Título completo: Entre el Tabor y el Calvario. Una espiritualidad “con carne”.

Autor: Jesús Martínez Gordo

Ediciones Hoac, Madrid, mayo 2021, 244 páginas.

ISBN: 9788492787586

Breve comentario:

El autor nos invita a transitar los tres ochomiles de la teología y de la espiritualidad cristiana: El monte tabor, el monte de las bienaventuranzas y el monte Calvario. Interesantísimo estudio que en un primer momento hace una revisión crítica de las nuevas espiritualidades, y denuncia que suelen llevar al olvido del Calvario y de las Bienaventuranzas; y en una segunda parte, una síntesis de cómo históricamente la teología y espiritualidad han tratado a los pobres, los “otros Cristos”. Excelente recorrido por textos y autores. Por cierto, en la página 201 nombra a Juan Bautista De La Salle, como promotor de la formación de los hijos de los obreros… En la página que sigue, y hablando del contexto actual de la educación, nos plantea el desafío de seguir priorizando en nuestros centro educativos a las personas y colectivos desheredados.

He de decir que nunca como en este libro he visto tan claramente explicadas las principales  herejías cristianas, y tan bien relacionadas con el contexto religioso y el vocabulario actual: pelagianismo, gnosticismo, adanismo… individualismo, subjetivismo, esnobismo, polarización, falta de integración…
Espero que el índice y las citas que destaco os aumentará el interés por leer el libro.
Éste termina con una excelente metáfora “cabeza, corazón y manos”: teólogo, monje y militante. Relacionadas a su vez con los tres ochomiles.
Puedes seguir otros libros y artículos del autor en: https://www.religiondigital.org/jesus_martinez_gordo/

Clicar aquí para ir a las citas que destaco en este libro.


Índice:

PRÓLOGO.

Juan M. Uriarte Goiricelaya, obispo emérito de San Sebastián.

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

Experiencia y teología o ateología.

Los modelos ateo, deísta y teísta.

Diálogo y autocrítica.

CAPÍTULO I – La espiritualidad atea o profana.

1. El testimonio.

2. La experiencia.

3. La explicación.

3.1. La razón en libertad.

3.2. Unidad «Jesu-cristiana» y «comunión uni-trinitaria»

4. La razón.

5. El proyecto vital.

6. «La carne».

CAPÍTULO II – Las cinco búsquedas de las nuevas espiritualidades.

1. La «no-dualidad» (advaita).

1.1. La razón en libertad.

1.2. Unidad Jesu-cristiana y “comunión uni-trinitaria”.

1.3. Comunión de personas, no disolución

2. El «Silencio»

2.1. Deseo y libertad.

2.2. La “religión» y la «revelación»

2.3. Proyección y provocación

2.4. Nexo de comunión.

2.5. Mejor, ”misterio”

3. Lo «trans-egoico» y «trans-personal».

3.1. Los cuadros del boyero

3.2. Introspección y compasión

3.3. Trans-individualismo e inter-personal

3.4. «Mística de ojos abiertos»

4.- La pretensión de universalidad.

4.1. Diálogo por contrapunteo

4.2. La inagotabilidad de lo que decimos cuando decimos «Dios».

4.3. La «diversidad reconciliada»

4.4. Dos cautelas.

4.5. El «universo concreto.

5. Imaginarios «sin carne».

CAPITULO III – La espiritualidad jesu-cristiana» y «uni-trinitaria».

1. La unidad jesu-cristiana».

1.1. Jesús y Cristo

1.1.1. Pedro y Pablo.

1.1.2. El concilio de Nicea

1.2 Materia y leyes.

1.3. El misterio y la transparencia.

1.4. La pluralidad.

2. La comunión «uni-tranitaria».

2.1. Uni-trinitariedad y espiritualidades.

2.2. El concilio de Constantinopla

2.2.1. Experiencia inculturada

2.2.2. El choque.

2.2.3. El reencuentro.

2.2.4. La articulación

2.2.5. Y, de nuevo, la pluralidad.

CAPÍTULO IV – La espiritualidad ortodoxa

1. La liturgia

2. La eucaristía

3. Los iconos

4. La espiritualidad -hesycasta-

4.1. Prácticas y metodología.

4.2. El debate sobre la espiritualidad -hesycasta.

5. El sacramento de los pobres

6. La singularidad ortodoxa.

CAPITULO V – La espiritualidad latina.

1. Los “otros Cristos”,

2. La “mística excéntrica”.

3. Los pobres, los «otros Cristos>>

3.1. El primer milenio.

3.1.1. La identificación

3.1.2. La administración.

3.1.3. Señales de conflictividad.

3.1.4. El samaritarismo

3.1.5. Los cautivos, «la carne» de Jesús

3.2.- El segundo milenio.

3.2.1. La baja Edad Media (x-xv)

Los pobres de carne y hueso, no los de «corazón desapegado»

Trinitarios y cautivos

Una administración problemática

Conflictividad en todos los frentes…

Samaritanismo creativo.

3.2.2.- El Renacimiento y la Reforma (XVI-XVII)

«La carne» de la identificación

Tres frentes conflictivos.

Pocas luces y muchas sombras

3.2.3. El Barroco y la Contrarreforma (XVII- XVIII).

La identificación

Los pobres siguen siendo la «carne” de Dios.

La «eminente dignidad de los pobres”

Los «nuevos Cristos”

Samaritanismo.

El deber y el derecho.

Credibilidad y persecución

3.2.4. La crisis de los siglos XIV y XX.

CAPÍTULO VI – La cabeza, el corazón y las manos.

CAPITULO VII – El imposible hilo directo.

1. La «inmediatez mediada».

1.1. La noche oscura»

1.2. La «luz en la oscuridad».

2. Autentificada, además de mediada

3. La «radical cercanía» de Dios.

4. La intuición.

CAPÍTULO VIII – Entre el Tabor y el Calvario

1. «Con carne» y «de Dios».

2. Los tabores actuales

3. Los calvarios actuales.

4. El equilibrio y la articulación.


Citas que resalto:

“Entiendo que lo propio de una teología y de una espiritualidad jesu-cristiana pasa por circular entre los Tabores actuales ( “¡Qué bien se está aquí!-), los Calvarios contemporáneos (“¡Dios mío, por qué me has abandonado!») y el Monte de las Bienaventuranzas (¡Dichosos los pobres porque de ellos es el Reino de los cielos”!)” (Pág. 18-19)

“Ni Jesús ni sus primeros seguidores pretendieron reencontrarse consigo mismos, ampliar la conciencia y fundirse, finalmente, con el Absoluto. Por ello, la llamada unión “transpersonal” no era vinculante ni normativa para los cristianos. Más aún, no era la experiencia más elevada. Ésta seguía siendo el amor activo al prójimo y a los enemigos y el encuentro con Dios en el dolor ajeno. Por eso, la plenitud del cristiano no se encontraba en el olvido de sí mismo ni pasaba por perderse en el nirvana o por adentrarse en el silencio, en el vacío o en la «nada», sino por experimentar, desde el primer momento, el nuevo ser que conjugaba unidad individual y comunión interpersonal en términos de compasión, solidaridad y libertad personal. La mística o la espiritualidad “jesu-cristiana” acontecía en el encuentro con Dios en los crucificados de nuestros días. O era “con carne» o no era. Sin más contemplaciones.” (Pág. 62)

“…los [cristianos] orientales denuncian el cristomonismo y el jerarquismo que se apoderan de la teología y de la espiritualidad latinas, algo que los llevaría a sofocar constantemente el Espíritu y sus carismas, además de propiciar un magisterio y una forma de gobierno que, centrados en la defensa de la unidad y en su responsabilidad por ella, acaban incurriendo en autoritarismo e, incluso, en absolutismo monárquico. Y, obviamente, la réplica de la Iglesia occidental a la oriental cuando señala el riesgo, incontestable en su trayectoria histórica, de separaciones, de iglesias nacionales o autocéfalas en nombre del pentecostalismo (pneumatocentrismo), es decir, de una exaltación, según dicen, del tiempo del Espíritu, sin sitio alguno para el Hijo…” (Pág 102)

“…lo determinante en la experiencia «jesu-cristiana» no son nuestros sentimientos sobre Dios, sino los sentimientos «del mismo Dios». Y sabemos de éstos por Jesús, que, identificado con los pobres, participa de sus alegrías y angustias, es decir, de sus gozos y dolores.” (Pág. 190)

“…mi sorpresa ante el interés de las nuevas espiritualidades por el hinduismo advaita o el budismo Zen con descuido o silenciamiento de una tradición que, como la ortodoxa, es marca- damente tabórica y en la que, además, se emplean recursos y metodologías espirituales similares a los primados por ellas, aunque recibidos y aplicados en una matriz claramente jesu-cristiana у uni-trinitaria. No deja de sorprenderme este olvido ni la causa del mismo: ¿dejadez? ¿esnobismo? ¿adanismo? ¿hartazgo del dogmatismo? ¿temor a las Bienaventuranzas y al Calvario?” (Pág. 218)

“ Pero otro tanto hay que decir del militante cristiano: su atención preferente a la transformación del mundo y de la sociedad es duradera y consistente si está fundada en la relación con Dios, igualmente, gozosa y aguijoneante, en el mundo, en la vida, en la liturgia. Pero también en el conocimiento de lo que es seguir al Crucificado en los crucificados de nuestros días. El neopelagianismo y el prometeísmo son dos de las tentaciones que ha de eludir. Y con ellas, el riesgo de acabar quemado por vivir el compromiso liberador como si fuera un sprint y no una maratón.” (Pág. 219)

“… son «tabóricas» las aportaciones que enfatizan el disfrute y la caricia de las anticipaciones y transparencias de Dios en uno mismo, en el cosmos, en la vida, en la historia, en la liturgia o en la entrega de tantas personas, sin descuidar, por ello, la “carne”, es decir, el aguijón, presente como cruz, desolación, miseria, dolor o muerte injusta y antes de tiempo.” (Pág. 238)

“Entiendo como «calvarios contemporáneos» todas aquellas situaciones, personas y momentos en los que se actualiza la muerte del Crucificado en tantos crucificados contemporáneos que, por serlo, se constituyen en una permanente provocación y en una in- evitable llamada a bajarlos o a ayudarlos a descender de sus respectivas cruces. Son experiencias y teologías que enfatizan la presencia crucificada de Dios en los calvarios de nuestros días y de todos los tiempos y que, en coherencia con tal percepción, subrayan la importancia del compromiso, de la liberación, de las obras y de la transformación (personal y estructural) del mundo; en definitiva, en el espesor de la historia, en la vida, en la liturgia y en la realidad.” (Pág. 240)

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