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No me lo puedo creer. El Dios de Jesús nos regala su poder, su espíritu. Puedo perdonar en su nombre, puedo curar amando como él amó… me regala su mismo Espíritu. Ninguna divinidad ha sido tan generosa.
Recuerda, pero, que es el Dios de la cruz. No te regala un poder para dominar, controlar, crear dependencias y sumisiones. Te regala el poder de la cruz, de hacerse pan y vino para los demás, de amar a los enemigos ¿Qué te pensabas?
El Dios de Jesús es el que está herido en manos, pies y costado. Es fácil creer en un dios todopoderoso… por eso hasta que no te sientas tocado por sus manos, sus pies y su costado no has entendido nada, no le has entendido. Aún no has creído.

Jn 20,19-31
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».
Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

¿Crees en el Dios de Jesús?
Si es así tienes poderes, poderes de plena humanidad, de plena divinidad.
El poder de amar. Es el poder de la vida.
Dios te empodera, te da la capacidad.
Tienes vida.
Por su nombre.
Por creer en Él.

¡Aleluya!