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“Dios nos ha concedido diferentes dones, conforme a lo que quiso conceder a cada uno.” Rm 12, 6

No somos nada, no tenemos nada que no haya sido un regalo. No es un mérito nuestro, sino algo que se nos presta. No hace falta que estos dones deslumbren, cualquier don, por pequeño que nos parezca es don de Dios. A veces nos hace falta un poco de tiempo y una mirada más espiritual para detectarlos.

 

1.- ¿Qué dones crees que Dios te ha regalado? Podrás reconocerlo porque es como una habilidad, un gusto por hacer algo, te centra y te hace ir más allá de ti.

 

 

A veces no acabamos de tener claros cuáles son nuestros dones, y nos pasamos mucha vida sin ponerlos a trabajar, o gastamos tiempo despreciando los nuestros porque anhelamos los de los demás.

2.- ¿Qué dones has envidiado en otros?

 

 

 

 

Otras veces, nos apropiamos de nuestros dones. Los utilizamos para hacernos valer, para que nos quieran. Los absolutizamos, los utilizamos en beneficio propio, o para sentirnos por encima de los demás. En vez de utilizarlos para servir, los utilizamos para endiosarnos. Entonces los dones se vuelven en contra de uno mismo.

Lee la historia de José en el Antiguo Testamento. Es una lectura un poco larga, pero te ayudará a entender y a escribir la historia de tus talentos.
En Gen 37  José tiene un talento, pero lo utiliza de manera inmadura: le trae la enemistad de sus propios hermanos.

3.- En la historia de tus talentos ¿cuándo los has utilizado de manera equivocada, en tu propio beneficio?

 

 

Reconocer estas situaciones nos descubren que podemos vivir el don de otro modo, son como la purificación de Dios que quiere llevarnos a usas sus dones para lo que son, para su Reino.

Lee ahora, a partir de Gen 39, el resto de la historia de José. Cómo al reconocer que su don es de Dios se abre a otras dimensiones.

Cuando vivimos desde el don, vivimos desde lo que nos sale de dentro, el don nos mueve, y nos tenemos que dejar guiar hacia donde nos lleve. Al principio el don lo pretendemos controlar, luego es Dios que nos lleva a través del don. Te abre a la vida, te hace vibrar desde el fondo. Y descubrimos también que todo sirve: los dones y las equivocaciones, las cruces y los gozos. Dios lo rescata todo para dotarlo de fecundidad.

4.- ¿A través de qué dones tuyos intuyes que Dios habla al mundo?

 

Supongo que ya has descubierto que lo más importante no son los dones, sino la presencia de Dios en tu vida. En la vida uno va descubriendo que Dios quiere ser amado en sus dones, pero merece ser amado en Sí mismo. Por eso, no apegarse al don, renunciar a los dones es una oportunidad para amar a Dios por Sí mismo y no por lo que nos da. El Absoluto sólo es Dios, todo lo demás es relativo. Es parte del camino espiritual de aprendizaje.

 

5.- ¿En qué momentos el don o la dicha parecen haberse esfumado, perdido? ¿Cómo has reaccionado?

 

 

Atrás queda el narcisismo, atrás queda el doloroso camino de aprendizaje y maduración (como le pasó a José). Si nos dejamos conducir por Dios, descubrimos que los dones son para entregarlos. Descubrimos que Dios nos ha dado para siempre sus dones, que cuando otros nos reclaman nuestros dones, no nos queda otra alternativa que ofrecerlos.

6.- ¿Qué dones esperan otros que entregues?