Padre, te alabo y te agradezco

porque te has dado a conocer a los humildes, a los pobres en el espíritu,

a los que se abren a tu amor.

Abre mi corazón para poder acoger tu mensaje. Para ser humilde de corazón.

Ahora Jesús quiero reconocerte como el Hijo de Dios,

como el Señor del cielo y de la tierra,

déjame Señor participar de tu amor

y de la misma confianza que tu sientes por tu Padre.

Jesús cuando sienta que el peso de mis problemas personales,

los problemas de la sociedad, los problemas del mundo y los problemas de cada día,

me van quitando la vida, y me van dejando sin esperanza, ven conmigo Señor.

Sana mis heridas, ahuyenta mis dudas, lléname de tu espíritu de fortaleza

y dame la sabiduría para poder asumir los retos de cada día

en la paz que solo la confianza en ti me puede dar.

Amén.