Aquí tienes el guion de esta oración para rezar en grupo o en comunidad. También dispones del archivo en formato Publisher (2,7 Mb).

El animador dirige unas palabras de bienvenida para motivar la oración.

Para nosotros, los lasalianos, soñar y tejer fraternidades pasa por mirar la realidad con los ojos de la fe. Les invitamos a leer todos juntos el texto de las Reglas Comunes que tenemos en la hoja de la oración de este mañana:

Todos: “El espíritu de este Instituto es, en primer lugar, el espíritu de Fe, que debe mover a los que lo componen a no mirar nada sino con los ojos de la fe, a no hacer nada sino con la mira en Dios, y a atribuirlo todo a Dios.” RC 2, 2

“Mire todo con los ojos de la fe. No debe apartarse de ella por ninguna razón. Ella le producirá en un día más provecho, más aplicación interior, más unión con Dios y más vigilancia sobre sí misma, que un mes de penitencia y austeridades, a las que se siente tan inclinada. Créame, usted experimentará su efecto, aunque tal vez ahora no lo comprenda. Una vez más aún: cuanto más se ponga en una simple mirada de fe, más se situará en el estado de sencillez de acción y de conducta que es aquél en que Dios la quiere.”
C 132

«Mire todo con los ojos de la fe. No debe apartarse de ella por ninguna razón. Ella le producirá en un día más provecho, más aplicación interior, más unión con Dios y más vigilancia sobre sí misma, que un mes de penitencia y austeridades, a las que se siente tan inclinada. Créame, usted experimentará su efecto, aunque tal vez ahora no lo comprenda. Una vez más aún: cuanto más se ponga en una simple mirada de fe, más se situará en el estado de sencillez de acción y de conducta que es aquél en que Dios la quiere»

SJBLS Carta 132

Lector 02:

Continuamos nuestra oración escuchando e interiorizando la siguiente canción, tenemos el texto en la hoja:

Audición:

Dame tus ojos, quiero ver.
Dame tus palabras, quiero hablar,
dame tu parecer.
Dame tus pies, yo quiero ir.
Dame tus deseos para sentir,
dame tu parecer.
Dame lo que necesito
para ser como Tú.

Dame tu voz, dame tu aliento.
Toma mi tiempo, es para ti.
Dame el camino que debo seguir.
Dame tus sueños, tus anhelos,
tus pensamientos, tu sentir.
Dame tu vida para vivir.

Déjame ver lo que tú ves.
Dame de tu gracia, tu poder.
Dame tu corazón, Señor.
Déjame ver en tu interior
para ser cambiado por tu amor,
dame tu corazón.
Dame lo que necesito
para ser como tú

(Coda)

Dame tus ojos, quiero ver… Dame tu parecer.

Lector 02:

Antes de pasar a la siguiente página, escuchamos el breve relato de “Diego y el mar”.

Lector 03:

“Diego no conocía la mar. El padre lo llevó a descubrirla. Viajaron al Sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos.
Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
-Ayúdame a mirar”. 

Lector 02:

Les invitamos ahora a leer personalmente y en silencio el texto que tienen en la página 2.

“También nosotros hemos de hacernos conscientes de esta necesidad. Necesitamos pedir ayuda para aprender a mirar la densidad de las periferias, con todo su vértigo e intemperie, con toda su violencia y su ternura, para reconocer el misterio paradójico que encierran. A saber, que justo en ellas y no al margen del es pesor de lo humano y las dinámicas estructurales que encierran, el nuevamente encarnado (EE 109) nos cita para seguir haciendo historia, con Él y a su modo, preparando la mesa del Reino, entre todos los expulsados y expulsadas del banquete neoliberal que acontece hoy en nuestro mundo.

Por eso necesitamos educar la mirada desde el reverso del sistema que son las periferias, pues nuestra tendencia es a mirar hacia arriba, en lugar de hacia abajo, y mirar los primeros planos en lugar de los secundarios, los lugares de reconocimiento, prestigio y poder en lugar de aquellos que son condenados a la invisibilidad, al olvido, a la insignificancia. Por eso necesitamos pedir la gracia de aprender a mirar al modo del Dios de Jesús y los profetas y profetisas que nos han precedido.

Los profetas y profetisas son aquellos que tocados por el pathos de Dios han convertido sus ojos en entrañas y han aprendido a mirar de un modo peligroso y molestamente contracultural, a la vez que esperanzado y cantarín, y no quejumbroso ni plañidero. Son aquellos que han hecho carne (y no mera declaración de principios) la revolución de los adverbios, es decir, que han gozado y padecido hasta las máximas consecuencias el abajo y no el arriba como lugar de la presencia de Dios, el afuera y no el centro como cita desde donde somos convocadas para ser abrazadas por la ternura del Dios hermano y hermana.

Ellos y ellas nos siguen recordando hoy que la experiencia de Dios no es una mística de ojos cerrados, sino una mística de ojos abiertos; no es una percepción relacionada únicamente con una misma, sino una percepción intensificada del sufrimiento ajeno. Nos siguen recordando que para encontrarnos con el Dios de Jesús no tenemos que cerrar los ojos sino, sobre todo, abrirlos a la hondura del ser y del misterio que acontece en las periferias humanas y existenciales. Sólo así podremos no quedar prisioneros en la cultura de la posverdad y la globalización de la indiferencia que naturaliza el sufrimiento y la injusticia.”


Lola Arrieta. “Acompañar en las periferias existenciales”. Narcea, Madrid 2020. Pág. 79

Lector 02:

Vamos a disponer ahora de un pequeño tiempo de meditación sobre estos textos que acabamos de escuchar o leer. Y les invitamos a hacer algún eco de ellos, repetir alguna frase, o responder a la cuestión que está sobre la mirada de nuestro Fundador en la página de la derecha:

¿Quiénes nos están mirando desde las periferias?

Después de cada una o dos intervenciones cantaremos el canto: “Con los ojos de la fe”.

Lector 01:

Llegados al final de nuestro tiempo de meditación y de compartir, unimos nuestras voces en la siguiente oración:

Todos juntos:

Señor, te pedimos
que nos des la mirada de fe:
Haz que los que viven en las periferias físicas o existenciales
no sean invisibles para nuestra mirada.

Danos una mirada humanizadora,
una mirada que posibilite, dé permiso,
deje aflorar el tesoro escondido en cada persona.

Haz que recuperemos nuestra mirada profética…
para descubrir cómo nos miras tú
a través de la mirada de ellos.

Danos la valentía de tu Hijo Jesús
para mirar con creatividad
Haz que a través de nuestras acciones
transparentemos tu amor
para con los derrotados de nuestro mundo.

¡Ayúdanos a mirar!

Lector 01:

San Juan Bautista De La Salle…  Ruega por nosotros.

Viva Jesús en nuestros corazones… Por siempre.