Reflexión inspirada en la conferencia  de Teodor Suau en CONFER (17 de marzo de 2012)

Dios está loco. Es tal su locura que nos ofrece su amor gratuitamente. Jesús nos muestra el amor incondicional de Dios. Un amor que acoge a impuros, pecadores… un amor que cura, que transforma el agua en vino, que nos deja la libertad de negarle, condenarle e incluso crucificarle… La mujer que derrama su carísimo perfume es un icono del Dios cristiano. Igual que Jesús lava los pies a sus discípulos, igual que Jesús se parte en el pan y se derrama en el vino de la última cena, del mismo modo el perfume es singo de la gratuidad de Dios.
Esta novedad no pudo ser asimilada por la religiosidad de su época, tampoco los discípulos lo entendieron. Solamente la resurrección dará vida a este nuevo Dios. Aquí está el núcleo de la revelación cristiana. Aquí tiene sentido lo de la primera carta de Juan: Dios es amor.

“Una mujer entra en una cena de hombres y realiza un gesto de absoluta gratuidad: derrama un frasco de caro perfume”. Para entender la pasión de Jesús es imprescindible entender a esta mujer, a este Dios con el rostro del Evangelio.
No sé si después de casi dos mil años estamos entendiendo a Jesús.

Mc 14, 1-9
Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua, cuando se come el pan sin levadura.a Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban la manera de apresar a Jesús por medio de algún engaño, y matarlo. Pues algunos decían:
–No durante la fiesta, para que no se alborote la gente.
Una mujer derrama perfume sobre Jesús
Había ido Jesús a Betania, a casa de Simón, a quien llamaban el leproso. Y mientras estaba sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de alabastroe lleno de un rico perfume de nardo puro, de mucho valor. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los presentes, indignados, se decían unos a otros:

–¿Por qué se desperdicia este perfume? Podía haberse vendido por más de trescientos denarios, para ayudar a los pobres.
Y criticaban a la mujer.
Pero Jesús dijo:
–Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo es bueno,pues a los pobres siempre los tendréis entre vosotrosh y podréis hacerles bien cuando queráis, pero a mí no siempre me tendréis. Esta mujer ha hecho lo que ha podido: ha perfumado de antemano mi cuerpo para mi entierro. Os aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se anuncie el evangelio, se hablará también de lo que ha hecho este mujer, y así será recordada.