La fe divina es una virtud que mueve a creer con sumisión de espíritu y de corazón todo lo que Dios ha revelado, y con firmeza, todo lo que la Iglesia propone creer. Con sumisión de espíritu porque Dios no puede equivocarse ni querer engañarnos. 

DC1 101,1,3

La gran parte de las cosas en las que creemos en la vida se lo debemos a otras personas. Ellas con su ejemplo y compromiso permiten que sigamos creyendo, sobre todo cuando la fe vacila.
En mi caso la influencia la he recibido de mi familia, de mis padres. Nací, crecí y fui educada en el seno de una familia cristiana. Mis padres me enseñaron a creer, a tener fe, me enseñaron que la presencia de Dios en nuestras vidas es constante y con el tiempo y los años lo he podido comprobar.
He conocido a muchas personas que me han ayudado a crecer como persona, pero lo más importante es que también han tenido mucho que ver con mi crecimiento espiritual. Mis dos hijos son una verdadera bendición, ellos forman parte de este crecer diario. Veo en ellos la presencia de Dios y creo que son su obra.

Toda mi vida ha sido un proceso de transformación y conversión personal hacia el seguimiento de Jesús. Este proceso no lo he hecho sola lo he hecho con otros, para mi ha sido esencial la comunidad cristiana, la comunidad lasaliana.
En ella comparto mi fe, el seguimiento del evangelio, la plegaria.
La fe que me ayuda a sostenerme en momentos difíciles y que compartirla con mi comunidad me hace tanto bien.
Mi fe me ha ayudado a superar muchos de los obstáculos que me he encontrado en el caminar y vivir cada día, me ha hecho fuerte.
(Trabaje en hacer cuanto hiciere con la mira puesta en Dios y por sentimientos de fe)
En la comunidad vivo el evangelio, todos somos seguidores de Jesucristo. Leer el evangelio y traerlo a nuestras vidas y a nuestras realidades es una forma de vivirlo y enriquece nuestro hacer cotidiano. Me ayuda a ser mejor persona y a mirar todas las cosas con los ojos de la fe.
(Jesús no vino a anunciarnos tantas verdades santas de moral cristiana sino para decirnos a que las pongamos por obra…..)

La plegaria desde el silencio y la meditación, en mis oraciones busco la voluntad del Padre, reconozco el gran amor que Dios siente por mi y estoy convencida de que Dios me quiere y cuida.

(La oración es el sostenimiento del alma)

Con el convencimiento de la presencia de Dios intento ser un ejemplo para los demás, y transmitir ilusión por la Misión Lasaliana, misión asociada al servicio de los pobres, y en ello estoy tanto en Proideba como en Nou Horitzo.
Todo el tiempo que les dedico lo hago con fe y sabedora de que Dios se hace presente en estas obras y que mi vida habla de Dios .
Vivo mi vocación de servicio a los demás como si fuera un regalo. El compromiso adquirido de transmitir y llevar a cabo la Misión tiene lugar en mi día a día.
Este compromiso es algo dentro de lo cual me voy desarrollando, no algo que me ha llegado hecho, que me ayuda a avanzar a mi mejor yo posible.

(La presencia de Dios le será de mucha utilidad para ayudarle y alentarle a realizar con perfección sus obras)