“A la luz de la fe se ven las cosas de forma muy distinta”

C 133.2

La Salle nos regala una nueva frase que nos habla de vivir la vida en profundidad, de educar la mirada para ser capaz de “mirar más allá” de lo aparente y de lo superficial.

Esta breve frase está extraída de una de las miles de cartas que La Salle escribió a lo largo de su vida. Muchas de ellas dirigidas a los Hermanos, otras enviadas a personas diferentes, algunas de ellas hombres y mujeres a las que él acompañaba. Hoy se conservan un centenar largo de estas cartas. Ésta, en concreto, iba dirigida a una mujer, una de las personas a las que acompañaba.

Y en este contexto podemos entender esta frase, porque cuando La Salle habla de fe, no se refiere a una fe etérea, sino una fe muy unida a la vida de cada día y una fe “útil” y que ayuda a vivir la vida más a fondo. Una fe que “desvela” o “deja traslucir” a un Dios muy presente en lo cotidiano, en los rostros de los niños y niñas y también, en los de sus Hermanos.

La fe, para mí, es un don y una gracia. Un regalo de amor que, seguramente, todas y todos recibimos, pero que no siempre descubrimos y alimentamos. Toda mujer y todo hombre tiene una dimensión espiritual, pero quizá la sociedad actual no ha creado un clima para poder cultivarla. Por ejemplo, ¿qué prima más en esta sociedad, el ruido o el silencio, la calma o las prisas, la actividad o la capacidad de parar? Y son estas dos, el silencio y la calma, dos premisas para cultivar la espiritualidad y para ser conscientes de que ese Dios que Jesús llamó “aitatxu” (papaíto) y “amatxu” (mamaíta) está en nuestras vidas.

Hoy mucha gente está en búsqueda, porque las preguntas interiores y profundas de toda la vida siguen en pie. Quizá se esté instaurando una espiritualidad laica, aquella que busca el sentido sin Dios o, por lo menos, sin religión, que no es lo mismo. Da la sensación de que el mundo está reiniciándose en lo espiritual. Y eso no tiene que ser negativo, porque creo que la religión necesitaba una profunda purificación y una limpieza a fondo de tantas cosas que eran culturales y, casi siempre, accesorias. Una espiritualidad sin tanto discurso religioso.

La Salle es claro, muy claro. La fe es un plus para el ser humano. Y nos aporta dos ideas claves:

1.- “A la luz de la fe…”

  • – La fe es una luz que brilla con mayor fuerza en la oscuridad, una luz que ilumina tu día a día, tu cotidianeidad, una luz que está siempre ahí, aunque no se vea. Una luz que nos habla de una presencia no visible, pero real.
  • En esto de la fe la iniciativa parte de ese Padre amoroso y compasivo. Es un acto de amor gratuito, como el de la madre o el padre que renuncian a muchas cosas que antes valoraban con tal de estar al lado de su “semetxo” (hijito) o de su “alabatxo” (hijita). Sencillamente porque es lo mejor y lo más importante que pueden hacer con su tiempo. Así es Dios: siempre juega fuerte. Y nos regala la fe, esa confianza de que en el fondo de la vida hay un depósito inagotable de amor y de bondad.
  • Y esa fe es una luz que nos guía y nos aporta:
    • confianza en la vida, es decir, nos ayuda a vivir la vida desde la confianza y de manera constructiva y esperanzada.
    • confianza en las personas, es decir, nos ayuda a ver a las personas sin prejuicios y desde la acogida y la aceptación. También confianza en nosotros mismos.
    • confianza en el mundo, aunque lo veamos tan enfermo y autodestruyéndose. La fe nos ayuda a ver las semillas de amor y de construcción que van germinando en este nuestro mundo.
    • confianza en Dios, en aquel que nos pone unas gafas distintas para ver de “otra” manera, más compasiva y sencilla, al mundo, a las personas y a nosotros mismos.

“…se ven las cosas de forma distinta”.

Bajo esa luz lo que ves tiene otra dimensión y otra profundidad. Y en concreto, esta fe:

  • Es una fe de ojos abiertos. No es una fe que nos evade del mundo, sino que nos ayuda a vivir en él de manera más consciente y profunda, de manera más comprometida.
  • O se transforma en obras o no sé si es buena fe. O transforma las pequeñas obras de cada día en obras significativas para los que te rodean o no sé si es fe.
  • Si la fe no sirve, no sirve para nada (parafraseando a algún famoso teólogo). Es una fe que se convierte en servicio, como si dijeras a los demás: “yo estoy para ti”.

La fe lleva, ante todo, a acoger a las personas como son, a hacerlas sentirse en casa contigo. Acoge a cualquier persona, sea como sea, tome las opciones que tome. Porque es una luz que ayuda a descubrir el corazón de las personas y de la realidad.

La fe se abre a otras tradiciones religiosas y a otras sensibilidades laicas, como si no entendiera de exclusivismos. Y es una fe que se abre, sobre todo, a aquellos que más necesitados y vulnerables se encuentran en este momento.

Y todo esto, ¿cómo puede aterrizar en la escuela o en tu labor educativa diaria? ¿Tiene la fe algo que ver con tu labor educativa en el aula, como tutor o tutora, como profesor, como educador en tu escuela… en casa o en la comunidad? ¿O en la labor educativa en la obra socioeducativa en la que estás?