Título completo: «¿Dónde me quieres llevar, Señor? Reflexiones sobre el discernimiento personal y comunitario»

Autor: Johannes Jean-Guy Saint-Arnaud

Editorial: Narcea ediciones, Madrid, 2006. 139 páginas.
ISBN 978-8427715189

El discernimiento es inevitable, desde esta afirmación el autor elabora una serie de reflexiones sobre el discernimiento personal y comunitario. Con un lenguaje sencillo y directo, explica qué es el discernimiento, ayudado con algunos ejemplos de la experiencia narrada por el mismo San Ignacio de Loyola. Todo cristiano está llamado a practicar el discernimiento, de manera espontánea y de manera explícita. Muy interesante, por claro y sintético, el capítulo que habla de la voluntad de qué Dios: manipular, relojero o el Dios de Jesucristo. El libro propone un sencillo método para discernimiento espiritual. En los dos últimos capítulos aporta algunas reflexiones y consejos para practicar el discernimiento comunitario, me parece muy interesantes sus indicaciones, si bien no desarrolla sistemáticamente este tipo de discernimiento.

Citas que destaco:

«Toda persona inteligente, confrontada a situaciones difíciles, espontáneamente discernirá para ver claro… La investigación científica es también un proceso de discernimiento… separando lo superficial de lo profundo, lo constante de lo esporádico, lo antecedente de lo consecuente» (Pág. 17)

«En el origen de todo discernimiento, hay siempre una pasión de vida y de verdad más o menos intensa y profunda… El discernimiento no podría comenzar ni terminar sin este deso de vivir y de conocer.» (Pág. 21)

«El discernimiento es así un laboratorio de integración de la acción de Dios y de la acción del hombre. Representa según Thomas Green, el ‘gozne entre la oración y la acción’, entre contemplación y compromiso. Gracias al discernimiento, se hace posible la unión entre lo visible y lo invisible, entre lo humano y lo divino, entre la libertad y la gracia.» (Pág. 22)

«El discernimiento de espíritus, más que intentar ver claro cómo actuar a la luz del Evangelio, más que comparar la vida con la de Cristo como modelo al que hay que imitar, más que todo esto, insta al cristiano a entrar en su experiencia interior leyéndola e interpretándola para descubrir allí las mociones del Espíritu». (Pág 25)

«La experiencia del discernimiento como toda experiencia propiamente espiritual, se distingue de la experiencia psicológica en que uno no toma ni se concede lo que busca, sino que lo recibe y lo acoge.» (Pág 51)

«El hecho de percibir lo real no a través de la propia voluntad, del propio punto de vista, sino del de Dios, lleva a la persona a ‘entregarse con relación a lo que no es Dios a un radical relativismo’ y a encontrar unas razones de vivir que no merman los problemas y dificultades de lo cotidiano. Como dijo Nietzsche: ‘Quien tiene una razón de ser para vivir, soporta casi cualquier modo de vida». (Pág. 75)

«Pueden aparecer elementos que corren el peligro de influir y perturbar la toma de decisión: miedo, inquietud ante un futuro lejano, imaginaciones inquietantes, racionalizaciones puntillosas, juego de pasiones y apetencias, presión del super ego, publicidades y propagandas, el qué dirán…» (Pág 100)

«Con frecuencia la tarea más ardua en el acompañamiento de un discernimiento espiritual no es orientar a la persona a descubrir la voluntad de Dios, sino ayudarla a consentir en esta voluntad, a concluir la decisión y a ponerla en práctica». (Pág. 101)

«San Ignacio la llama indiferencia, palabra ambigua para nuestros coetáneos; la expresión libertad interior expresa con acierto aquello de lo que se trata: desasimiento, desprendimiento de los intereses propios y apertura generosa e incondicional a todo lo desconocido, adonde la búsqueda de la voluntad de Dios pueda llevarnos a descubrir.» (Pág. 129)

[En el discernimiento comunitario] Faltan con frecuencia la acogida y el análisis de las mociones interiores. Hay un gran despliegue de esfuerzos de lógica y de razonamiento para explorar a fondo lo que se tiene en la cabeza, para escrutar las razones en favor o en contra de la opción sometida al discernimiento, pero se desprecia o se descarta lo que sucede en el corazón, las reacciones afectivas de todo tipo que acompañan siempre al análisis de las razones. Y sin embargo, el discernimiento espiritual propiamente dicho funciona a este nivel de la afectividad.» (Pág. 134)

Índice:


Una aventura llamada discernimiento:
El discernimiento es inevitable. El discernimiento hoy. Discernimiento espiritual.

Discernimiento de san Ignacio sobre la pobreza.
Examinar las elecciones. Ver y sentir. «¿Dónde me queréis, Señor, llevar?»

¿La voluntad de qué Dios?
Un Dios manipulador de marionetas. Un Dios relojero. El Dios de Jesucristo.

Libertad, discernimiento y decisión.
La indiferencia, preámbulo del discernimiento espiritual. La indiferencia como libertad interior. Radical relativismo. Indiferencia apasionada. El camino hacia la indiferencia. «¿Qué mandáis hacer de mí?»

Etapas del discernimiento espiritual.
Preparación. Deliberación. Análisis de las razones a favor y en contra. Análisis de las mociones interiores. Decisión.

Discernimiento y decisión.
Del discernimiento a la decisión. El trabajo de decidir. Puesta en práctica de la decisión. Decisión y elección en los Ejercicios Espirituales. Somos lo que son nuestras decisiones. Dificultades y decisión. El riesgo de decidirse. Decisión frente a la muerte.

Discernimiento comunitario sin discusiones
Una reunión sin discusión.

Consenso y unanimidad en el discernimiento espiritual en grupo.
El problema de la unanimidad. El riesgo de la ilusión. Más allá del consenso. La unanimidad, una esperanza. Buscar juntos la voluntad de Dios. Aceptación unánime de una decisión que no lo es. Hacer que el discernimiento sea verdaderamente espiritual.

Bibliografía.