Autora: Antonietta Potente
Editorial: Paulinas, Madrid 2018, 181 páginas. ISBN: 978-84-16180-97-4
Breve comentario:
Plantea una reflexión sobre la Vida Religiosa no como vida separada, sino como presencia en medio de la vida, de la realidad. En estos momentos de crisis sobre el lugar y significado de lo religioso en general y de la vida religiosa en concreto, la autora platea la tesis de volver a enraizarse en la vida, a partir del Evangelio. Desde los orígenes, la Vida Religiosa salió al desierto, no para aislarse, sino para renunciar a los privilegios, para escuchar la realidad y, luego, para comprometerse con los excluidos. Nos urge leer los signos de los tiempos y lo que Dios está diciendo hoy a las Comunidades Religiosas. El libro puede despertar una lectura más existencial y teológica de los votos, de la misión y de lo que la Vida Religiosa puede aportar en este nuevo marco eclesiológico, no para estar separados, sino para ayudar a dar vida desde la laicidad.
Índice:
Introducción
Pre-texto.
Clave de lectura: la toma de conciencia del soplo.
Invitación a un método: para leer la realidad actual.
Las corrientes interiores.
1. La lógica de la profundidad.
La realidad no es como aparece: para aquellos que siempre la maltratan.
Cuestionados.
De la trascendencia a la profundidad.
Más patente de lo que aparece.
La crisis, el cero y la no flexibilidad.
La lógica que dilata los espacios.
Apartado respecto al juicio de la realidad.
Viaje introspectivo en la religiosidad de la vida.
Mentalidad y lenguaje: la capacidad de invertir.
¿Qué ha sucedido?.
Re-ligioso.
La ambigüedad del homo religiosus e inteligente.
¿Cómo es posible? ¡Qué extraño!
2. Todos hemos nacido allí.
El alma del tiempo.
Nuestras metamorfosis junto a las de la sociedad: de la religiosidad de la vida a la vida religiosa.
Nuestros siglos: entre el siglo XXI y el XX.
El presente más próximo.
Entre autocrítica y crítica.
En esta historia presente.
Memoria de su modo de estar en la historia.
Diáspora, laicidad, mujeres y clericalización.
La múltiple diversidad de la Edad Media.
Otro periodo de la historia: la vida monástica.
Acercándonos a las primeras intuiciones.
Mujeres y desierto.
El desierto.
La memoria viva de las Escrituras y los dolores de parto de la historia.
Una breve nota: Poesía sobre la oración.
3. Infinito deseo e imaginación
Las exigencias del alma: los votos.
Los votos en el tiempo.
Antes fue una iniciativa de cuidados hacia la realidad, después se convirtió en obediencia y luego fueron «los votos».
Los votos son una urgencia histórica.
El Poeta increado: la bendición infinita.
Abriendo la puerta.
Como si fuese una conclusión.
Las historias se entrelazan.
Lo específico.
¿Y el problema de las vocaciones?
Cerrando: la portada del libro.
Algunos textos que destaco:
«… sería suficiente entender lo que se ha terminado o está acabándose y discernir este momento. Y si así fuese, bienvenido sea el final, si tiene como objeto acabar con el activismo en la vida religiosa que, de alguna forma, coincide también con el ocaso del triunfalismo en la Iglesia» (Pág. 16)
«El enemigo principal, en la lectura de un periodo histórico en crisis, es la no flexibilidad la cual, a mi modo de ver, se debe al progresivo apagarse de la pasión por lo invisible en lo cotidiano y, por lo tanto por el Invisible, entendido como el Misterio más bello entre los misterios.» (Pág. 36)
«A lo mejor el lugar religioso es la misma realidad: religiosidad difusa en los lugares más despojados de la vida, más que en las absurdas construcciones de la humanidad.» (Pág. 60)
«…La vida religiosa de la postmodernidad carece de la misma falta de sueño y de imaginación. Sueño e imaginación sobre la realidad: sobre la manera de proponer y de inventar junto a la sociedad, una historia más vivible y diferente de la actual.» (Pág. 78)
«Personalmente, hoy, percibo a la vida religiosa como cansada.
Cansancio que no es debido -pienso- a su edad, sino a su despreocupación por ser vida.
Somos menos -también entre quienes siguen contándose con numerosos miembros en sus propias comunidades- y vivimos como si todavía fuésemos multitudes.
Cuando no estamos decepcionados o decepcionadas, estamos cómodamente satisfechos por lo que ya hicimos y entonces el presente poco tiene que decirnos, exceptuando la posibilidad de someterlo a una constante crítica.
…
La vida religiosa, desde hace años, se encuentra desorientada y asustada frente a las constantes transformaciones de la historia; en un mundo ‘adulto’ que se concibe autónomo y que no ama mucho las dependencias, nosotras achicando el horizonte, preferimos redefinirnos de puertas para dentro, desde el interior de nuestras estructuras.» (Pág. 83)
«La vida religiosa debería ser, en primer lugar, una experiencia existencial y no la elección de un status exterior.» (Pág. 87)
«Lugares privilegiados para aquellas experiencias de vida serán, sobre todo, los espacios de lo humano más ‘necesitado’: hospitales, escuelas, orfanatos, lugares de acogida. Como indicando que los gestos auténticamente religiosos no son los del culto, sino del cuidado.» (Pág. 96)
«El verbo de la fidelidad, alrededor del cual se desarrolla y se organiza toda la vida monástica es ‘¡escucha!’. Retraducido institucionalmente sería: sé obediente, es decir, escucha intensamente.» (Pág. 113)
«Se trata de religiosidad de la vida y no de la vida religiosa.» (Pág. 124)
«En el desierto aquellas mujeres, aquellos hombres, hallaron su lugar y su modo de estar en la historia. No fue un aislamiento, el lugar de la distancia, de la ascética renuncia al ‘mundo’, como ya dije, sino el alejamiento consciente de situaciones de privilegio que, siendo tales, no indican ni simbólica ni realmente espacios amplios y acogedores, ya que en el privilegio forzosamente caben pocas personas.
Entonces el desierto es la profecía místico-política relativa a nuestra forma de estar en la historia. No solo periferia geográfica, sino también existencial: ‘umbral del templo’, diría el Salmista (Sal 84, 11).» (Pág 134)
«Han despertado el deseo, lo han re-creado desde la nada. Han buscado un lugar totalmente desplazado respecto a un hipotético centro y a su respectiva centralidad… Tal vez el desierto sea justamente el espacio, antes simbólico y luego real, para reencontrar una condición de re-creación de la nada y volver a empezarlo todo. Experiencia del caos primordial que nosotros imaginamos locura del tiempo y que, en cambio, es sencillamente matriz de vida. » (Pág. 137)
«Tal vez más que hablar de los votos y describirlos, deberíamos preguntarnos: ¿A quién dedicamos nuestra vida? ¿Con quién nos solidarizamos en nuestras largas jornadas de trabajo, de compromisos, de estudio, de contemplativa e implorante oración? ¿Cuáles son nuestras preocupaciones?.» (Pág.. 147)
«Finalmente, es esfuerzo de todos, hombres y mujeres, desde que nacemos hasta que nos hacemos ancianos y ancianas, es entrar y permanecer en la vida, no afuera; no vivir separados. Lo dicen todas las religiones, lo reiteran todas las filosofías sapienciales y lo manifiestan nuestro mismos ciclos vitales cotidianos.» (Pág. 177)