Muy cerca estoy de Ti.

Más cerca estás de mí.
Mi aliento a ti lo debo.

El aire que respiro… tu Espíritu de vida, ¡Ruah!

Aliento que a ti debo
aviva mis sentidos,
latido acompasado
hacia la profundidad de mi ser.

Interioridad,
intimidad,
espacio sublime,
tiempo salvador,
kairós,
ahí estás tú.

El aire sosegado me sosiega
y calma mi impaciencia.

Es el tiempo de Dios y para Dios
en el silencio velo, vigilo y me sosiego
consagro a ti mis horas,
consagras tú mi ser
mi tiempo,
mi acción.

Respiro y respiro,
monotonía.

Respiro y aprendo
a ser paciente.

Respiro y oigo respirar.
No respiramos al unísono
¿Seremos capaces de acompasar
nuestra respiración?

Sólo en ti, Señor.

Respiro, acojo el don de Dios,
su Espíritu.

Respiro con las entrañas.
Acojo desde las entrañas
tu Espíritu de Amor.

Hno. Alberto García Arteaga.