanos mayores (en edad cronológica). Durante las últimas semanas he disfrutado, me he emocionado, me han hecho pensar y han alimentado mi oración personal.

Se trata de tres videos (YouToube: La Salle Enea: 1. Felices en su caminar, 2. Soñando futuro, 3. Un horizonte de esperanza) en los que comparten historia, experiencias de vida, visión, retos, esperanzas… Todo un “gesto de amor” proveniente de esta dinámica comunidad, a pesar de que algunos caminan ya arrastrando sus zapatillas.

Un “gesto de amor compartido desde la vida”. Doy fe, por lo que conozco, de que todo cuanto en ellos comparten es fruto maduro y verdadero. Un gran gesto que nace de corazones llenos, agradecidos, fieles, esperanzados, deseosos de contagiar felicidad. Si bien es cierto que el peso de sus años se percibe en su caminar, también lo es que reflejan en sus rostros una profunda alegría. La felicidad de Dios es nuestra propia felicidad y, sin duda, eso queda latente en estos tres tiempos compartidos por estos Hermanos de Irún que, al igual que los ciclistas hacen su último esfuerzo para llegar a la meta, también lo están haciendo ellos.

Gracias H. Lucio: optimista en Dios.

Gracias H. Juan Arsuaga: vocero de Dios.

Gracias H. Juan Bert: bombonera de Dios.

Gracias H. Mikel: visión y pasión.

Gracias H. Cele: libre y liberador.

Gracias H. José Luis: cartero de Dios.

Gracias a toda la comunidad y a todo el personal de la casa con quien compartís itinerario de vida, porque me habéis dado un ejemplo de fidelidad creativa en el nombre del Señor Jesús y en La Salle. Con mujeres y hombre como vosotros, uno se siente “sanamente orgulloso” de ser Consejero, temporal, en nuestra Familia Lasaliana. Sois un oasis en medio de nuestra vida lasaliana.

¡Y sí! ¡Claro que sí! Lo digo con toda franqueza: ¡os quiero!

Os quiero como hermano que me siento de vosotros. Hermano con quienes más conozco y con quienes no he tenido la suerte de compartir vida y misión. Al escucharos, al contemplaros y al comprobar lo agradecidos que estáis de vuestro itinerario vocacional, me ha venido a la mente una frase de un conocido empresario que suele afirmar: “si te puedes sentar a la sombra de un árbol es porque en su día alguien lo plantó”[27]. Sin duda, ¡ha merecido la pena! ¡Sigue valiendo la pena! Gracias a vuestro árbol plantado, podemos nosotros gozar de su sombra.

Habéis gastado la suela de vuestros zapatos en multitud de lugares: Barakaldo, Sestao, Guarataro (Venezuela), Valdefierro, Guayente, Irún, Donosti, Herrera, Zarautz, Txantxangorri, Txabarri, Andoain, Llodio, San Asensio… perdonad que no me acuerde de todas. ¡Cuánta tiza! ¡Cuántos cantos! ¡Cuánta escucha! ¡Cuántas lágrimas compartidas! ¡Cuánta humana espiritualidad! ¡Cuánto lasalianismo!

En todos ellos habéis dado y compartido lo mejor de vosotros mismos: ¡Vuestra vida! ¡Vuestra fe! ¡Vuestra generosa entrega en el ministerio educativo lasaliano!

Habéis vivido momentos duros, soledades, dolores, sufrimiento, sinsabores… Permitidme recordar que “cuanto mayor es la dificultad mayor es la gloria”[28]. Las noches oscuras son parte de toda vida humana. Sabemos, en palabras de nuestro Fundador, que “nada aprovecha dejarse dominar por el desaliento”[29]. Admiro vuestra capacidad de superarlas y convertirlas en oportunidades de crecimiento. Ellas no os han impedido seguir confiando en Aquel que os ha llamado. ¡Gran lección!

Vivís abiertos a nuevos horizontes. Lejos de encerraros en el “siempre ha sido así”, aceptáis ser coprotagonistas de lo nuevo que ha nacido, y sigue naciendo, en nuestra Familia Lasaliana.

Sí, Lucio; si nos dejamos guiar por el soplo del Espíritu con humildad, confianza y sin creernos imprescindibles, ¡claro que llegaremos a buen puerto! Remando juntos no puede ser de otra manera: el puerto de Dios.

No olvidemos lo que nos dice san Juan Bautista de La Salle: “No es suficiente navegar con seguridad; hay que llegar a puerto”[30]. Lo importante es, como bien comparte Juan Arsuaga, caminar con confianza y esperanza, abiertos a la novedad de Dios que nos dice “yo hago nuevo todas las cosas”[31], aunque a veces, Juan, “haya que robar un poquito” y experimentar “el gozo de ser expulsado por los tuyos”. Ya sabes: “y los suyos no le recibieron”[32].

Efectivamente, estamos en tiempos de cambio, pero ¡como siempre! Los cambios son una constante en la evolución humana. Cambia el mundo, cambia la Iglesia, cambia nuestro Instituto y, también, cambiamos nosotros. Como afirmaba el ensayista inglés: “quería cambiar el mundo. Pero he descubierto que lo único que uno puede estar seguro de cambiar es a sí mismo”[33]. Y, por eso, estimado José Luis, podemos dejarnos llevar “de compromiso en compromiso” hasta nuestro “adoro en todo” que nos llega a todos.

Escuchando a Cele, me reafirmo: la casualidad no existe. Todo pasa por algo. Creo que era Albert Einstein quien decía: “nunca creeré que Dios juega a los dados con el mundo”. Viendo tu finura espiritual, querido Cele, supiste elegir “la mejor parte”, porque el Señor puso un “baberito blanco” en tu camino. ¡Lo que se han perdido los pasionistas y los franciscanos! Pero, como en lo nuestro no hay competencia entre nosotros, al final todos hemos ganado.

En la Familia Lasaliana vivimos momentos preciosos. Estamos intentando, con la mayor coherencia posible, responder a los retos de hoy tanto a nivel de vida como de misión. Y, a pesar de las dificultades, no nos dejamos llevar por el desaliento. No es ni cristiano ni lasaliano.

Efectivamente, Mikel, somos frágiles, pero, nunca en medio de tanta fragilidad habíamos sido tan creativos y audaces. No paramos de abrir nuevas obras, nuevas comunidades lasalianas, nuevos proyectos para los más vulnerables.

Lo hacemos porque alguien tuvo visión: muchos como tú fueron capaces de mirar al futuro con ojos de fe. Creyeron en los laicos lasalianos, en los asociados seglares, en la necesidad de una convergencia que posibilitara vida, en saber ceder y permitir tomar decisiones compartidas… Mucho de ello lo he compartido contigo, años atrás. Y, encima, sabiendo que muchos de los frutos no los veremos porque “una sociedad es madura cuando los viejos plantan árboles a la sombra de los cuales saben que no se sentarán nunca”[34].

En fin, gustoso comparto este “gesto de amor” de la comunidad de Hermanos de la SAFA de Irún porque han sido capaces de conectar con mi corazón y mi pensamiento, y mover mi afecto.

A pesar de los bombardeos de la vida (Gernika incluido, Cele), nos dais alas para seguir caminado sin rendirnos, ni en tiempo de pandemia; porque esta bombonera barata nos invitáis a llenarla de esperanza y confianza; porque, con apertura de corazón, podemos soñar a lo grande; porque soñar no solo no es pecado, sino que es necesario; porque nos ayudáis a “abrir los viejos y pesados portones” y ser más inclusivos, justos, lógicos y éticos con todos, especialmente en la lucha por la igualdad de la mujer lasaliana; porque nos motiváis a seguir soñando futuro y ser felices en nuestro caminar… Al fin y al cabo, eso es lo que quiere Dios de sus elegidos. También nosotros, como María, hemos elegido la mejor parte[35].

En los Cánticos Espirituales de nuestro Fundador, en general bastante desconocidos, se nos invita a cantar lo siguiente: “fuimos creados para servir a Dios, para amarlo y conocerlo. Debemos, siempre y en todo lugar, vivir para este único Señor, que hizo la tierra y los cielos para hacernos felices”[36]. ¡Ahí queda eso!

Paras quienes nos sentimos lasalianos, las dificultades no nos desmotivan, más bien son acicates para seguir buscando y luchando. Miramos la realidad con los ojos de la fe, compartimos la forma de ver el mundo y la espiritualidad con los ojos de la fe[37]. La vitalidad no la encontramos en los números sino en la calidad de nuestra vida, en el espíritu que nos anima, en el compromiso de crear sinergias entre todos, en la misión que nos urge y en la voluntad común de buscar respuestas por caminos nuevos.

Y termino. Con “gestos de amor” como el vuestro, vale la pena seguir entregando la vida hasta cuando Él quiera. Desde esta “atalaya de La Salle Enea” seguid construyendo futuro, orad por todos, vivid en paz y gozo, porque vuestra misión “sigue siendo de gran utilidad” en este momento histórico.

Que nuestra santa María del Juncal y san Juan Bautista de La Salle nos sigan ayudando y protegiendo en nuestro caminar.

Gracias, Hermanos; gracias a todo el personal que os cuida.

10. Presencia lasaliana en Paterna, “De compromiso en compromiso”.

«… de modo que un compromiso me llevaba a otro, sin haberlo previsto en los comienzos»[38].

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Comparto un “gesto de amor” singular. En este caso, de una presencia lasaliana viva y diversa en una misma ciudad.

Paterna, ciudad lasaliana próxima a Valencia (capital de la Comunidad Autónoma Valenciana), cuenta con 71.035 habitantes[39]. La ciudad es de origen romano (siglo III), aunque en su entorno encontramos yacimientos de la Edad de Bronce. Es un municipio de interés turístico por el elevado número de monumentos históricos protegidos. Y destaca principalmente por la actividad industrial y de servicios.

La presencia lasaliana en Paterna se remonta al año 1951 con el inicio de la creación del actual Colegio La Salle, colegio concertado que cuenta con los niveles de Primaria, Secundaria y Bachillerato en todas sus modalidades: Ciencias y Tecnología, Artes y Humanidades y Ciencias Sociales. Cuenta con un acuerdo con la cercana escuela de Educación Infantil “La Gacela”.

En 1966 se creó una nueva presencia lasaliana en la ciudad: la Escuela Profesional La Salle. También concertada, cuenta con los niveles de Infantil (propia y con acuerdo con la cercana escuela de Educación Infantil “Minerva”), Primaria, Secundaria y los Ciclos Formativos tanto de Grado Medio como de Grado Superior.

Ambos centros comparten, además de Carácter Propio, un marco pedagógico y pastoral común: el Nuevo Concepto de Aprendizaje (NCA) como propuesta organizativa, metodológica y evaluativa con identidad propia que pretende la formación integral de la persona en sus dimensiones emocional, cognitiva, corporal, social y espiritual a lo largo de todas las etapas del desarrollo. Sin duda, novedosa e innovadora.

Ambas obras educativas aplican los Programas La Salle: Ulises, Lectura Eficaz, Hara, Aprendizaje Cooperativo, Crea, Optimist e Irati, que pretenden facilitar el camino para obtener óptimos resultados, tanto a nivel personal como escolar.

Cuentan también con un equipo docente y no docente con identidad lasaliana, con un significativo compromiso educativo. En ambos existen un grupo Scout y diversos movimientos de jóvenes, y están inequívocamente comprometidos con nuestra ONG Proyde… En definitiva, tanto uno como otro presentan un proyecto educativo y pastoral innovador. A lo largo de los años son miles los niños y jóvenes que han pasado por sus aulas, muchas las familias que les han confiado a sus hijos.

Podría seguir, pero pudiera parecer que todo ello se enmarca en lo que debiera ser “normal” en cualquiera de nuestras obras educativas. Sin embargo, quiero compartir algunos “gestos de amor” que evidencian aún más el compromiso de esta presencia lasaliana diversificada y su “valentía creativa” en la ciudad de Paterna:

· “Un gesto de amor hacia afuera”: quiero destacar el papel que ha tenido, y sigue teniendo, la Asociación de Antiguos Alumnos del colegio de Paterna, fundada en 1957. Es por su identidad, animación y organización, un claro ejemplo de lo que debieran ser todas las Asociaciones de Antiguos Alumnos.

De todo cuanto realizan, destaco su compromiso con Cáritas. Efectivamente, la Asociación de Antiguos Alumnos, la Comunidad Cristiana La Salle y un grupo de profesores del mismo colegio, junto a un grupo de feligreses de la parroquia, iniciaron un nuevo compromiso compartido en el 2010, creando Cáritas Parroquial de la parroquia de Santa Rita. A lo largo de estos años han realizado una magnífica labor de entrega y ayuda conforme a los principios que guían Cáritas. Tras un año de “impasse” por situaciones ajenas a su voluntad, han vuelto a retomar su compromiso. Seguro que, desde la experiencia, impulsarán con “valentía creativa” este nuevo comienzo.

· “Un gesto de amor en la acogida”: Es uno de los gestos lasalianos más significativos que conozco. Fruto de una opción institucional y de la visión y empuje de Hermanos, Asociados y otros lasalianos que lo posibilitan. La fundación “La Salle Acoge”, nace en 2012 como “paraguas” en la animación, coordinación e impulso en la atención integral de niños y jóvenes de 5 a 25 años en riesgo de exclusión social y con alta vulnerabilidad. Su centro está en Paterna pero su ámbito de acción se ha ampliado a Llíria, Alcoi, Benicarló, Palma y Pont d’Inca. Para ello, toda su energía creativa le ha llevado a crear:

· Dos centros de acogida de menores Projecte Obert (Paterna y Llíria). Se trata de dos proyectos socio-educativos de carácter residencial destinados a acoger, atender y educar a menores de edad que necesitan una atención, una acogida específica, por encontrarse en situación de desprotección o por estar privados de un ambiente familiar idóneo.

· RedFinDe: un grupo de apoyo de voluntarios para los fines de semana, creado por Projecte Obert, orientado a acoger a niños y jóvenes con riesgo de exclusión social.

· Siete hogares de emancipación Nou Horitzó (Paterna, Alcoi, Benicarló, Palma y Pont d’Inca). Se trata de un proyecto socio-educativo, también con carácter residencial, destinado a acoger, atender, educar y acompañar a jóvenes de 18 a 25 años extutelados, con el objetivo de que puedan conseguir el tránsito hacia la vida independiente y autónoma.

· Aula de Inserción Creativa (ADINCRE) en Paterna. Se trata de una alternativa educativa para adolescentes y jóvenes (entre 14 y 16 años) con el objetivo de prevenir el abandono escolar prematuro y fomentar la integración socioeducativa de alumnos con necesidades específicas.

· Un Servicio de Mediación Escolar y Familiar: Un proyecto en colaboración con CaixaProinfancia, que presta ayuda y asistencia a las familias de niños en riesgo de exclusión social, para conseguir su incorporación a la educa­ción reglada.

· Un Servicio de Refuerzo y Apoyo Educativo en Paterna.

· Proyecto “Fent Camí”. Un proyecto de inserción laboral de jóvenes (18-25 años) en riesgo de exclusión social, para que, realizando un itinerario formativo personalizado, puedan desarrollar sus habilidades y herramien­tas pre-laborales con el fin de alcanzar la óptima inserción laboral dentro de la sociedad.

· Proyecto educativo “Hogar La Salle-Amigó”. Desde 2014, este proyecto de carácter residencial e intercongregacional, está destinado a acoger prefe­ren­­temente a jóvenes entre 12 y 17 años en situación de guarda y/o tutela de la Generalitat valenciana.

Leemos en Patris corde lo siguiente: «De hecho, cuando nos enfrentamos a un problema podemos detenernos y bajar los brazos, o podemos ingeniárnoslas de alguna manera. A veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener»[40]. Creo firmemente que la acción lasaliana en este entorno geográfico es una clara respuesta ante las dificultades de tantos niños, adolescentes, jóvenes y adultos con tantas y tantas dificultades, para que encuentren en nosotros unos brazos para la acogida y un corazón abierto a acompañarlos más allá de nuestras fuerzas.

Y todo ello, desde una clara dimensión comunitaria. Ambos gestos compartidos se ven ahora ampliamente enriquecidos con la presencia del postulantado Arlep. Sin duda, las sinergias que se crean serán muy enriquecedoras para nuestros estimados postulantes y también para el resto de lasalianos.

11. Compromiso “intercongregacional”

«Debo considerarme con frecuencia como un instrumento, que no sirve para nada sino en manos del Operario»[41].

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Durante los últimos años, he tenido la suerte de participar en el Consejo de las Familias Carismáticas, auspiciado por la USG/UISG. Desde él he intentado contribuir, a partir de nuestra experiencia como Familia Lasaliana, a potenciar el desarrollo de este fuerte movimiento de Iglesia que nace de un carisma compartido de las congregaciones religiosas y los laicos identificados con su respectivo carisma fundacional

En líneas generales, la intercongregacionalidad nos posibilita superar la “autorrefe­rencialidad” y vivir más la “cultura del encuentro”, tal como nos invita reiteradamente el Papa Francisco. Va más allá de “trabajar juntos” e, incluso, de apoyarnos mutuamente en la misión. Es una nueva forma de VIVIR JUNTOS por el Reino porque, por encima de “colaborar en o con”, nos lleva a “compartir vida y misión”.

En el 2014, tuve la suerte de participar en nuestro 45.º Capítulo General. Entre otros retos, hicimos frente a la actualización de nuestra Regla y, además, fui miembro del equipo de redacción de la misma. Desde esta perspectiva, comparto la alegría que experimenté cuando aprobamos, refiriéndose a los planes y proyectos al servicio de los más pobres, el texto siguiente: «Esos planes incluyen la cooperación inter-congrega­cional, desarrollan la dimensión comunitaria de las obras educativas y favorecen la misión compartida para que se abra más al servicio a los pobres»[42]. Es fácil imaginar que, personalmente, me siento absolutamente identificado con ello.

Desde la cultura de la minoridad sabemos que juntos podemos más, que sumar nos enriquece y posibilita nuevas maneras de compartir nuestro deseo de buscar a Dios, de salir de nosotros mismos y abrirnos al otro, de poder responder con más fuerza al grito de quienes más sufren y son más vulnerables. Finalmente, nos ayuda a crecer a las propias instituciones y, sin duda, a los propios beneficiarios de nuestra misión común.

Comparto en este mi testimonio tres “gestos de amor inter-carismático”, que son el germen de un sinfín de “gestos de amor” en la cotidianidad en dichos proyectos.

· Primer “gesto de amor INTER”: Solidaridad con Sudán del Sur.

Tras el congreso “Pasión por Cristo. Pasión por la Humanidad”[43], los obispos de Sudán del Sur, invitaron a la USG/UISG[44] a considerar las necesidades de su pueblo, que sufría los azotes de una cruenta guerra sin fin. En 2008 se iniciaba el proyecto, que contó con nuestra participación FSC en su liderazgo y compromiso.

Su misión: crear instituciones y programas educativos, sanitarios y pastorales autosos­tenibles que ayuden a empoderar a los sudaneses del sur para construir una sociedad justa y pacífica. Un “gesto de amor” conjunto entre algunos institutos religiosos masculinos y femeninos, las mismas USG/UISG y la propia Conferencia Episcopal Sudanesa.

En la actualidad, 14 congregaciones religiosas, entre ellas la nuestra FSC, en 4 comunidades Intercongregacionales, con 19 miembros entre religiosos, religiosas y laicos provenientes de 13 países diferentes, son el corazón de este gran proyecto que moviliza un total de 260 congregaciones, donantes privados y agencias internacionales.

Sus iniciativas están centradas en la salud, la agricultura, la formación profesional del profesorado y las iniciativas pastorales. Trabajando mano a mano con la iglesia local, el proyecto ha desarrollado una escuela de formación de maestros, un instituto de capacitación en salud y una granja sostenible. Lógicamente, con una fuerte implicación pastoral en todos los ámbitos.

Se trata, pues, de una realidad viva, de un nuevo paradigma de colaboración y vida intercongregacional. En definitiva, de una apuesta fresca por un nuevo estilo de vida consagrada en el cual todos nos sentimos “instrumentos en manos del Operario”.

· Segundo “gesto de amor INTER”: Proyecto Fratelli.

Voy a hablar un poco menos de este proyecto puesto que es más conocido y porque, de alguna manera, algo he compartido al escribir sobre el testimonio 4[45].

Para empezar, quiero decir que me ha llenado el alma la oportunidad de formar parte, en estos últimos años, del Consejo Fratelli como órgano intercongregacional del proyecto, formado por dos Hermanos Maristas: Oscar Sánchez y Valdicer Fachi junto a dos Hermanos de La Salle: H. Jorge Gallardo y un servidor. Desde él, he podido comprometerme en la animación de la comunidad Fratelli Líbano y colaborar en la creación de una nueva comunidad[46].

En el presente año 2021, Fratelli cumple seis años de vida. Una oportunidad que nos permite ya aprender del pasado para responder a los desafíos de hoy y del mañana. Puedo afirmar que, a partir del próximo mes de enero, la comunidad se habrá visto renovada acogiendo a dos Hermanos Maristas y a dos Hermanos de La Salle de Rwanda y España, y laicos voluntarios que desde su inicio han formado parte de ella.

Fratelli Líbano es, en primer lugar, comunidad de vida y, por este motivo, de misión. Unos 30 educadores locales junto con la comunidad desarrollan el compromiso en favor de los niños, jóvenes y adultos sirios, iraquíes y libaneses más vulnerables. Se trata de un proyecto de frontera. Bour Hammoud (Beyrut) y Rmeileh son el alma geográfica del proyecto. Recordad que en torno al 50 % de los libaneses viven bajo el umbral de la pobreza, con una fuerte presión social y económica por la cantidad de desplazados por la guerra, lo que hace que las necesidades y urgencias se vean constantemente acrecentadas. Los diferentes programas del proyecto son respuestas creativas, solida­riamente comprometidas y desarrolladas en comunidad.

Creo firmemente que el proyecto Fratelli ha venido para quedarse. No está exento de dificultades, pero, por encima de todo, la voluntad de ambos Consejos Generales está en seguir caminando con la misma armonía que hasta ahora, creando “cultura Fratelli”.

De hecho, y no es menos significativo pero la dichosa pandemia me ha impedido desplazarme para conocerlos, la cultura Fratelli se está desarrollando ejemplarmente en España en las dos comunidades Fratelli existentes en Sanlúcar de Barrameda (2017) y en Melilla (2019). Dos ejemplos significativos más, a los que en breve se añadirá el nuevo Fratelli Maicao en la frontera entre Colombia y Venezuela, un nuevo proyecto en favor de los desplazados. Todos conocemos la situación.

A seguir caminando.

12. Hogar La Salle de Jerez: “Un gesto de acogida comunitaria”

«Solo los pobres vienen a buscarnos, y no tienen nada que ofrecernos más que sus corazones, dispuestos a recibir nuestras instrucciones»[47].

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Comparto este testimonio de acogida comunitaria preñado de amor y de ternura. En varias ocasiones he podido visitar esta comunidad y confieso que sería un lugar que me motivaría para ir destinado por los superiores.

Se trata de una comunidad lasaliana en la que Hermanos, Asociados y a otros seglares y educadores lasalianos la conforman junto a los chavales.

Una comunidad que busca vivir su vocación cristiana y religiosa siendo signo para cuantas personas conforman su entorno, de manera especial los jóvenes migrantes que viven en ella.

Un signo de fe, fraternidad y servicio. Una comunidad acogedora, al servicio de los más vulnerables, de los migrantes desplazados de sus países de origen, e insertada en la iglesia local y en la sociedad de Jerez.

Desde mi personal conocimiento, se trata de una comunidad con un estilo nuevo de ser y vivir la fraternidad y de organizarse, que, respetando lo fundamental y sin descuidar su propio crecimiento espiritual, busca dar nuevas respuestas en sus ritmos y dinamismos comunitarios. Todo ello en función de la misión. Con una fuerte conciencia de seguir a Jesús de Nazaret con un proyecto comunitario vivo y creativo que les permite “acoger el sueño de Dios” para sus vidas.

Les solicité hace unos meses un video sobre su experiencia comunitaria para compartirlo en la Asamblea de las Familias Carismáticas. Tuvo mucho impacto. Doy fe de que, sin ninguna exageración, manifiesta la realidad de su vida y compromiso. Como canta su himno, el “Hogar La Salle. Hogar de amor”[48]. Así es.

Un amor que hace posible y visible el rostro espiritual y humano de una comunidad centrada en Jesús, que busca ser una fraternidad viva y acogedora, llevando adelante una misión de compromiso en favor de la defensa de la dignidad y derechos de los más vulnerables desde el acoger, proteger, promover e integrar.

La comunidad, junto a los profesionales y voluntarios del Hogar, y en colaboración con otros asociados y comunidades lasalianas del entorno, animan y desarrollan diferentes proyectos y programas:

  1. El Hogar de Emancipación. Comparten durante dos años con 12 jóvenes migrantes.
  2. El Centro de Día, con cursos formativos para personas en riesgo de exclusión social.
  3. La Casa Nicodemo, que acoge y coordina a grupos que solicitan alguna actividad y presencia en el centro.
  4. Diferentes intervenciones en otras obras educativas y organizaciones lasalianas y/o de carácter social y eclesial en el entorno. Entre otras, los Círculos de la Fraternidad, la mesa interreligiosa, la mesa local para la convivencia, la plataforma Jerez-África, y otras redes de carácter solidario.

Me llama la atención la calidad y calidez en sus relaciones, su apertura al entorno lasaliano y local, su empeño en contribuir a la construcción de la familia humana, su sencillez y disponibilidad…

Todo ello, en fraternidad compartida, en comunión y con un compromiso de misión desde los valores del Evangelio. El Hogar La Salle de Jerez es, verdaderamente, una familia como la de Nazaret, en la que se vive con ilusión y alegría y contribuyendo a la construcción de un mundo más justo y solidario.

¡Un gran gesto de amor!

13. “Visitar”, como gesto de amor.

«Quienes se dirigen a vosotros vienen en medio de la noche»[49].

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Lo hemos afirmado en muchas ocasiones, el Hermano, todo lasaliano, ¡nunca se jubila! Sí, podemos jubilarnos a nivel profesional pero jamás como cristianos, a nivel de fe. Y, por tanto, no nos jubilamos nunca en nuestro compromiso con la misión, en nuestro servicio hacia los demás.

En mis años de Visitador, una de mis principales preocupaciones era buscar y ofrecer otras formas de misión, posible y adaptada a la persona, para los Hermanos que, llegada su jubilación civil, pudieran seguir respondiendo a otro tipo de necesidades que, bien en casa o bien en su entorno, pudieran realizar. No, no se trataba de tenerlos ocupados ¡ni mucho menos! Más bien, era posibilitar respuestas efectivas a muchas necesidades que, tanto la sociedad como la Iglesia, requerían. No era tarea fácil pero tampoco imposible. Todo, menos facilitar que la vejez se apodere de forma impasible de nuestra vida.

Lo sabemos: cuando el recuerdo es más insistente que la esperanza, envejecemos más rápido. Y quien, después de tantos años entre aulas y patios, se ve abocado a cambiar de vida casi de forma automática, y no tiene otras metas, envejece más rápido aún.

Necesidades hay muchas para todo cristiano y, por tanto, para todo lasaliano. Como afirmaba santa Teresa, “no es tiempo de tratar con Dios asuntos de poca importancia”[50]. Y los Hermanos y los lasalianos siempre tenemos un fuerte compromiso con los retos del presente.

Últimamente he leído un libro que recomiendo vivamente, y del que comparto esta afirmación: «Fecundan el mundo quienes, como José, saben soñar, escuchar, andar, proteger, cuidar. Quienes tienen confianza en Dios, en los otros, en sí mismos. Personas que toman sobre sí vidas de otros, el dolor y las heridas de otros, que viven el amor en la familia (comunidad) sin contar fatigas y miedos»[51]. Y esto sirve para todas las edades sin exclusión ¿o no?

Desde esta perspectiva, comparto mi último, y no por ello menos importante, “gesto de amor”, a partir de la experiencia de un grupo de lasalianos que, en diferentes lugares, colaboran, desde el voluntariado, en diferentes centros penitenciarios del entorno del Sector de “Valencia – Palma”.

Todo empieza con preguntas e invitaciones, todo sigue con respuestas comprometidas, una vez que se han superado lógicos miedos. La pregunta “¿dónde está tu hermano?”[52] nos recuerda, en primer lugar, cómo la sed de poder y de ser como “dios”, nos lleva a muchos humanos a delinquir e incluso a “derramar la sangre del hermano”[53], pero también, a que cada uno nos preguntemos personalmente de qué manera podríamos conseguir descubrir al otro como hermano.

Cuando vivimos apasionados por Jesús, cuando descubrimos a Jesús como nuestro tesoro, a la vez encontramos una manera de vivir en el mundo y descubrimos a los demás como hermanos. Y hacemos realidad aquello que tantas veces pronunciamos: que queremos que Jesús viva “siempre” en nuestros corazones. Y si Él vive en mi corazón, los otros –todos los demás– son fundamentales en mi vida, y entre ellos hago la misma predilección que hace Jesús, porque “quien dice que habita en Cristo debe vivir como Él vivió”[54]. Y sabemos perfectamente quiénes eran su “hermano y su madre” y quiénes eran sus preferidos.

Por abundar en el tema, recuerdo las palabras del papa Francisco: “la situación de las cárceles sigue siendo un reflejo de nuestra realidad social y una consecuencia de nuestro egoísmo e indiferencia sintetizados en una cultura del descarte” y nos invita a todos los cristianos, por tanto también a nosotros, a “superar la estigmatización de quien se ha equivocado” y a no excluir nunca el horizonte de la mirada del preso porque “nadie puede cambiar su vida si no ve un horizonte”[55].

Lasalianos de “presencia” y en “salida”. Creo que es todo un desafío reconocer a Jesús en quienes, por delinquir, se ven privados de libertad. Imagino la impresión que causa el hecho de entrar en la cárcel, traspasar reja tras reja, sentirse observado como un extraño… a la vez que se está limitado por los protocolos de funcionamiento, frustrado por no poder satisfacer las necesidades que deben manifestar los reclusos, tener que animar a quienes se sienten culpables de delitos de todo tipo… Y, a pesar de todo, vivir aquello de “estuve en la cárcel y vinisteis a verme”[56] y, mucho más, descubrir en los reclusos al mismo Jesús: “en verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”[57].

Es verdad, nuestros cuatro lasalianos (tres Hermanos y un Asociado) son cuatro de los aproximadamente 2.560 voluntarios de Pastoral Penitenciaria que existen en España, y los lasalianos somos una de las 208 congregaciones religiosas que colaboran en ella. Pero no se trata de números.

En general, nuestros voluntarios lasalianos realizan una labor de evangelización por medio de la escucha, la oración, la reflexión, el compartir testimonios de vida en la que la Palabra de Dios es un constante referente.

Se trata de “ser signo de misericordia de Dios, acompañando a las personas privadas de libertad hacia su identidad como hijos e hijas de Dios”. De esta manera, incidiendo en la prevención educativa para erradicar las causas de la delincuencia, en el acompaña­miento, la reinserción social y la promoción de la justicia en la víctima, intentan conseguir los objetivos propios de esta pastoral específica:

· Evangelizar el mundo penitenciario.

· Humanizar mediante la promoción de los derechos fundamentales.

· Servir de puente entre la cárcel y la sociedad.

· Informar y sensibilizar a las comunidades cristianas.

· Promover y formar agentes de pastoral.

· Apoyar y coordinar recursos, actividades y servicios.

· Acoger y atender a víctimas de delitos por la mediación, reparación y reconciliación.

Reconozco que este “gesto de amor” me emociona y llena de satisfacción pastoral. Me alegra esta presencia lasaliana, que es muy valorada por los responsables de los centros penitenciarios y cumple perfectamente lo de “acordaos de los presos como si vosotros estuvieseis presos con ellos”[58]. Desde esta perspectiva encontramos:

El Centro Penitenciario de Albocácer (Castellón), con unos 1.300 internos. Un centro creado en el año 2008. Cuenta con 1.214 celdas. A él acuden como voluntarios el Asociado José Ramón Batiste y el H. Raimundo Frutos. Ambos forman parte de la comunidad lasaliana de Benicarló desde hace siete años. En el centro penitenciario existen diferentes programas que desarrolla el voluntariado: Rincón de la Paz, un taller semanal de encuentro y diálogo; UNE-T, por el que los voluntarios visitan mensualmente a algún preso concreto que, por diferentes circunstancias, no recibe visitas de sus familiares; Eucaristía semanal y, finalmente, las salidas terapéuticas, excursiones de una jornada fuera de la cárcel, con las que colaboran los voluntarios junto a la policía y a los funcionarios.

El Centro Penitenciario de Maó (Menorca, Islas Baleares) con unos 70 internos aproximadamente. Un centro creado en 2012 y que cuenta con 172 celdas. Allí encontramos al H. Jesús Díaz, de la comunidad lasaliana de Alaior. Desde hace 10 años, participa como voluntario en la animación del taller de lectura. En este taller intenta motivar a la lectura, utiliza la lectura como mediación para el encuentro y el diálogo, y también promueve la alfabetización de adultos.

Por último, el Centro Penitenciario de Palma de Mallorca (Islas Baleares) con unos 1.400 internos. El edificio actual fue construido en 1999 y cuenta con 1.142 celdas. Respondiendo a la invitación del Delegado de Pastoral Penitenciaria de la diócesis de Mallorca, nos encontramos al H. Vicente Devesa, de la comunidad lasaliana y CHME de Pont d’Inca, como voluntario junto a otros seglares, religiosas y sacerdotes. El H. Vicente lleva cinco años de voluntario. Allí le podemos encontrar todos los sábados y domingos animando las celebraciones religiosas de fin de semana en los 14 módulos de internos que conforman el centro, al igual que está implicado en talleres de lectura y en apoyo al Instituto de Educación Secundaria del centro y al cine de verano. Esta mediación le posibilita momentos de escucha, de comunicación, y un sinfín de servicios con las familias.

Sin duda, son “gestos de amor” que posibilitan, incluso, verdaderas conversiones de personas que caminan en búsqueda y que, durante su tiempo de privación de libertad, experimentan un encuentro con Dios. Personas con rostro concreto, con nombre e historias personales y familiares, a los que se posibilita estar abiertos a un futuro de esperanza.

¡Si los muros, rejas y alambradas de la cárcel hablasen! Si hablasen, seríamos testigos de muchas experiencias de solidaridad, mucho compromiso, mucha inversión de tiempo y esfuerzo, mucho agradecimiento mutuo.

Todos ellos son reflejo de esta “paternidad en la sombra”, porque «siempre que nos encontramos en la condición de ejercer la paternidad, debemos recordar que nunca es un ejercicio de posesión, sino un “signo” que nos evoca una paternidad superior. En cierto sentido, todos nos encontramos en la condición de José: sombra del único Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos; y sombra que sigue al Hijo»[59].

En definitiva, “somos humanos cuando custodiamos vidas con nuestra vida”[60].

De eso se trata, porque ser lasalianos no nos exime de ser cristianos. ¡Todo lo contrario!

Agradecimiento a un “gesto de amor Signum Fidei”

14. Fr. Gian Piero Salvai, FSC

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«Que vuestra humildad y vuestra dulzura aparezcan en vuestros discursos »[61]

Como responsable de nuestra Familia Lasaliana, he tenido la suerte de acompañar a las Fraternidades Signum Fidei. La riqueza de las personas con las que me he encontrado, con las que he compartido experiencia de vida y misión lasaliana han sido muchas. Reconozco que me he enriquecido y he crecido interiormente con ellas.

Personas y experiencias que, tras tantos años de caminar juntos, puedo testimoniar la grandeza de los procesos asociativos que existen en nuestra familia carismática. Sin embargo, y como prueba de mi agradecimiento a todo ello, comparto el gesto de amor de un Hermano entregado totalmente a la causa asociativa en las Fraternidades Signum Fidei. Lo hago desde mi profundo respeto y admiración hacia su persona. Reconozco la calidad de su testimonio y, por ello, lo comparto contigo.

Nacido en Turín el 18 de octubre de 1946, antiguo alumno de las escuelas Lasalianas de Giavento y Turín, sintió su llamada vocacional para ser Hermano de las Escuelas Cristianas a la que respondió con generosidad. Tras su período de formación, realizó su misión en la escuela de San Felipe Neri de Massa (Italia). Sin embargo, Dios le tenía reservada otro tipo de misión.

En 1979, tiene que interrumpir la docencia por una enfermedad visual progresiva. Enfermedad que le conduce a una irremediable ceguera. Es fácil pensar en lo duro que supuso este momento, pero, lo más admirable para mí, es como ha sido capaz de afrontarlo desde la fe. Imagino que habrá tenido que superar infinidad de situaciones personales y sociales. Como buen hijo de San Juan bautista de La Salle, sin duda alguna, ha interiorizado a la perfección aquella recomendación suya: “Nada aprovecha dejarse dominar por el desaliento”.[62]

Yo lo he conocido ya completamente ciego. Ya llevaba tiempo como sucesor del H. bruno Bordone, quien acompañó a las Fraternidades Signum Fidei con anterioridad. Ambos estuvieron cercanos al H. Manuel Olivé en el inicio del nacimiento y desarrollo de nuestra primera experiencia asociativa. Comprendieron la importancia de los laicos lasalianos y de la vocación Signum Fidei en la Iglesia y en el Instituto

Personalmente le admiro por su profunda fe, su vivencia espiritual, su vocación de Hermano, su amor al Fundador y al Instituto y su alta estima a los colaboradores y laicos lasalianos, especialmente Signum Fidei. Educado, entrañable, cercano. Su ceguera no le ha impedido que desde 1990 hasta el pasado mes de abril, fuera Asesor Nacional de las Fraternidades Signum Fidei de Italia. Han sido 31 años de absoluta disponibilidad y entrega. ¡Todo un ejemplo!

Convencido que es obra del Espíritu Santo, se ha dejado guiar por Él e impulsado, no sin dificultades, el ímpetu de los inicios, dando lo mejor de sí mismo para que todos los miembros de Signum Fidei, lasalianos y Lasalianas consagrados al Señor, profundizaran su propia vocación, buscando sinergias con las comunidades de Hermanos y promoviendo formación y espiritualidad Lasalianas desde el Evangelio. ¡Incansable!

Los testimonios de quienes le conocen, estremecen. Su humildad, su generosidad, su escucha, sus palabras de ánimo, su búsqueda de respuestas a los retos de cada momento histórico le avalan como uno de los Hermanos más comprometidos en la Asociación.

Todos damos gracias a Dios por Fr. Gian Piero. De una manera especial en estos momentos que, sin dejar Signum Fidei puesto que seguirá animando la fraternidad San Felipe Neri en Massa, deja en buenas manos, en las manos de Fr. Mario Chiarapini la responsabilidad de Asesor Nacional de Italia.

Fr Gian Piero, gracias. Gracias de corazón por tu testimonio, tu valentía creativa, tu ternura de padre, por tu espíritu de obediencia, tu capacidad de acogida, por tu trabajo incansable, por el amor hacia toda vocación lasaliana y, todo ello, hecho con humildad, en la sombra como San José. Gracias por los momentos compartidos, por tus palabras y por tus silencios. Gracias por lo mucho que me has aportado, aún sin saberlo. ¡Eres un santo de carne y hueso! La ceguera de tus ojos no te ha impedido “mirar con los ojos de la fe” y no permitir en ti la ceguera del corazón.

Seguimos caminando juntos y damos la bienvenida a Fr. Mario.

Un abrazo Gian Piero, de todo corazón.

In memoriam

Deseo concluir mi compartir ofreciendo dos caminos de santidad. San Juan Bautista de La Salle nos invitaba a ser santos y a contagiar con nuestra santidad. Así lo expresaba: «Puesto que estáis llamados a procurar la santificación de vuestros alumnos, debéis ser santos con santidad no común; ya que sois vosotros quienes debéis comunicarles la santidad, tanto por medio de vuestro buen ejemplo como por las palabras de salvación que debéis anunciarles todos los días»[63].

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A lo largo de mi vida he podido estrechar las manos de algunos santos. Recuerdo haberlo hecho con santa Teresa de Calcuta, con Helder Cámara, con san Juan Pablo II. Sin embargo, de los santos que he conocido y con la imagen de san José en el trasfondo de todo este mi compartir, deseo recordar a los dos santos que más han tocado el fondo de mi alma: Juan y Francisco.

Como todos los santos, tenían muchos rasgos en común: su integridad, su coherencia, su finura espiritual, su compromiso hacia los pequeños, su responsabilidad en el trabajo, su amor a los demás.

Con ellos, te invito a revivir y a agradecer a las personas que, seguramente sin saberlo, han sido capaces de “mover tu corazón”.

15. H. Juan Sitges, FSC. Padre en el espíritu.

«Es tiempo de hablar poco y de hacer mucho. Mucho silencio, mucha humildad y mucha oración sean toda su solicitud, pues eso es lo que Dios quiere de usted»[64].

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«Es tiempo de hablar poco y de hacer mucho. Mucho silencio, mucha humildad y mucha oración sean toda su solicitud, pues eso es lo que Dios quiere de usted»[64].

¡Cuánto recuerdo tu sonrisa afable!, ¡tu sencillez!, ¡tu finura espiritual!, ¡tu educación!, ¡tu espíritu de comunidad!, ¡tu preocupación por el buen funciona­miento de la escuela profesional!, ¡tus oraciones por las vocaciones!

Fuiste el primer Hermano del que oí hablar y el primero que vi en mi casa, con tu hábito impoluto, con tu menuda y afectuosa presencia. Recuerdo aún el regaliz que me obsequiaste. Yo era muy pequeño, pero recuerdo aquella visita como si fuera hoy mismo.

Tus nueve años de director en el colegio de Santa Margarita marcaron toda una época. Jamás he escuchado a ninguna persona de mi pueblo ni una sola palabra negativa sobre ti. Y lo mismo se puede aplicar en los lugares donde pudieron gozar de tu santa presencia: Maó, Palma, Alaior, Inca, L’Alcora, Monreal del Campo, la Escuela Profesional y la Residencia de Pont d’Inca. Nunca escuche ni una sola queja contra tu persona, ningún mal gesto. Solo palabras de reconocimiento y afecto hacia ti. Lo pude comprobar especialmente en los encuentros con los antiguos alumnos.

Tus 97 años de vida fueron pletóricos en generosidad, entrega, trabajo, escucha, discreción y tantas otras cualidades que acompañaron tu dulzura y ternura de padre-Hermano. No, no me ruboriza afirmar que en ti reconozco a un santo, no de madera policromada: de carne y hueso. Un santo que, a pesar de que la vista no te acompañara, siempre tenías la mirada lasaliana con la que aprendiste a mirarnos con los “ojos de la fe” que, al fin y al cabo, son los ojos que verdaderamente importan. Bajito de estatura y grande en todo, siempre rosario en mano.

Al meditar sobre san José, me viene tu imagen a mi pensamiento. Obediente como José, trabajador incansable en la escuela, en el jardín, en la biblioteca, en la librería… sin sucumbir al cansancio o a tus noches oscuras o dudas, siempre con la confianza en Dios. Un hombre, un Hermano bueno y justo, como José.

Recuerdo el día en el postulantado cuando, con evidente emoción, me reconociste como hijo de mi padre e hijo de Santa Margarita. Me recordaste algunas de mis travesuras de niño. Desgranaste muchísimos nombres de gente de mi pueblo que ni siquiera yo conocía. Desde aquel momento siempre me sentí muy unido a ti.

Y mira, ¡oh casualidad!, mi primer destino como educador fue precisamente a la escuela profesional de muy feliz recuerdo. Corto tiempo, pero intenso.

Tuvimos más oportunidad de volver a pasar por el corazón anécdotas y experiencias “vileras”, de mi pueblo, y también de mi familia. Me recordabas cómo mi abuelo materno era de tu querida ciudad de Manacor y que, al igual que tu familia, también emigró con su esposa a Argentina ¡como tantos! Aunque, en mi caso, regresaron a Mallorca apenas nació mi madre.

La escuela profesional fue tu comunidad-hogar durante 22 años. Eras la referencia y memoria viva para todos. Con 75 años aún estabas dando clase y, cuando no, siempre había un tiempo para los alumnos que necesitaban una atención más personalizada. ¡Eras toda una institución en la escuela! Ello no te impidió seguir siendo sencillo, sin buscar privilegios, solo servir. ¡Cuántas horas en aquel cubículo – librería!

En una de las últimas entrevistas, en aquél tu despacho al fondo de la comunidad a mano derecha, antes de partir hacia Pont d’Inca, me dijiste: “yo ya no entiendo nada de lo que pasa hoy, pero rezo por todos para que seamos buenos lasalianos. Rezo por todos los Hermanos para que no descuidemos la oración”. Y a continuación dijiste una serie de nombres de profesoras y profesores que, según tú, eran garantía de que las cosas seguirían funcionando bien. Como siempre, viendo la botella medio llena y animando, sin reproches y con la sabiduría de quien reconoce en qué momento está y sabe situarse en él.

Gracias, querido H. Juan, por tu gran corazón.

Gracias, querido H. Juan, por tu bondad.

Gracias, querido H. Juan, por tu humildad.

Gracias, querido H. Juan, por tu santidad.

Son los regalos que Dios, por medio de tu persona, nos hizo a todos los lasalianos y lasalianas que te conocimos.

Concluyo esta acción de gracias con las palabras que te dedicó el H. Pascual Gregorio: “Hermano Juan de la sencillez. Hermano de la seria labor. Hermano siempre atento a la lectura y al estudio. Hermano Juan de la fe viva, con la seguridad amorosa que da la confianza en el Amado. Hermano de la fidelidad total: Ruega al Señor por nosotros. Pídele que te imitemos y lleguemos valerosos hasta el final”[65].

Gracias por tu vida, padre espiritual.

16. Francisco Martínez, Asociado para siempre. Padre en la vida

«Me alegro mucho de que toda su mira e intención sea cumplir la voluntad de Dios»[66].

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Termino mi último testimonio con un padre. Un padre muy especial para mí. Lo confieso: casi todos los días, por uno u otro motivo, me acuerdo de él. Francisco es una persona íntegra. Permitidme hablar en presente.

Su integridad y coherencia las ha demostrado en su cotidianidad, en su familia, en el colegio La Salle de Paterna como educador y director del mismo, en sus comunidades cristianas CVX y San Benildo, en su compromiso por la justicia y la inclusión, en… ¡tantos y tantos hechos en la “sombra”!

Al leer por primera vez “Patris corde” pensé: el jesuita Bergoglio, hoy papa Francisco, debió de conocer a Francisco en algún encuentro de CVX y, al escribir sobre san José, se inspiró en nuestro querido Asociado Francisco. ¡No me extrañaría nada!

“Con corazón de padre: así amó José a Jesús”, así inicia la carta apostólica. “Con corazón de padre: así amó nuestro Francisco a Jesús, a Maricruz, a Guillermo, a Dani, a Elena… a todos los suyos y a todos los nuestros. De lo contrario ¿cómo se explica la consternación que nos produjo su tránsito hacia el Padre? ¿Cómo se explica el llenazo, hasta la bandera, en el día de su funeral? ¿Cómo se explica que deseáramos recoger en un libro el testimonio de tantas personas que convivimos con él? ¿Cómo se explica que necesitáramos homenajearle, aun a sabiendas de que él hubiera preferido “pasar desapercibido”? ¿Cómo se explica que hoy siga vivo entre nosotros? La única explicación posible es que Francisco vivió “con corazón de padre”.

A día de hoy, aún me sobrecoge releer la intervención de su hijo Guillermo, y ahijado mío, en la presentación del libro “Francisco, puertas abiertas y zapatos gastados”, al afirmar: “Sinceramente, es un esfuerzo sobrehumano que seguro quedará en fracaso porque no es posible expresar por escrito lo que para un hijo significa un padre”. ¡Pues no! No quedó en fracaso, porque supiste llegar a nuestros corazones y hacernos revivir los sentimientos que teníamos hacia Francisco, tu padre, y sintetizaste a la perfección lo que todos pensábamos y sentíamos. Más bien ¡todo un éxito!

Francisco, en su vida, es una evidente síntesis de todo cuanto aparece en “Patris corde”:

· Como padre amado, supo servir, sacrificarte, comprender, aconsejar y ¡nunca fallar!

· Como padre en la ternura, supo entregarse con amor, ser afectuoso, regalar cariño por doquier.

· Como padre en la obediencia, asumió activamente las responsabilidades que la vida puso en su camino, tanto en la familia como en el colegio y en la comunidad

· Como padre en la acogida, vivió comprometido con la justicia social; las puertas de su corazón estaban abiertas a los más vulnerables, siempre abiertas para escuchar y acoger.

. Como padre de la valentía creativa, no le asustaron los retos, se implicó creativamente en la búsqueda de soluciones, sin escabullirse, sin miedo al fracaso.

· Como padre trabajador, tuvo un gran sentido de la responsabilidad, trabajó con determinación y entrega incondicional, superó toda adversidad y contratiempo.

· Como padre en la sombra, nunca quiso figurar, ni ser el primero, ni que le alabaran. Y, por eso, fácilmente se ruborizaba, porque era imposible que no fuera referencia para muchos.

Francisco, hombre de gran corazón. Un corazón, “mascletá” de amor. Un corazón desapegado de lo material. Un corazón rebosante de alegría contagiosa. Un corazón comprometido con la casa común. Un corazón implicado en la defensa de la verdad. Un corazón capaz de “mover los corazones”.[67] Un corazón transparente y abierto a la conversión[68]. ¡Un corazón de padre!

Escribo este testimonio el 6 de julio, por la noche, durante el III Capítulo del Distrito ARLEP, en Llíria, donde tantas veces correteó Francisco, y a los tres años de su última carrera en su 600 celestial.

Y, efectivamente, “tu sonrisa guiará nuestro recuerdo por siempre”.

Francisco, santo de hoy.

Reflexión final

Gracias por leer esta aquí o bucear por este mar de experiencias que te acabo de compartir.

Como lasalianas y lasalianos, sabemos que estamos destinados a ser “padres (y madres) espirituales” de quienes nos han sido confiados[69] y que san Juan Bautista de La Salle, mirando a los más vulnerables, nos pedía que los “amáramos tiernamente”[70] y, más aún, que fuéramos capaces de “reconocer a Jesús en ellos”[71]. No es fácil, pero tampoco imposible. Tenemos como “patrono y protector” a san José y ello ya es cierta garantía de buena navegación.

Lo sabemos: el amor es el mandamiento de Jesús[72], el que nos define como sus seguidores. Amar a Dios y a las personas, a los demás, exige gestos concretos más allá de las buenas intenciones. Se trata de un único amor, o del amor vivido en su plenitud.

Por este amor somos capaces de buscar y encontrar el sentido de nuestra vida. Sabemos que “es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano”[73]. Ayudar a los demás a encontrar su propio sentido de vida con nuestra palabra y testimonio se constituye en uno de los gestos de amor más grande. Aunque no el único.

Otro gesto de amor es comprometernos por la justicia y, en consecuencia, educar en la justicia, la solidaridad y la acogida. Bueno es recordar aquella carta de 1709 que nuestro Fundador escribió al H. Roberto y que, sin duda, también nos escribiría hoy: “Le aseguro que nunca siento mayor alegría que cuando me entero de que caminan con valentía por los senderos de la justicia aquellos que están confiados a mi dirección”[74]. Ningún lasaliano, ninguna lasaliana, es indiferente al compromiso, por amor, con la justicia, la paz y la solidaridad que se expresan en “gestos de amor y de acogida”.

Habrás podido comprobar cómo en nuestros entornos inmediatos existen personas y comunidades que dan respuestas efectivas llenas de “gestos de amor”. Habrás podido encontrar signos de belleza y alegría, frutos de un servicio desinteresado hacia los más necesitados. Todo gracias al amor.

No he pretendido agotar tantos gestos de amor reales como conozco. Más bien, compartir algunos de ellos y de los que doy fe. Gestos que, en uno u otro momento de mi vida, han elevado mi alma, erizado mi piel y/o llenado de profunda emoción. Gestos reales.

Los nombres que aquí has encontrado no agotan ¡ni mucho menos! todas las posibilidades. Tú mismo puedes enriquecerlas con otros nombres. Sin embargo, todos ellos son personas reales, comunidades reales, experiencias reales. Estos “gestos de amor lasalianos” son fruto de quienes, desde la sencillez de vida, vuelcan sus sentidos hacia los demás porque cuidan su corazón, un corazón noble y puro capaz de darse por entero. Un “corazón de padre y madre”. Vienen a mi memoria aquellas palabras de Carl Jung: “tu visión devendrá más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón… Aquel que mira afuera, sueña. Quien mira en su interior, despierta”.

Espero que, lejos de una mirada crítica y analítica, mires mi contribución como un gesto de agradecimiento personal hacia ellos, y despierte y suscite en ti el agradecimiento por quienes en tu vida han contribuido a tu crecimiento por fuera y por dentro.

Que te anime a realizar, a ti también, más gestos de amor en la familia, en la comunidad, en nuestra misión educativa, en nuestro entorno social y religioso, porque contribuirás, a que el Año de san José, dé frutos abundantes. En todo caso, esta es mi aportación personal en la clausura del Año lasaliano de san José. Me ocurre lo mismo que al niño de la parábola: Para mí tiene sentido compartirlo contigo.

Que san José, patrono de toda la Familia Lasaliana interceda por nosotros. Al igual que se lo pedimos a san Juan Bautista de La Salle y a todos los Hermanos santos y beatos. Y que Jesús siga, siempre, viviendo en nuestros corazones.

Oración: ¡Y seréis mis testigos![75]


En todos los rincones y pueblos,
en todos los barrios y ciudades,
estamos llamados a ser tus testigos, Señor.

Con la fuerza de tu Espíritu,
llenos de tu presencia,
recorremos los caminos,
con nuestros hermanos y hermanas.

Somos testigos de la ternura de Belén,
de la incertidumbre del camino hacia Egipto,
del amor de la familia en Nazaret,
del bautismo en el Espíritu en el Jordán,
de las bienaventuranzas de Cafarnaúm
de las palabras y gestos de amor en Galilea,
de la alegría de Caná,
de la amistad en Betania,
de la entrega con pasión, muerte y resurrección en Jerusalén,
de la importancia del camino compartido en Emaús,
de la Ascensión.

Somos testigos de tu Resurrección, de tus apariciones
a María Magdalena, a las mujeres de madrugada, a Pedro, a los Apóstoles y al incrédulo Tomás…
y de la venida de tu Espíritu en Pentecostés.

¡También a nosotros, Señor!
Testigos de tu amor y enviados a amar.
Señor, hemos ido a Galilea y allí te hemos visto[76].

Allí te hemos encontrado, de nuevo.
Allí nos has enviado a vivir y anunciar
conforme a tu Buena Noticia.

Allí, en la Galilea de nuestro corazón,
que se convierte, por ti, en gestos de amor compartido.

Gracias, Señor, por permitirnos ser tus testigos lasalianos
en medio de nuestro mundo,
ante los niños, jóvenes y adultos
que pones en nuestro camino. Amén


“Cuando sueñas solo, sólo es un sueño; cuando sueñas con otros, es el comienzo de la realidad“

Helder Cámara

Notas del texto:

  1. Salmo 13,13

  2. Patris Corde 7

  3. CE 2,6,1

  4. Cf Patris Corde 1

  5. MF110,1,2

  6. Mt 25, 35-40

  7. Patris Corde 2

  8. MF 80,3,2

  9. Oscar Wilde (Irlanda 1854 – Francia 1900). Poeta, escritor, dramaturgo.

  10. Patris Corde 3

  11. CT 15,2,3

  12. Carta 12,9

  13. Carta 47,15

  14. Día de la Vida Consagrada. Febrero 2015

  15. Patris Corde 4

  16. San Marcelino Champagnat

  17. Patris Corde 5

  18. CE 3,13,3

  19. Patris Corde 6

  20. MR 207,1,2

  21. Patris Corde 7

  22. MF 104,1,2

  23. C 70,2

  24. Mt. 23,8

  25. ” MD 77,1,1

  26. MD 39,3,2

  27. Warren Buffet. Conocido empresario estadounidense.

  28. Marco Tulio Cicerón.

  29. Carta 54,8

  30. MF 164,3,1

  31. Ap 21,5

  32. Jn 1,11

  33. Aldous Huxley

  34. Proverbio griego.

  35. Lc 10,42

  36. CE 2,6,1

  37. Cf. Hablemos de Familia Lasaliana pág. 10. CIAMEL. Roma 2020

  38. MSO 6

  39. Censo del año 2020

  40. Patris corde 5

  41. RP 3,0,9

  42. Regla FSC 29,1

  43. Congreso sobre la Vida Consagrada. Roma 2004.

  44. USG: Unión de Superiores Generales. UISG: Unión Internacional de Superioras Generales.

  45. Testimonio 04. Miquel Cubeles del presente documento.

  46. Fratelli Maicao: frontera entre Colombia y Venezuela.

  47. MF 86,2,2

  48. Compuesto por Fernando García “Rey de Copas”.

  49. MD 37,2,2

  50. Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección, cap. I

  51. Carlos del Valle, Paladar de bienaventuranzas. Verbo Divino 2020, p. 241.

  52. Gn 4,9

  53. 1 Jn 2,6

  54. Papa Francisco en Lampedusa. 2013

  55. Papa Francisco. Encuentro sobre Desarrollo Humano Integral y Pastoral Penitenciaria. 8 de noviembre de 2019

  56. Mt 25,36

  57. Mt 25,40

  58. Hebreos 13,3

  59. Patris corde 7

  60. Carlos del Valle, Paladar de bienaventuranzas, l. c.

  61. C 70,2

  62. C 54,8

  63. Cf MD 39,2,2

  64. C 128,1

  65. In memoriam 2005, pág. 90.

  66. C 1,2

  67. Cf MD 43,3,2

  68. Cf MF 175,2,2

  69. Cf MF 157,1,2

  70. MF 96,3,2

  71. MF 166,2,2

  72. Lc 13, 34

  73. Ef 2,10

  74. C 60,2

  75. Act 1,8

  76. Mt 28,10