Soy José Ramón Batiste (Benicarló), lasaliano no docente, he desarrollado mi labor profesional en el mundo financiero. Desde muy joven mi compromiso con La Salle ha estado marcada en el campo de los Antiguos Alumnos, con responsabilidades en el ámbito local, distrital e internacional; un verdadero regalo y fuente de muchas experiencias vividas, que junto con el ejemplo de mis padres, han ido marcando el camino de mi recorrido vital.
Tras una etapa de discernimiento y reflexión personal y familiar, y contando con un acompañamiento cercano, inicié el camino hacia la Asociación para la Misión, pronuncié mi primer compromiso en 2005 y soy miembro de la Comunidad Lasaliana (Hermanos y seglares) de Benicarló; una experiencia que sigue marcándome día a día.
Al finalizar prematuramente mi etapa laboral, La Salle me ofrece un «décimo premiado de lotería»: el CEL-2013; una vivencia donde descubro realmente la Palabra de Dios, especialmente los Evangelios; y al mismo tiempo se enciende en mi corazón, una necesidad de vivirlos y orientar mis acciones hacia un voluntariado de frontera. Para mí, el CEL representa un antes y un después en mi espiritualidad.
Comienzo en el voluntariado de Cáritas Inter-parroquial en el departamento de Acogida….escuchando, orientando, abrazando a muchas personas y familias que vienen desesperadas.
Esta experiencia me llevó a conocer (junto al Hermano Raimundo Frutos) la Pastoral Penitenciaria de la diócesis, y comenzar un proceso de formación inicial para finalmente formar parte del voluntariado de prisiones, donde regularmente vamos a la prisión de Albocàsser (Castellón II), donde conviven (sic) 1.400 presos varones, de diferentes edades, condiciones, nacionalidades, creencias y procedentes de muy diversas situaciones.

¿Que hacemos en la cárcel?
ACOMPAÑAR a personas que se han equivocado en la vida; hijos de Dios y por tanto hermanos nuestros. Mediante la escucha serena, con gestos de fraternidad, con abrazos y con palabras de ánimo y orientación….pero especialmente con la Palabra de Dios, que tratamos siempre de ofrecer en los talleres y visitas.
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré»
(Mateo 11, 28-30)
Quizá lo más difícil para mí, es ver en el preso el rostro de Cristo, especialmente cuando nos comparten la «mochila» de su vida…
Doy gracias al Dios de la vida por mantener el compromiso en este voluntariado, por sentirme mediador de la Misericordia del Señor y por poder compartir la oración y la meditación con muchos de los privados de libertad.
«Estuve en la cárcel y vinisteis a verme;
¿cuando Señor?
Cada vez que hagáis una de estas cosas en favor de un hermano más pequeño,
conmigo lo hacéis»
Mateo 25, 35-40