Jesús pone patas arriba la manera de pensar y sentir a Dios.
Ya no se puede expresar a Dios de otra manera… para el creyente cristiano ya no existe la figura de Yahvé, éste ha evolucionado, existe ahora la figura del Padre. Quien ve a Jesús ya ha visto al Padre. Son lo mismo. Dicen lo mismo. Sienten lo mismo. Aman lo mismo. «Jesús es Dios» no es una afirmación biológica, sino un desparrame de ternura, una locura de entrega de Dios, para decirnos que el amor nos hace divinos, como Jesús… Uf! Casi «na».
Luego no hay nada más divino que el amor, la estima, la generosidad… hacerse pan, dar la vida, resucitar. El de Nazaret, ese humano, ¡es Dios!
Jn 14, 1-12
No os turbéis. Creed en Dios y creed en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, os lo habría dicho, pues voy a prepararos un puesto.
Cuando vaya y os lo tenga preparado, volveré para llevaros conmigo, para que estéis donde yo estoy.
Ya sabéis el camino para ir adonde [yo] voy.
Le dice Tomás: – Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos conocer el camino?
Le dice Jesús: – Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie va al Padre si no es por mí.Si me conocierais a mí, conoceríais también al Padre. Ahora lo conocéis y lo habéis visto.
Le dice Felipe: – Señor, enséñanos al Padre y nos basta.
Le responde Jesús: -Tanto tiempo llevo con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre: ¿cómo pides que te enseñe al Padre?
¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo no las digo por mi cuenta; el Padre que está en mí realiza sus propias obras.Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, creed por las mismas obras. Os lo aseguro: quien cree en mí hará las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque yo voy al Padre.
Quien cree en mí hará obras incluso mayores… Normalmente pensamos que ya está todo dicho sobre Dios, que la creación se realizó un día y ya está, ahora marcha sola. Pues no, Dios sigue creando en las personas, en los creyentes, en ti y en mí, incluso seamos conscientes o no. Dios, desde que se encarnó en Jesús, ya no anda por los cielos, sino por la tierra, ya no anda por no sé qué cosas y lugares sagrados, sino en el camino, en la vida, en la búsqueda torpe de la verdad de cada humano.
La realización personal es la realización de lo divino en mí, es convertirme en colaborador, cocreador de su reino. Sí, Jesús es Dios, y nosotros seremos dioses en la medida que seguimos a Cristo.