Título completo: La destrucción creadora. Cómo afrontar las crisis en las organizaciones motivadas por ideales.
Autor: Luigino Bruni
Ediciones Ciudad Nueva, Madrid, 2015, 101 páginas.
Colección: «Cultura y sociedad» – Enfoques
ISBN: 9788497154260
Breve comentario:
Hace ya algún tiempo publiqué aquí un artículo suyo sobre las comunidades que me encantó, está aquí debajo de este párrafo. Pero fue un día de retiro en Castelgandolfo, en la sede de los focolares (el autor pertenece de este movimiento), que encontré esté libro que ahora comento… ¡y ya me lo he leído dos veces! Porque engancha su manera de explicar las crisis y los desafíos que suceden en las instituciones. Porque a pesar de ser una traducción (del italiano) utiliza un lenguaje sencillo y atractivo, con muy buenos ejemplos, la enfermedad autoinmune que desarrollan todas las instituciones, especialmente las religiosas (hay una comparación entre comprar un fiat y un toyota muy iluminadora, pág 96). Recuerda el auotr que la finalidad de toda Organización Motivada por Ideales (OMI) es desarrollar el carisma de su fundador y Luigino Bruni define carisma como: «un don para ver (con los ojos del espíritu) cosas que otros no ven». Como puedes comprobar la relación del contenido del libro con la espiritualidad es muy estrecha. Advierte de que escribe intentando ser «honesto» con la realidad, es decir, llegar hasta el final en la manera de hacerse preguntas, y creo que lo logra. Es un buen libro para dialogar y compartir en comunidad. No quiero dejar de señalar que el libro es una adaptación de artículos que el autor ha publicado en la revista https://www.avvenire.it/ Muchos de los artículos que publica están en varios idiomas, incluido el español.
Además, puedes seguir otros libros y artículos del autor en: https://www.luiginobruni.it/es
Especialmente su reflexión en la serie: Organizaciones e Ideales (luiginobruni.it)
Clicar aquí para ir a las citas que destaco en este libro.
Índice:
Prólogo a la edición argentina
Prólogo a la edición italiana..
Introducción
Agradecimientos
1.- La fuerza de la confianza vulnerable
2.- El espíritu de las diferencias.
3.- Los incentivos, el alma, la lealtad.
4. El árbol y el campo de frutales.
5.- El anochecer en pleno mediodía
6.- Los profetas no mueren si son miles
7.- Los amigos del profeta y el espíritu de delegar bien….
8.- En las periferias es donde se aprende a resucitar….
Citas que resalto:
“Por eso las OMI, en su historicidad, deben tener la conciencia de que su razón de ser, su motivación ideal siempre será la de apuntar a un bien mayor que ellas mismas donde la vida institucional no ahogue la vitalidad y la idealidad del carisma.
Es muy fácil decirlo y es muy difícil practicarlo, debido a que la institucionalidad es imprescindible para que el todo carisma de sus fundadores no muera con ellos, pero a la vez la institucionalidad corre el riesgo de diluir la fuerza transformadora y siempre nueva de los carismas, convirtiéndolos en «edificios inmuebles», e inmueble es igual a inmovilidad, lo opuesto al dinamismo del espíritu.» (Pág. 7-8)
”Sin los profetas, la tierra prometida no es más que una utopía, las instituciones se convierten en estructuras de dominio y explotación de los más débiles y el mundo deja de escuchar a la voz que habla y al espíritu que sopla. (Pág. 21)
“… una comunidad o un movimiento carismático permanece vivo mientras pone a sus seguidores en las condiciones -siempre exigentes e indispensables- de poder embellecer, remodelar, pintar y también reformar el edificio. Mientras una comunidad conceda a sus miembros la posibilidad de remodelar creativamente el inmueble, de ejercitar lo que el economista Joseph A. Schumpeter llamaba «destrucción creadora», la calidad de vida de esa comunidad se mantiene alta y dinámica. En cambio, cuando no se dan esta posibilidad y esta libertad, la tristeza y la muerte de la creatividad se convierten en notas dominantes. Fuera de esta posibilidad arriesgada y vital, los escenarios probables son destruir el edificio o venderlo a otros propietarios, con lo que se pierde su identidad e historia.” (Pág. 29)
“Las comunidades y las organizaciones que han seguido siendo creativas y fecundas a lo largo del tiempo son las que han sabido convivir con la vulnerabilidad; las que no la han eliminado completamente de sus territorios pero han sabido atenderla. La vulnerabilidad (del latín vulnus: herida), como muchas otras palabras llenas de verdad, es ambivalente, porque la buena vulnerabilidad convive con la mala, y en muchos casos se encuentran entrelazadas. La vulnerabilidad buena está esculpida en todas las relaciones humanas capaces de engendrar: si yo no le doy al otro la posibilidad de herirme, la relación nunca alcanza la profundidad suficiente para ser fecunda” (Pág 33)
“Dejamos de ser generativos en todos los ámbitos cuando dejamos de juntarnos y de abrazarnos, sobre todo a los pobres. Las personas pierden creatividad cuando, con el pasar de los años, reducen el contacto con los distintos. Algo parecido está sucediendo también con las clases dirigentes de las organizaciones e instituciones, y por tanto también de las empresas: la cultura inmunitaria que las lleva a no contaminarse determina su esterilidad y su decadencia.” (Pág. 39)
“Su raíz [de las enfermedades de la organizaciónes OMI] está en la mala gestión del miedo a perder la originalidad y la identidad específicas del carisma del fundador. Por miedo a diluir, contaminar o deteriorar la pureza originaria de la misión de la comunidad-organización, se disuade a las personas dotadas de talento mayor y creatividad, se las percibe como una amenaza para la identidad del carisma. Y así, en lugar de emular al fundador en su creatividad se imitan las formas en las que históricamente se ha concretado y manifestado esa creatividad. Se confunde el núcleo inmutable de la inspiración originaria con la forma organizativa e histórica que ésta ha adoptado en los tiempos de la fundación, sin entender que la inspiración originaria se mantiene a salvo cambiando las formas para seguir siendo fieles a la esencia del núcleo originario. Y así todo termina por ser inmutable, por no cambiar, y se marchita. Los síntomas de esta enfermedad son muchos. El más visible es la aparición de una incapacidad general de atraer nuevas personas generadoras y de calidad.” (Pág. 58)
“En el origen de la enfermedad autoinmune se encuentra casi siempre un error de los dirigentes que consiste en utilizar a los miembros más innovadores solo para funciones y tareas ejecutivas y funcionales, sin permitirles cultivar y desarrollar sus propios talentos. Aquí está el quid de la patología (y del remedio).” (Pág. 60)
“Todo miembro de una comunidad carismática auténtica tiene características propias que lo diferencian radicalmente de otras figuras más comunes de nuestro tiempo (como el trabajador por cuenta ajena, el lector incondicional de un escritor o el activista de una asociación humanitaria). Todas estas figuras están presentes también en las comunidades y movimientos carismáticos, pero junto a ellas hay otras muy distintas. Son esas personas que cuando entran en contacto con un carisma-ideal no se encuentran con algo externo a ellas, sino que se encuentran consigo mismas. Esta experiencia es muy común en los movimientos espirituales, pero también podemos encontrarla, en distintos grados, en algunas entidades civiles, políticas y culturales.
Efectivamente, hay mujeres y hombres que cuando entran en contacto con una espiritualidad o con un ideal, inmediatamente perciben una profunda consonancia entre esa espiritualidad y su propia realidad interior más auténtica. En esas personas ya hay algo del carisma que más tarde las conquistará, pero no son más que simples portadores hasta que entran en contacto con una persona o con la comunidad donde ese carisma vive y actúa.” (Pág. 76)
“A las personas que tienen que gestionar una entidad carismática viva pero en declive les corresponde el oficio más difícil que hay, pero realmente fundamental: comprender, mejor antes de que sea demasiado tarde, que el proceso más importante que deben activar consiste en crear, retirándose, espacios de libertad y creatividad para que puedan surgir nuevas dinámicas y otras personas distintas de las que se generaron en la primera etapa del carisma” (Pág. 91)
«Un movimiento nacido de un carisma y convertido en OMI puede volver a ser movimiento si sabe dar muerte a las formas organizativas generadas por él. Es fácil de decir pero casi imposible de hacer.
Un movimiento convertido en organización puede conocer una nueva primavera carismática, puede resurgir si en alguna zona marginal del ‘reino’ hay minorías creativas que comienzan a reconstituir las condiciones que hagan revivir el mismo milagro de la primera fundación del carisma: el mismo entusiamo, la misma alegría, los mismo frutos.» (Pág 93)
«… el carisma solo puede volver a florecer si vuelve a contactar con las personas por la calle, olvidando su propia organización para dedicarse a las heridas y dolores de los hombres y mujeres de hoy, sobre todo los más pobres: la distancia con respecto a los pobres es siempre la primera señal de crisis de las entidades carismáticas. Los modelos se pueden y se deben renovar, porque el carisma no es el coche sino la marca de coches, la cual para vivir y crecer debe ser capaz de renovarse, de cambiar, de interpretar con creatividad su misión en el tiempo presente.
Después del gran diluvio, el capítulo 11 del libro del Génesis narra la historia de Babel. La humanidad salvada por Noé, en lugar de escuchar el mandato de Dios y dispersarse por la faz de la tierra, se estableció y construyó una fortaleza con una única lengua, sin diversidad. Después de las grandes crisis llega puntualmente la tentación de Babel: las comunidades tienen miedo y se fortifican para salvaguardar su identidad.
La salvación está en dispersarse más allá de las torres, en muchas lenguas, moviéndose sin tardanza hacia nuevas tierras y sin dejar de escuchar la voz buena que nos ha llamado.» (Pág. 99)
Imagen destacada: pexels-olga-kovalski-13596574 (modificada)