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En Ruan, las familias y magistrados preocupados por lo que hoy llamaráimos delincuencia juvenil, solicitan a San Juan Bautista de La Salle que se haga cargo  de unos adolescentes y jóvenes “libertinos e indóciles “-en el lenguaje del siglo XVIII- demasiado jóvenes para ser encarcelados en La Bastilla.
La pedagogía de Juan Bautista y de los primeros Hermanos, firme, paciente, fraterna y profundamente inspirada en el Evangelio; los conducirá al uso normal de la libertad. Era el año 1706.