Título completo: Dios, la ciencia, las pruebas. El albor de una revolución.
Título original: Dieu, la science, les preuves-L’aube d’une révolution.
Autores: Michel-Yves Bolloré, Olivier Bonnassies.
Editorial Funambulista, en coedición con Ladera Norte, Agosto 2023
Madrid.
ISBN: 978-84-1265-879-8
573 páginas.
Breve comentario:
En varios medios de comunicación pude leer sobre el impacto de este libro en la sociedad de Francia, de donde son sus autores. Y creo que la parte final del título es la que mejor refleja el mensaje del libro: algo esta cambiando en la ciencia, que de cuestionar la posibilidad de existencia de Dios, se está convirtiendo en un argumento de peso para cuestionar la visión materialista, mecanicista, que impera en la cultura científica de nuestra época. En el siguiente cuadro ilustran los autores este vuelco:
Algún amigo mío me dijo que sospechaba del título del libro: suena a apologético, a poco científico. Pero creo que no es así, al menos la primera parte (ver índice). Más discutibles son las pruebas al margen de la ciencia. Hay que tener en cuenta que este cambio de ciclo que pone sobre la mesa el libro no gira directamente sobre el Dios cristiano, sino en la necesidad de un principio deísta como argumento consistente para ser plenamente científico en la actualidad, y esto sí que es una revolución. Me he leído las más de 500 páginas en una semana, está muy bien escrito (y traducido) y no es imprescindible manejarse en tecnicismos científicos para comprender su razonamiento y las implicaciones del mismo. Hace unos días compartía con el Hno. Jorge Sierra la posibilidad de convocar a aquellos profesores de ciencias que lo deseen, después de invitarles a leer el libro, para un coloquio sobre el mismo. Sería una buena herramienta para practicar el diálogo fe-ciencia que nuestro Carácter Propio proclama (Cf. Pág. 11, Apartado 3.2 B)
Clicar aquí para ir a las citas que destaco en este libro.
Índice:
Prólogo
Prólogo a la edición española.
Advertencia.
INTRODUCCIÓN.
1. El albor de una revolución
2. ¿Qué es una prueba?
3. Implicaciones que derivan de las dos teorías: «existe un Dios creador» versus «el Universo es exclusivamente material»
LAS PRUEBAS VINCULADAS A LA CIENCIA
4. La muerte térmica del Universo: historia de un final, prueba de un comienzo
5. Una breve historia del Big Bang
6. Intentos de alternativas al Big Bang
7. Las pruebas convergentes de un principio absoluto del Universo
8. La novela negra del Big Bang
9. El principio antrópico o los fabulosos ajustes del Universo.
10. Los multiversos: ¿teoría o escapatoria?
11. Primeras conclusiones: un breve capítulo para nuestro libro, un gran paso para nuestro razonamiento
12. Biología: el salto vertiginoso de lo inerte a lo vivo
13. Lo que dicen los propios grandes científicos: 100 citas esenciales.
14. ¿En qué creen los científicos?
15. ¿En qué creía Einstein?
16. ¿En qué creía Gödel?
LAS PRUEBAS AL MARGEN DE LA CIENCIA
Introducción
17. Las verdades humanamente inalcanzables de la Biblia
18. ¿Quién puede ser Jesús?
19. El pueblo judío: un destino más allá de lo improbable
20. Fátima: ¿ilusión, engaño o milagro?
21. ¿Acaso todo está permitido?
22. Las pruebas filosóficas contraatacan
CONCLUSIÓN
23. El materialismo: una creencia irracional
Para profundizar
ANEXOS
Apéndice 1: Puntos de referencia cronológicos
Apéndice 2: Órdenes de magnitud en física
Citas que resalto:
“Con excepción notable y sorprendente de los lectores de la Biblia, todo el mundo o casi creyó siempre que el Universo era infinito en el tiempo, y esto por dos razones:
Primero, porque esa idea es intuitiva, y es la que se impone. Efectivamente, lo que el hombre percibe es que la Tierra es plana, que el Sol gira alrededor de la Tierra y que el Universo parece infinito en el espacio y en el tiempo, porque no se ve cómo podría tener un límite. Desgraciadamente, a veces, las intuiciones nos engañan. Se van a necesitar grandes científicos y descubrimientos importantes para mostrar que las intuiciones en cuestión estaban equivocadas.
Segundo, admitir un principio absoluto del Universo equivale, ipso «ex nihilo nihil», a admitir la existencia de un Dios creador, porque, según la famosa fórmula de Parménides, retomada por Lucrecio, («de la nada absoluta nada puede salir»). Queda por lo tanto claro que nunca hubo una nada absoluta, que forzosamente algo existió siempre. Entonces quedan dos posibilidades: o bien es el Universo, o bien es un dios trascendente, exterior al Universo, del que es su creador.” (Pág. 121)
“27. Brian Greene (nacido en 1963), profesor de Física y de Matemáticas en la Universidad de Columbia, especialista de la teoría de cuerdas:
«Hay números que caracterizan la masa, el peso del electrón, el peso del quark, la fuerza de gravitación […], la fuerza del campo electromagnético [etc.], unos veinte números caracterizan esos parámetros y otros rasgos de nuestro mundo; pero nadie sabe por qué esos números tienen los valores concretos que tienen. Ahora bien, […] incluso un mínimo cambio de esos valores conocidos causaría la desaparición del mundo que conocemos. […] Algunos dirán, quizás, que en ello se encuentra la prueba de un creador. Quizás haya un ser divino, un Dios. Un Dios exterior [al universo] que ajustó esos números exactamente al valor adecuado, para que pudiésemos existir. No sabemos si es la respuesta correcta. Y no estamos aún preparados para aceptarla” (Pág. 268)
“77. Michel Denton (nacido en 1943), antiguo director del Centro de Genética de Sidney, profesor de Bioquímica en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda):
«Sea cual sea la apuesta que se haga, sea cual sea la filosofía a la que uno se adhiera, a mi juicio es innegable que el cuadro global que se desprende de 150 años de investigaciones sobre las bases biofísicas y bioquímicas de la vida es compatible con la concepción de un cosmos expresamente moldeado. […] Resumiendo, el mundo aparece como si hubiera sido especialmente concebido para la vida; parece ser el resultado de un proyecto». – «Lo que milita con fuerza en contra de la idea de azar es […] el hecho de que, por dondequiera que se observe, sea cual sea la escala, se encuentra una elegancia y una ingeniosidad de una calidad absolutamente trascendente». – «La ciencia que, durante 400 años, parecía la gran aliada del ateísmo, se convirtió, en este final del segundo milenio, en lo que Newton y muchos de sus primeros partidarios habían deseado ardientemente: “la defensora de la fe antropocéntrica”.” (Pág. 282)
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