Autor: LAIRD, Martin
Título: En la tierra silenciosa. La práctica de la contemplación
Editorial: PPC, Madrid 2017.
Páginas: 221
Breve comentario:
El autor nos presenta la práctica de la oración de silencio, de la contemplación, como la manera de hacernos consciente de la presencia de Dios en nuestras vidas. Está en nuestra naturaleza, solamente hace falta parar el continuo vídeo de nuestra mente y mirar como por encima de los hombros la realidad que somos y nos rodea.
Es un libro de fácil lectura, con rasgos de humor. Cita mucho a los padres del desierto para fundamentar la meditación y el silencio en la tradición cristiana. Como indicando que no todo nos viene de oriente, que en el Maestro Eckhard, Evagrio, el autor de «La nube del no-saber», Santa Teresa, San Juan de la Cruz… Podemos encontrar ya la técnica de la respiración, de la quietud y del silencio que tanto hoy se practica.
Índice:
0.- Introducción. Dios, nuestra patria.
- Descorriendo el velo: la ilusoria separación de Dios.
- El halcón salvaje de la mente
El video interior
La ignorancia aprendida y el ámbito del silencio. - La llamada del cuerpo a la oración
La postura
El uso de la palabra de oración
«La respiración asida como una gorra en la mano. La respiración en la tradición cristiana.
Ejercitando la respiración. - Las tres puerta del momento presente:
El camino de la palabra de oracion
La palabra de oración
Las tres puertas del momento presente - Los enigmas de la distracción
El enigma de la primera puerta: ¿eres tú tus pensamientos y tus sentimientos?
El enigma de la segunda puerta: ¿de qué guisa aparecen los pensamientos y sentimientos?
El enigma de la tercera puerta: ¿cuál es la naturaleza de estos pensamientos y sentimientos, y quién es consciente de ellos? - De víctima a testigo: ejercicios de aflicción
Paralizada por el miedo
Volver las tornas al miedo
No temer al miedo
Atrapada en las garras de la reacción
Estabilidad en medio del miedo
Ver a través del miedo
El dolor y la belleza de los lirios
El caos del ansia. - La liturgia de nuestras heridas: tentación, humildad y fracaso:
El beneficio de la tentación
Música tras la puerta de la desolación: humildad y fracaso - Epílogo: ¿Quién soy yo? Historia de un fracaso monástico.
Citas que resalto:
– «La disciplina contemplativa de la meditación no conquista nada. En ese sentido, y es importante subrayarlo, no es una técnica, sino una rendición de resistencias profundamente arraigadas que hace posible que lo sagrado en nuestro interior poco a poco se revele como un hecho simple y fundamental». (Pág. 22)
– «El problema de sentirse aislado de Dios y del prójimo se supera haciendo la experiencia del centro. Este viaje a Dios y al encuentro profundo con los otros en el territorio interior del silencio es un único movimiento» (Pág. 29)
– «Cuando la mente es llevada a la quietud, vemos que somos la montaña y no los patrones cambiantes del tiempo que hace en la montaña» (Pág. 35)
– «Esta sensación de separación de Dios y de unos con respecto a otros, esa profunda ingorancia de nuestro ser más recóndito, es una evidencia singular. Es la condición humana, y todos hemos comido de su fruto. Pero es también una falacia. Una falacia tejida en gran medida de ruido interior y ofuscación. Es el vídeo interior que se proyecta una y otra y otra vez, y secuestra nuestra atención, de suerte que pasamos por alto la más simple de las verdades: ya somos uno con Dios. La tradición contemplativa cristiana aborda este mismo asunto poniendo en evidencia esta falacia y aportando quietud a ese parloteo mental.» (Pág. 54)
– «Cuando empezamos a mirar hacia nuestro interior, hacia la oración silenciosa, nos enfrentamos al caos, y la palabra de oración sirve como un ancla en medio de la tormenta, como un escudo o refugio contra el embate de pensamientos, sentimientos, contra las oleadas de hastío y desazón..» (Pág. 113)
– » Cualquier crecimiento en la contemplación está llamado a aflojar el control del ego y el encuentro con el silencio lo dejará por una vez sin palabras (…) Lo mejor es sentirse cómo don la idea de ser siempre un principiante..» (Pág. 139)
– «Una de las grandes paradojas de la vida espiritual es que nuestros conflictos no están separados de la luminosa inmensidad en el interior de cada uno de nosotros.» (Pág. 178)
– «Cuando comprendemos que somos conciencia y no el drama que se desarrolla en nuestra conciencia, nuestra vida se vuelve más libre, más sencilla, más compasiva. El miedo todavía asusta, pero no le tenemos miedo al miedo. El dolor todavía duele, pero no nos sentimos heridos por el dolor.» (Pág. 180)