Dolores VeranoAleixandre, D. Mientras llega el verano, PPC, Madrid, 2016, 278 pp.

Cuando se pone a escribir Dolores, se nos anuncia algo refrescante y de “a pie”. Ha recogido en este libro una serie de artículos cortos que están llenos de viveza, de frescura y que no necesitan mucha teología para interpretarlos.

La autora, biblista y teóloga, Religiosa del Sagrado Corazón, Profesora jubilada de Sagrada Escritura en Comillas, va recogiendo elementos de la vida ordinaria, de los de cada día que apareen en revistas, periódicos ola radio y los va aderezando con su humor fino y particular o para llevar al lector a encontrarse con el texto bíblico correspondiente. Y es una suerte que, allí donde parece que no existe más que una anécdota o un “chascarrillo”, Dolores sabe sacarle el gracejo que le caracteriza para traer a colación qué hubiera hecho (o qué hace) Jesús en el texto del evangelio correspondiente.

Es un libro  que no conviene leer todo “de seguido”, sino saboreando los cortos capítulos (dos/tres por día) y quedarse rumiando lo que la autora nos quiere resaltar. En todos ellos, siempre hay una alusión a la vida ordinaria de cada día, a nuestra situación concreta, a lo que escribiríamos cada uno de nosotros (solo que, ella, lo hace de manera muy plástica y muy bien).

El libro es enormemente cálido (y no sólo por el título del verano que aguardamos a que llegue) sino porque se nos cuela por las entretelas de la vida dándonos un aroma que invita a su saboreo, lectura y disfrute. Es, además, muy positivo, como la vida de Dolores y muy femenino (hay algunas alusiones a cómo trata nuestra santa madre la Iglesia a las mujeres y ella se queja un poco, creo que con razón) de cara a reclamar el papel que deben jugar en la Iglesia. Pero, además, nos hace caer en la cuenta de que no podemos seguir viviendo de lamentos, de “ayes”, de recuerdos tontos del pasado como si “lo vivido fuera mejor”. El propio Jesús en su Evangelio nos hace mirar hacia adelante convencidos de que el Espíritu del Resucitado está ya con nosotros. Solo que… lo olvidamos con demasiada frecuencia y nos volvemos mustios, lánguidos en el vivir, olvidadizos en el obrar y se nos acaba pronto el ímpetu.
guinea 2Son preciosas en el libro las pequeñas inclusiones poéticas de algunos autores (hasta 31 veces) que rompen el hilo de lo que se va narrando; pues el libro no tiene capítulos que abarquen diversos temas de reflexión. Simplemente son como gotas que la autora va dejando caer al hilo de su reflexión y que se cortan por esas breves incursiones poéticas de autores diversos (Jiménez Lozano –el más repetido-, González Iglesias, D’Ors, Mateo, Albornoz, Praena, Szymborska o Sarasúa). Ellos y ellas, ayudan con estos breves textos poéticos a captar de nuevo lo sencillo, lo de cada día, lo que parece que no tiene relumbrón pero que nos hacen caer en la cuenta, como todo el libro de Dolores, de las cosas ordinarias de cada día a las que hay que saber encontrarle el brillo de lo menos habitual (el sol, la amistad, internet, los animales, las mochilas, los regalos navideños, etc.).

Un libro que como su autora quiere reflejar, sirve para “… aguantar intemperies y noches, para resistir la tardanza del reino sin perder el ánimo, para acechar los signos de la primavera que espera que llegue el verano.