Autor: Santiago Chivite Navascués.

Editorial San Pablo, Madrid 2021, 264 páginas.

ISBN: 978-84-285-6180-8

El autor, escritor y periodista, se adentra en un difícil cometido a la hora de acercarnos la figura de Jesús. Y lo hace con maestría, con sencillez y con hondura, no perdiendo en ningún momento la referencia evangélica, aunque le dota de un estilo novelado para hacer más cercano y atrayente, si cabe, a Jesús.

Se imagina un encuentro con Jesús en este siglo XXI, y va recordando hechos y dichos al hilo del paseo que da por los diversos lugares por donde Jesús anunció su buena noticia (Galilea, Nazaret, Judea, Tiberíades, etc.) teniendo como acompañante al Maestro: recuerdos de los apóstoles, lugares, personas… todo va pareciendo en una conversación distendida en un intento de hacer más asimilable la figura de Jesús.

No hay que perder de vista que es un encuentro novelado. Por eso, el autor se refiere a hechos y dichos de Jesús y los adapta a los distintos temas en los que ha dividido su obra. No nos extrañe que su discurrir en el texto suene de manera diferente a la habitual de los lectores más acostumbrados a bucear en los evangelios y encuentren cierta acomodación, saltándose los tiempos, dado que el autor considera necesario hacerlo al hilo de su narración.

Utiliza un lenguaje sencillo, ameno, cercano al hoy, trayendo la figura de Jesús de Nazaret del ayer al hoy y, vuelta al ayer desde el hoy, en preguntas interesantes que el autor refleja en su escrito. Sin duda ninguna, para los menos ávidos de lectura del Evangelio, este texto novelado las ayudará a comprender mejor a Jesús, el Maestro.

El libro está dividido en 25 capítulos de amena lectura. Los primeros más referidos a la familia, el lugar de nacimiento o de vida. El resto, más en consonancia con momentos claves de la vida de Jesús, ya sean sus enseñanzas o los milagros o ciertos momentos de mucha mayor significatividad: la montaña del Tabor o de las bienaventuranzas, el mar de Galilea, el huerto de los Olivos, el proceso cerca de Herodes o Pilatos, la muerte y el final de la vida.

A veces el lector de este libro puede tener la sensación de que el autor, en algún momento de su narración y diálogo con Jesús, parece que está hablando con otra persona, porque con frecuencia le recuerda cosas, hechos o dichos que Jesús debería tener en su mente… Pero claro, el autor dice que han pasado mas de dos mil años, y quizá el buen Maestro no se acuerda del todo de algunas cosas. Por eso, se atreve a dar interpretación de lo que ha sucedido o dicho Jesús en aquel momento, como si pretendiera asegurar que las cosas son así. Es verdad que, en ese intento, puede pecar de simplista, aunque para los menos familiarizados con la enseñanza de Jesús recogida en los Evangelios puede ser favorecedora de una comprensión y acercamiento sencillo de Jesús de Nazaret.

En el capítulo 24 del libro, el autor despliega toda su creatividad, porque ya no es sólo el encuentro con Jesús, sino que aparece la madre de Jesús, los apóstoles, Nicodemo, Pablo de Tarso, etc. que se sientan a comer. Y entre risas y recuerdos, Pablo lee parte del capítulo 13 de la carta primera a los Corintios, como colofón de la comida. Podría ser también el colofón del libro. 

Pero llegado al final, el autor se queda solo -Jesús desaparece- y se hace una pregunta: ¿Dónde estás? Porque el Maestro se ha ido y nos deja una tarea a hacer. Si ya hemos detectado todos los males, volviendo a la cruda realidad, como le comenta el autor al Maestro, ¿qué nos toca hacer? Jesús responde: “Pues si ya has detectado todos los males de nuestra sociedad, no te lamentes tanto y mira cómo actuar contra ellos… Tienes la caña… pesca, pues no vas a estar alimentándote todo el tiempo a golpe de maná” (pág. 248).

¿Dónde estás?… Jesús mismo lo responde: en medio de nosotros, en gozo y el sacrificio, en la tormenta y en la calma, en el encuentro con mucha gente que acaso sin saberlo, está llena de Dios, en aquellos que creen vagamente en algo… Jesús, dormido en la popa (como en el momento de la tempestad) no está al margen de lo que nos pasa, sino que va con nosotros en la barca. ¿Somos tan ingenuos de pensar que la barca se hundirá con Jesús en ella? O, más bien, ¿debemos fiarnos de que el Maestro sabe hacia dónde nos dirigimos? Pero, atención, hay que estar en la barca, ir con él en la barca, donde parece que duerme Jesús, no en cualquier otro lugar.

Un libro para leer con calma, para disfrutar de esos capítulos con tranquilidad y haciendo ese pequeño juego de estar aquí, en este siglo, pero trasladándose al otro, al siglo primero donde Jesús vivió. En ese cambio de ritmo entre el aquí y el allí, el autor nos llevará poco a poco, capítulo a capítulo a lo que él desea, cuando afirma como último párrafo del libro: “La tarde se relajó de pronto. Yo regresé a mi casa, gozoso, sintiendo en el alma la presencia íntima y definitiva de Jesús de Nazaret” (pág. 257).