Para realizar en grupo
Para este momento de interiorización y meditación necesito que hagáis un pequeño gesto: descalzarse, quedarse con los pies desnudos sobre el suelo.
Os pido que una vez descalzos, apoyéis completamente las plantas de los dos pies en el suelo.
Coloca tu espalda recta, la cabeza mirando al frente, las manos en el regazo.
Cierra los ojos y déjate llevar por la música y las palabras.
(Iniciar una música como la que os ofrezco de ejemplo. Cuida que no entre publicidad justamente en este momento)
(Deja que la música vaya sonando, al menos, unos 25 a 30 segundos)
Hazte consciente de tu propia respiración.
Respira profundamente, empujando el abdomen hacia abajo cuando inspiras,
soltando lentamente el aire cuando espiras.
Repite esta respiración lenta, abdominal, unas 10 veces en silencio.
(Recitar lo siguiente de forma pausada y meditativa)
Descalzo viniste al mundo.
Tardaste un tiempo en aprender a pisar la tierra, a sostenerte de pie.
Esta tierra que pisas es sagrada.
A través de tus pies desnudos estás conectado con todo el planeta.
A través de tus pies sientes toda la energía de la vida que bulle en esta casa común que es nuestra tierra.
Sientes la fuerza de toda la creación, que sube desde el suelo a tus entrañas.
Con los pies desnudos te conectas con todo el proceso de evolución de nuestro planeta, del universo… evolución que no sabemos a dónde nos lleva.
En el contacto de tu piel con el suelo traes a tu mente todas las personas concretas que te han cuidado en tu trayectoria vital, a todos tus antepasados.
Descalzo te llega el dolor de los que sufren el impacto de las crisis ecológicas,
…de los que en nuestro mundo tienen hambre y sed de justicia.
Descalzo haces visibles a los invisibles y descartados de la sociedad.
Sientes compasión por los niños y jóvenes que han retraso sus estudios, e incluso abandonado, a causa de las dificultades de la pandemia, sientes dolor por los que nos han dejado recientemente a causa del Covid.
Descalzo agradeces la maravilla de tu cuerpo,
los talentos que te han sido concedidos,
y agradeces lo que aún te queda por aprender en tu vida.
A pie descalzo imaginas los mismos pies desnudos de Jesús de Nazaret, andando por aquellos polvorientos caminos de Palestina….
Imaginas sus pies tocados, lavados, por las lágrimas de mujeres despreciadas por la religión.
Descalzo, visualizas el gesto de Jesús lavando los pies de sus discípulos, como síntesis de todo el Evangelio, de toda su vida.
Imaginas los pies heridos, atravesados, del Cristo de la cruz.
Imaginas sus pies transfigurados, resucitados, y ahora encarnados en tus propios pies. Tus pies, que ahora mismo están en contacto con el suelo.
A pie descalzo intuyes la ausencia y la presencia del misterio de la Vida, del absoluto, de Dios.
Descalzo te sientes más humano…
.. y más abierto a la transcendencia,
…descalzo.
(Puedes invitar a compartir algún pensamiento o plegaria, y escuchar o cantar…)